DAVID R. SANTORO  |  Jaén, 01/05/2006

Brillante, intensa. Demasiado breve, quizá. La trayectoria de JOY DIVISION ilumina -es un decir- con luz propia ese periodo de tiempo entre los 70 y los 80 que, en lo que a historia de la música popular se refiere, se ha dado en llamar after-punk, definiendo en parte el sonido y el espíritu de parte de las bandas venideras, contrastando con algunos de los grupos joviales y coloristas de la época. Ésta, su trayectoria, no pudo dar para más, en lo que a cantidad se refiere. Un par de álbumes ('Unknown pleasures' -1979-, y 'Closer' -1980-, así como algunos singles y su participación en algunos recopilatorios de la época) fueron los dos únicos trabajos de estudio concebidos y grabados en vida del grupo como tales.

Joy Division (Bernard Sumner -guitarra-, Peter Hook -bajo-, Stephen Morris -batería-, Ian Curtis -voz-), cuatro jóvenes de clase trabajadora del norte de Manchester, una zona con un paisaje industrial absolutamente decadente, son los componentes de la banda. Conformaron, sin pretenderlo, las bases de un estilo estético-musical que más tarde, en manos de muchos otros, más o menos coetáneos, caería fácilmente en la ampulosidad y el vacío de una música sin mucho fondo, ridículos en ocasiones, en lo que se llamó onda siniestra entonces, y al que los góticos actuales tampoco le insuflan mucha credibilidad ni dignidad artística.

'Closer', junto con 'Love will tear us apart', canción grabada en las mismas sesiones que el disco pero no incluida en el álbum, suponen la probable cima creativa del grupo, que fatalmente ya no tendría tiempo para una hipotética fase final en decadencia a la que nos tiene acostumbrados, prácticamente sin excepción, cualquier luminaria de la historia del pop y del rock (incluidos sus descendientes naturales, New Order).

Pero, ¿y el álbum, en sí mismo? Martin Hannett, extravagante y genial ingeniero y productor para la mayoría de las grabaciones de Factory Records, ya había definido el sonido de 'Unknown Pleasures', entre la sobriedad y el minimalismo rock. Después del interés generado por éste (es el álbum de 'Disorder' o 'She's lost control'), en 'Closer'irá más allá. Utilizando nuevas técnicas de grabación, añadiendo unos teclados de ultratumba que se solapan a la perfección con las baterías cortantes de Stephen Morris, y con el bajo tan protagonista de Peter Hook, tocado de una forma poco usual hasta entonces, en sus notas más agudas, apoyando la melodía principal, ofreciendo más intensidad y dramatismo que facilidad pop. Hook llegó a decir que no se solían preocupar por las letras de Ian, que "sonaban bien", y que "prefería pensar que él - Ian Curtis- nos influyó tanto a nosotros como nosotros a él". Cuando Curtis conoció casualmente en un concierto a Bernard Sumner y Peter Hook, éstos no podrían sospechar la relevancia posterior del universo lírico de Ian. "Era un tipo que nos cayó bien, aunque dijo que no sabía cantar". Su técnica y expresividad subieron enteros, desde luego. Baste comparar los temas grabados como Warsaw (primer nombre de la formación, homenaje al Bowie de 'Low'), hasta la interpretación de temas como 'Love will tear us apart' o 'Atmosphere', en el cenit de su carrera.

Como un Franz Kafka revisando los desórdenes de la era moderna, como un Jim Morrison cantando en trance sus apocalípticas visiones, la temática de los temas, entre la alienación (emocional, social, psicológica) y el amor roto, el cancionero de 'Closer' es un perfecto catálogo de las obsesiones de su autor. Un solo gesto de consecuencias fatales e irreversibles (el suicidio del cantante el 18 de mayo de 1980, ¿acto éste fruto de un momento bajo, o guinda a una situación personal desastrosa que no supo resolver de forma más razonable?), y Joy Division abandonan la que era su inminente primera gira americana y su primer paso hacia el mainstream para entrar de forma definitiva en la crónica negra del rock'n'roll, creando uno de los mitos más hermosos y desoladores de la música moderna.

Tony Wilson, fundador de Factory Records y apoyo del grupo desde sus comienzos, llegó a declarar de Ian Curtis que, previo conocimiento de su obra, "si sabéis que se mató, probablemente imaginéis una figura oscura y depresiva, un profeta de la decadencia urbana y la alienación, pero yo tengo grandes recuerdos de él...", pasando a narrar divertidos episodios, que los hubo, en los que participó nuestro personaje. Aunque realmente creo que sí fue esa especie de profeta que alude Wilson. Muy a pesar del propio interesado.

Su lucidez fue la necesaria para indagar en un mundo de sombras, pero no la que él requería para poder dar solución a sus propios problemas. La creación de una obra de la magnitud de 'Closer' puede, no obstante, y aunque sólo para nosotros los oyentes, suponer un paradójico consuelo.