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Asociación de Vecinos de Zaidín/Vergeles
Los asturianos de Avalanch parecieron menos altisonantes, y es que su lirismo no sólo se evidencia en sus poéticos textos.
Contra viento, marea, "Sgaes", Administraciones y sus palmeros (el caso es que no haya sosiego nunca), los FESTIVALES DEL ZAIDÍN arrancaron el jueves con su tradicional programa de promoción. Noche menor para ir abriendo boca de cara al fin de semana con los dos programas principales, que por un error de imprenta aparecen cambiadas de denominación. Unas dos mil personas se acercaron a ratos por el recinto de los últimos años para una carta de entrantes tan temática como metálica, que si algo dejó claro, es que este sector tradicionalmente de respuesta fiel y entregada, ha cambiado de costumbres y sufre una alarmante crisis de militancia.
El vigésimo tercer Promorock se abrió con el potente death/thrash de Sexton's Orchids, cuya solvencia ya quedó en su momento contrastada en el Emergenza Festival. Con Euphorya, tras ellos, regresamos del profundo averno al mundo real, como suelen decir, más optimista a poder ser. Con María José Bonet al frente y un regusto por los desarrollos, el clima y los patrones casi sinfónicos, el grupo nos recordó al Van Gogh sin oreja (su disco se basa en las cartas del pintor a su hermano), y se despidieron con la pieza homónima cuyo estribillo de autoayuda proclama que "ahora o nunca".
Con Azrael (en la foto) y Avalanch se llegó a una generosa identificación por parte del respetable, y es que granadinos y asturianos poseen ya una más que larga trayectoria como para que sus canciones fuesen coreadas. Ambos estuvieron a la altura de su experiencia, con cantantes de recambio ya estables y cada uno a lo suyo: primero Azrael, fieles al metal de siempre, guitarreando, cantando en agudos y hasta hablando. Llegaron a los sones de 'Nabucco' y entre medias utilizaron la segunda sintonía de su 'Metal Arena'; subrayaron su granadinismo de segunda vistiendo la camiseta del club de fútbol de la ciudad, y de primera especial acudiendo a las armonizaciones que hiciera Lorca para su 'Tarara'. Enmarcados con simetría de Ibanez blancas, compenetración en carreras por el mástil y dobles punteos, invitaron a su portavoz fundacional, Manuel Moral, a despedirse con 'Tarde ya'.
Al lado de Azrael, los asturianos de Avalanch parecieron menos altisonantes, y es que su lirismo no sólo se evidencia en sus poéticos textos, sino que también requiere menos mordiente instrumental. Con el añadido de un grato piano, ofrecieron el menú degustación que traían fresco de su periplo iberoamericano, un programa que va desde 'Donde estoy' a 'Lágrimas negras' con casi veinte platos a elegir.
En la noche del viernes continuaron las actuaciones en el recinto del festival del Zaidín y antes de que Barricada dejara caer las tres horas previstas de su concierto, The Soubar y Chinyi abrían una noche ("mestiza" por error), que incluía también el rock para adultos de Magic y el pantanoso blues enrabietado de Guadalupe Plata.
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Prometemos no ponernos pesados... ;)
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