FERMÍN GÁMEZ  |  Jaén, 14/08/2017

Segunda grabación de la banda jienense EL CLUB DEL AGUANTE, con la que podemos erigirlos en estandartes del country folk al sur de Despeñaperros, tras 'Desde un sótano con vistas' (2016) grabada en riguroso directo la banda realiza el salto mortal y nos trae 'Condenados' (2017) desde el mismo sótano, con la misma actitud pero con una grabación de estudio propiamente dicha.

Compuesto por Pedro Higueras (Dakota), Miguel Ángel Martínez (Michi Mapache) y con la nueva, y acertadísima, incorporación de Rafa Hidalgo (Jaguar), guitarra también de los ínclitos Los Bizarros, El Club Del Aguante aún realizando una grabación de no muy altas cotas, huyendo de grandes estudios y productores estrellas, han sabido rodearse de un gran sonido, del mimo que requiere este estilo de música y de grandes colaboradores que le dan una grandiosa vuelta de tuerca plasmada en este trabajo. Participando Vicente Martínez (Kalavan), Isaac Aguilera (PianoBomba y otrora El Joven Isaac y Flores para la Máquina) y un enorme Rogelio Rojas al violín, imprescindible para entender la música en Jaén (solo mencionar que es fundador de Geyser, más tarde Apache, consulten hemeroteca), no podemos más que subir el volumen, abrir nuestro mejor whisky y hacer palmas con las orejas, desgranemos 'Condenados' pues.

El disco abre con 'Rumbo', un balanceo de armónica y guitarra acústica que nos abraza en un country autóctono, al principio nos llegan ecos de un hijo bastardo entre Nacho Vegas y Quique González, pero esto se va desdibujando durante el minutaje para entrar en un universo propio, voz suburbial sin estridencias, una relatora pura de vivencias, y almas de cruce de caminos, se nos acercan a personajes con Santi Campos en sus inicios y se nos desencuadran de la foto del mainstream pop de estos lares de un plumazo, aquí hay verdad y solo eso. Es una historia de caminos perdidos, de las que los mismísimos Joey Burns y John Convertino seguirían rítmicamente con los pies y asentirían felices, "y esa brújula cargada de lamentos, la olvidé hace mucho tiempo en el poso de un café".

'Espinas', segundo tema, es el single de adelanto, comenzando con una percusión evocadora de las tribus masacradas en Norte América, tribus a la postre condenadas, se nos presenta más simplista que la anterior pero causando el mismo efecto Calexico arrollador, fronterizo y redentor, cantado desde un agujero, es una visión de parias deambulando y escupiendo sus lamentos por un desierto calcinante. 'Condenados', con una introducción de Rogelio Rojas inmensa solo requiere una escucha para el enganche absoluto, nada que decir, solamente elogios cabrían aquí. 'Al cielo solo llegamos los locos' tiene un raro toque a ese Joaquín Sabina que, aceptémoslo, nos gusta, la cadencia de su voz está ahí, incluso la pegada de su poesía, todo esto hasta la llegada de un estribillo que hilvana con el pop americanizado que está calando poco a poco en este país, no es mi tema favorito, no engaño a nadie, pero sigue siendo un buen tema de pistola cargada al sol de mediodía.

Continúa el disco con 'Ellas Solas' perfecto country folk movido, de caja rápida y banjo compañero de una perfectamente engrasada armónica, lírica simple y directa para el tema más esperanzador de 'Condenados'. Y como colofón 'Al margen de lo callado', con el que nos abren las puertas de un Saloon donde pediremos una botella tres X y en donde en una esquina con poca luz están El Club del Aguante desgranando la madurez musical de su ciudad, no hay estridencias, solo música country que ahonda en los pequeños detalles acompañada de una producción ad hoc para el estilo que practican.

Destacar el papel de Sr. Circo Chatarrero en todo el proceso de la imagen de la banda, por favor no dejen de apreciarlo.

Jaén, lugar donde cabe cualquier sonido, desde el Doom hasta el Rocksteady, desde el Tango hasta el Jazz, desde el Stoner hasta, como en este caso, el Country Folk de más altas miras.

'Condenados' es un ejemplo de la buena música hecha en estos parajes, un imprescindible con el que vender irremediablemente tu alma.