JUANMA CANTOS  |  Madrid, 13/03/2010

De un tiempo a esta parte, diversos medios insisten en la idea de que el "centro neurálgico" de la música andaluza se está desplazando de Granada a Sevilla. No estoy del todo de acuerdo con esto. Nuevos (o no tanto) grupos granadinos como ChinYi, Pájaro Jack, Com.pulsion, Ana Lógica, Blindfall, Sonido Vegetal, JigKorova, Voynich!, Elastic Band y veteranos en activo (y en la cima) como los imprescindibles Lori Meyers, Lagartija Nick, Los Planetas, Hora Zulú, Amparo Sánchez, Niños Mutantes y tantos otros, muestran que Granada sigue siendo cuna de variopintas propuestas y motor fundamental de la música que viene no sólo del sur de España. Sí es totalmente cierto que, afortunadamente, Sevilla se ha convertido, de un tiempo a esta parte, en factoría de interesantísimas propuestas como las de Salieri, Lentejas Los Viernes, Maga, Pen Cap Chew, The Tractor, Neorama, Pony Bravo, Bombones, Cerebral, Montevideo y, cómo no, SFDK, entre otros muchos. Desmontando tópicos, sencillamente.

MAÑANA se unen con fuerza, como para quedarse, a esa nómina de grupos sevillanos reconocidos al norte de Despeñaperros. El quinteto presentaba anoche en Madrid, en la sala Moby Dick, su disco de debut, 'A ver quién llega antes al fin', con el regusto dulce que deja su reciente reconocimiento como grupo revelación 2010 por el festival Contempopranea.

El pop limpio, sencillo y visceral de los sevillanos arranca en (y, del mismo modo, se hace dependiente de) las melodías vocales de Cristóbal Colom, algo que absorbe por momentos al resto del plantel y hace rotar al quinteto en torno a su personal voz (claramente afectada en la presentación por un catarro). Nada que objetar, todo lo contrario: Las curradas letras suman y hacen que Mañana sean plenamente identificables de entre la larga lista de aspirantes a entrar en la primera división el indie nacional. Coherentes y sabiendo lo que se traen entre manos, Mañana dominan el escenario, atrapan a quien les escucha gracias a una firme base rítmica, a los destellos y la explosividad de la guitarra de Julio López y al apoyo del teclado de Fran Rosado, se mueven con soltura en los medios tiempos y se atreven, directamente, con las baladas, dejando en el camino un grato regusto a la tradición norteamericana, acrecentado por las armónicas y la guitarra acústica.

Abrieron con la que quizá es la mejor canción de su disco, 'Si esperas a Godot', ecléctica declaración de intenciones de un grupo que va a por todas, para proseguir con 'Funeral', 'Tres deseos', 'El fuego en casa', y para ir desgranando los temas de su debut, casi al completo, -'De costa a costa', 'Buena suerte' o 'Tu cara en una nube', tocada en solitario por Cristóbal-, con tiempo para presentar un tema nuevo y rescatar 'Atardeceres', de su primera maqueta, 'Algunas causas perdidas' y 'Si hay camino', de la segunda, 'El fuego en casa'.