JUAN JESÚS GARCÍA  |  Granada, 20/04/2010

Cerrando la, llamémosle, "Semana Asturiana" en Granada, llegaban en su visita bianual AVALANCH a la sala Tren, en su caso (y tomando como unidad de medida la asistencia al concierto del patriarca nieto de picadores) con casi tres "Victormanueles" de asistencia, el grupo de Alberto Rionda, demostró mantener el magnetismo en buena forma aun sin lograr lleno completo de otras ocasiones, y también sostener el tono escénico incluso en circunstancias familiares muy complicadas para él; pero superando las partes, una vez conseguida la estabilidad, que ya le costó a esta banda, el grupo hace piña, suma y supera hombro con hombro cada particularidad individual. Como es habitual en ellos no usaron teloneros, porque siempre sus conciertos superan holgadamente las dos horas y llegan ocasionalmente a las tres, con lo que, son de los que tienen una ratio minutos de concierto por euro en taquilla más generosa del sector; pongamos lo contrario que a Hamlet en el mismo sitio hace unos días, cuyos seguidores se quejaron de que en su gira con Sepultura apenas asoman tres cuartos de hora, cosas de ir en paquete.

Los antiguos (y esperemos que también los reconstruidos) Sôber, con Avalanch han sido casi las únicas marcas metálicas "made in Spain" que han conseguido que sus cifras de ventas tengan varios ceros, llegando a un publico no necesariamente con el target de estricto consumidor de esta música; en ambos casos alejándose de radicalismos sectarios y reduccionistas pero sin perder en ningún caso la esencia, aunque no corran el riesgo de gripar. Avalanch mantiene una trayectoria musical impecable y coherente, editando hasta la fecha una docena de cedés, con un par de ellos en directo, varios deuvedés y teniendo la particularidad de haber hecho alguna doble versión íntegramente en inglés y ser de los primeros en haber recopilado todo lo suyo en un completista cofre. En Granada iniciaban la gira de presentación de 'El Ladrón de Sueños', su nuevo disco, y con cuyo contenido abrieron la noche. Pero al lado de 'Dónde Estoy', la homónima 'El Ladrón de Sueños' y 'Mil Motivos', no faltaron otras que llevan con ellos desde siempre, y que han ayudado a definir esa épica realista marca de la casa: en ellos los héroes lloran, los ángeles se caen, los poetas se mueren..., presente en 'Papel roto', 'Xana', 'Lucero' o 'Aún respiro', y ya esbozada en la más antigua que uno recuerda, 'Vientos del Sur', de todavía el siglo pasado. Como la tierra tira (aunque ya no se note en el sonido) nada mejor que recordar con 'El pozo Maria Luisa' ("Traigo la camisa roja de sangre de un compañero, mirad Maruxiña...", himno de todas las cuencas hulleras) que más duro sería tener que trabajar... en el carbón. Y ahí no cabe lirismo ninguno.