VALLE  |  Jaén, 08/01/2021

Nunca se sabe cuándo te toca. Nunca se sabe cuándo da un giro la vida y, en lugar de esquivarte, te saca a bailar. Es como aquel que apuesta todo su dinero a un número de la ruleta y, mientras rueda la bola, besa en la boca a la despampanante desconocida de al lado para salir del casino cargado de billetes y con la chica del brazo. A ver... eso suena a "milagro" porque solo sale bien una vez de cada "mil" . Sin embargo, lógicamente, casi nadie lo intenta 999 veces. Mi amigo Toño García dice que no entiende a los que ven el vaso medio vacío o medio lleno porque siempre puede rellenarse. Sí, parece un alarde de optimismo pero, en realidad, sólo es una forma de decirnos que no hay que quedarse quietos. Que hay que seguir insistiendo, trabajando, actuando, ideando, creando o haciendo lo mismo de siempre para que, cuando llegue el momento oportuno, puedas arriesgar y rellenar el vaso hasta que quede rebosante, tentar a la suerte besando a la enigmática mujer de al lado como talismán y, ¿por qué no?, apostar todo por nada.

'Todo por nada' es la última y milésima gran apuesta de EL CLUB DEL AGUANTE tras 999 injustas bofetadas de la despampanante desconocida y de que siempre gane la banca. Una canción tan próxima como intrépida que empieza con un "turururú" que se burla del gran casino de nuestro sistema y de nosotros mismos o, en todo caso, de los que nos golpeamos una y otra vez contra nuestro destino del mismo modo que los salmones lo hacen contra la corriente. Sin pretenderlo, además, es el himno de una generación fracasada que no ha sabido liderar o, al menos, guiar la libertad que había en nuestras mentes a los demás órdenes de nuestra sociedad. No obstante, 'Todo por nada' es la dulce reivindicación del que no sabe ser de otra manera, del que, entre las cervezas, nunca ha tenido en la nevera ninguna lata con propósitos de enmienda. Una canción que, por melodía y letra, está destinada a clavarse en el corazón para ser el latido del no reconocido talento y del no pagado esfuerzo. Una esperanza de perdedores. Una débil flor entre piedras. Una música que llega tanto a identificarse con el oyente que se mancha cuando hablamos de si hacen country folk, rock fronterizo o canción de autor porque, realmente, El Club del Aguante lo que hace es coser alas para el alma, investigar vacunas para soledades, dibujar brillos en miradas o decorar nuevos hogares en el destierro.

Si este repugnante 2020 ha servido para aumentar nuestro aguante, asimismo los de "El Club" han ampliado la plantilla enriqueciéndola y pasando de 2 a 4 componentes. De esta manera, a la inteligencia y coherencia de Pedro Higueras "Dakota" y a la elevada inspiración de Michi Mapache en las cuerdas y voces, se une la experiencia de un Reserva del 56 y hombre de Ambolias con Los Arrabaleros, José Ángel Sánchez a la batería. También, la originalidad demostrada en Vuelacruz y Santa Rosa de Juande Ramírez al acordeón, mandolina, piano o como realizador del imprescindible videoclip que promociona 'Todo por nada'. Una filmación conceptual que, grabada a modo de cinta antigua, está llena de imágenes simbólicas que nos muestran el deterioro causado por el paso del tiempo o los limitados horizontes que nos marcamos cuando vivimos midiendo la celda de nuestra prisión. Una película que acentúa, si cabe, los sobresalientes arreglos musicales del tema, la cálida voz de Michi y las muchas sensaciones ya producidas por esta sublime canción que podéis disfrutar en esta página.

En definitiva, estoy convencido de que 'Todo por nada' es un beso imposible de rechazar, el número que toca en la ruleta y el agua que rellenará el vaso de esta banda. Un aspa dibujada en la tierra que indicará dónde está el tesoro del resto de las grandes creaciones de este excepcional grupo que, sin ninguna duda, por calidad y talento, merece todo seguimiento y atención.

Corría un final de otoño de 2017 en el que perdido, mientras iba midiendo la celda de mi prisión, la casualidad y la suerte quisieron que chocara con El Club del Aguante que empezó a decorar mi nuevo hogar en el destierro. Su música me hizo mirar el horizonte desde otra perspectiva y con más relatividad. Desde ese prisma y con esa banda sonora de fondo, las cosas empezaron a cambiar porque, la verdad, nunca se sabe cuándo te toca. Nunca se sabe cuándo da un giro la vida y, en lugar de esquivarte, te saca a bailar.