VALLE  |  Cádiz, 21/05/2021

"Ahora solo nosotros somos los responsables de lo que sucede en nuestro universo. Es la era de la mente y la responsabilidad". O.D. Mart, prolífica escritora y valiente emprendedora, tiene bastante razón cuando me habla con esta contundencia. Además, reprimiendo mis quejas, argumenta que, actualmente, tenemos todos los medios para llevar a cabo una idea, para que nuestra mente vuele con libertad asumiendo, eso sí, la responsabilidad de aquella transformación que provoquemos en nuestro mundo. Así, muchos youtubers, creadores de aplicaciones, diferentes investigadores, escritores novedosos y, por supuesto, músicos que transmiten, entre otros, han conseguido sus logros sin tener que recibir el freno burocrático del "vuelva usted mañana" de Larra, sin que ningún mentor tenga que dar la cara por ellos o sin el permiso de censurantes intermediarios que impidan que su obra llegue. También para el público o el consumidor es la era de la mente y de la responsabilidad porque, ante la masificación de información, de predicadores, de inventos, de cultura en general y de música en particular, somos cada uno de nosotros los que elegimos con qué enriquecer o contaminar nuestra mente asumiendo, igualmente, la responsabilidad de la evolución o involución, solución o polución y efervescente revolución u homogénea disolución que cada nueva idea nos ocasione.

El peligro es que, en nuestros días, con tanta elección, vuelve con fuerza la paradoja del asno de Buridán. Aquel que murió de hambre porque no se decidía entre dos sacos de heno iguales. Por eso, ’Buridán’ es una de las inspiradas cuatro canciones que conforman el esperado nuevo EP, llamado ’El golpe que nos quede’, de los gaditanos TURMALINA. Un tema con un teclado expansionable, una batería acentuante, una guitarra limpia y que, a modo de suspense, tiene un cierto regusto ochentero, un bajo distorsionado que, incluso, hace de segunda guitarra y, sobre todo, una enorme originalidad melódica, común en todos los cortes del álbum, que asombra a todos los que, alguna vez, hemos contribuido al noble arte de componer música. ¡¡Eh parad!! ¡¡os estoy oyendo!! Ya sé que los seguidores de Turmalina ahora, con razón, estáis diciendo: "este tío no ha dicho nada de la voz de Ángeles Jiménez". Por favor, paciencia. Permitidme que, como los buenos trapecistas, deje para el final el triple salto mortal.

Siguiendo con la inteligente temática de los nuevos peligros que acechan a nuestra transformada sociedad actual, Turmalina nos regala ’Club Social’. Un tema que, además de destapar el vacío que hay detrás de nuestra incuestionable belleza en Facebook o Instagram y de criticar la obediencia sumisa que rendimos a las leyes del fingir frente a las del sentir, renueva aquella idea del filósofo y escritor indio Jiddu Krishnamurti en la que explicaba que nunca es saludable estar bien adaptado a una sociedad profundamente enferma. Musicalmente, aquí la banda gaditana nos enseña una de sus más desarrolladas especialidades o habilidades. Esas subidas repentinas al estribillo matizando el mensaje, desprendiendo luz y que, sin embargo, parecen lógicas y naturales. Subidas que también realizan en la emotiva y emocionante ’Ser mejor’. Un tema que se me clava en el alma y me abofetea al descubrir otro de los peligros que destruyen a nuestra reconquistada y entrecomillada libertad. Esa falta de amor imperante en la actualidad que hace que te aferres a una relación tóxica para intentar reconstruir las eternas ruinas. La que te hace abrazar cualquier mentira, la que te hace aguantar lo inaguantable.

Este imprescindible EP termina colosalmente con la canción homónima al álbum ’El golpe que nos quede’. Una creación espectacular, reivindicativa y esperanzadora que nos muestra a Turmalina en estado puro. Ellos, sin traicionar su espíritu indie, exhiben, durante casi todo el disco, ese añorado aire de aquella new wave española. Aquella de cuando Danza Invisible, al principio, soñó con ser Simple Minds.

Acompañados por la fiel, destacable y progresiva base rítmica de Fran Garrido al bajo y Adri Ramírez a la batería, los protagonistas de esta gran obra, tanto en la creación como en los arreglos de sintes y guitarras, son un inmenso Pablo Donato Pablos y la extraordinaria Ángeles Jiménez cuya voz y actitud está a la altura de las grandes intérpretes femeninas de este país. Con la sensibilidad de Vanesa Martín, la cadencia acariciadora de Luz Casal o la garra, en ciertos momentos, de Mónica Naranjo, opino que el mundo indie tiene que felicitarse y agradecer que alguien con la calidad de Ángeles Jiménez se mueva en este circuito y haga brillar este género.

En definitiva y por todo lo expuesto, estoy convencido de que ’El golpe que nos quede’ de Turmalina traerá evolución, solución y revolución a nuestras mentes y, por supuesto, que cada cual asuma la responsabilidad de estos efectos porque, ya sabéis, ahora solo nosotros somos los responsables de lo que sucede en nuestro universo.