JUAN JESÚS GARCÍA  |  Granada, 25/04/2010

En una semana en la que parecía que todos, Abril Para Vivir, Feria del Libro y varias salas, se han puesto de acuerdo en llenar Granada de cantantes "de autor", el Fonorama no podía quedarse fuera de juego, así que se trajeron al bilingüe y siempre ocurrente KEVIN JOHANSEN; en este caso con un "concierto pintado" por el viñetista Ricardo "Liniers" Siri, que (¡nivelazo!) asegura ser descendiente del último virrey monárquico en Buenos Aires. El asunto es llevar de gira el libro conjunto 'Oops', la música por parte de uno y las ilustraciones improvisadas sobre la marcha a cargo del otro; y si la idea de hacer un concierto mixto no es nueva: sea de magia/piano (Magomigue), repentismo/jazz (Alexis Pimienta) o dibujo/teatro/música (P. Imperdibles)... la complicidad fraternal que consiguen estos dos personajes sustenta y determina el buen ambiente de la velada. Al margen de las "monas" y sus coritos autónomos, Liniers, con su sentido del humor tan Fontanarrosa, es ese contrapunto exacto, agudo e irónico, ese juego a dos que usan los porteños desde en conciertos como este hasta en eruditos  documentales históricos (véase 'Algo habrán hecho'... de Felipe Pigna); un ten con ten fino y punzante que revuelve todo el concierto, consiguiendo desde el primer momento incorporar al público (sí, claro, bastantes eran argentinos pero no todos/as) al distendido tono deseado.

A pesar de tener un apellido digno de una iracunda "muñeca de Nueva York", este Johansen es todo lo contrario, un tipo sensible (¡¡¡usa guitarras rosas y con pegatinas infantiles!!!), que ejerce de padre de familia confeso en canciones ('La hamaca'), maneja un divertido sentido común en sus vivencias ('Cumbiera intelectual'), observa con mordacidad ('Buenos Aires Antisocial Club')... y que si en su versión anglo te lo pueden vender como snob/indie/pop, por el lado sur se muestra como irónico y entretenido "hijo" de Gieco (con algo castizo de Krahe), en su caso menos solemne, más vitriólico, y con una voz de locutor macho que aspira al puesto de presentador en Les Luthiers cuando Marcos Mundstock pida la jubilación.

Dibujos, bromas, bailes, y chufletas se fueron alternando y enredando toda la noche hasta superar las dos horas de (muy rápido) concierto, salpimentando la mayoría de un repertorio en español (más o menos el mismo del disco 'Vivo en Buenos Aires') completado con apuntes, o completas versiones delirantes del cancionero popular, como ese 'Hotel Patagonia' obviamente sin "nada" que ver con el de los Eagles o un 'Llamando a las puertas de cielo' a dos voces (la de Dylan y la de Slash), que hubiera recordado a su avinagrado autor lo que es reír a carcajadas...

Con una petición bíblica: "vayan y cuéntenlo, que el boca a boca es la mejor publicidad" nos despidieron, y desde aquí cumplimos nuestra parte: si vuelven no se los pierdan; cantan y "autan", pero son un auténtico aerosol anticansautor.