KINA JARAÍCES  |  Madrid, 04/12/2018

Hay una verdad que sobrevuela en todos los conciertos de LA LOBA. Se llama libertad y carece de metáforas. Esa que emana de los verdaderos amantes, los que viven desde dentro, con honestidad. Guadalupe Álvarez y Javi Calequi son las almas de este dúo argentino de las que no solo sale música sino también montañas, brisas, latidos, destellos.

La pasada semana esta pareja artística presentaba en el Café Berlín algunas de sus nuevas canciones junto al repertorio de su primer álbum, 'El disco hermoso'. Un trabajo de debut repleto de sutileza y calidez que hunde sus raíces en el folk rioplatense al ritmo de chacareras, zambas, bagualas o vidalas. Unos ritmos a los que tampoco renuncian en sus nuevas composiciones pero que, sin embargo, sugieren desprender algo nuevo. Quizá una energía menos blanca pero no por ello menos bella sino más instintiva, más profunda.

El nuevo matiz lo notamos enseguida en la ausencia de las acogedoras bombillas que siempre adornan sus escenarios, y que a mí particularmente me encantan, y en el vestuario de Guada, ahora de negro y con una racial banda oscura a lo largo de su brazo derecho que la transforma en un ser más felino y primitivo, pero igual de onírico.

Álvarez y Calequi arrancaron con 'Viento Patagónico', que en esta ocasión sonó más dinámica y jazzística, y cerraron con la buena costumbre de cantar entre el público la intimista 'Llueve con sol'. Acompañando a sus voces estaba el resto de la banda: la guitarra acústica de Javi, que cambió por la eléctrica en 'Del viso', en la que nos ofreció una poderosa subida rockera, la leona de Martín Leiton, la batería y percusión de Lucas Piedracueva, el violín de Laura de Arriba, la viola de Clara García y el violonchelo de Elisa Tejedor, perfectos cómplices de este universo creativo en el que siempre sentimos luces que nos susurran, que nos acarician, que nos abrazan.

Cuando vayáis a verlos recordad que en el cartel pone concierto, pero es magia.