MARTIN PAGE  |  Madrid, 10/08/2010

La factoría Pixar lleva proporcionando durante los últimos 15 años uno de los idilios con el espectador más originales y sorprendentes que se hayan visto en la historia del cine reciente. Cada nueva entrega de estos visionarios cinematográficos aun sigue sorprendiendo por la ilusión, la entrega y el sentido del humor depositados en cada proyecto de la factoría liderada por John Lasseter y que año tras año siguen alucinando y emocionando al espectador.

En esta ocasión las inevitables preguntas eran las habituales: ¿Conseguirán estar a la altura con esta tercera entrega?, ¿llegará a sorprender de nuevo como el original guión de la segunda parte?, ¿seguirán cautivándonos sus divertidos y humanizados personajes? Pues sí, lo han conseguido.

Han pasado más de 10 años de la anterior entrega y 'TOY STORY 3' es, sin duda, una de las mejores películas de lo que llevamos de 2010 y lo es por méritos propios. Su mezcla apabullante de acción, emoción, referencias cinematográficas, humor y ternura la hacen irresistible para cualquier espectador que se ponga ante la pantalla y esté dispuesto a disfrutar con otra de las maravillosas aventuras de los juguetes de Andy. Cinematográficamente hay guiños muy interesantes a 'La gran evasión' y se pueden encontrar muchos estilos como el western ciencia ficción del principio pasando por la tradición del cine carcelario e incluso por el cine discotequero de los 70.

Además en esta ocasión los avances técnicos han permitido una mayor espectacularidad visual y auditiva con respecto a las dos entregas anteriores, pero no nos engañemos, el acierto de la saga Toy Story no reside sólo en su virtuosismo técnico sino en su sorprendente facilidad para proporcionar emociones de toda índole, al igual que los primeros 15 minutos de 'UP' nos emocionaban e inundaban nuestro lagrimal, los últimos diez minutos de 'Toy Story 3' nos sacuden (casi) como si estuviésemos viendo el final de 'ET'.

'Toy Story 3' es un encendido homenaje a la amistad y a la fidelidad, a la identidad y a la imaginación, a los sueños y a la madurez. Una película hecha para conectar con el niño que todos llevamos dentro y que nos hace recordar con intensidad que nos gustaba mucho jugar cuando éramos pequeños y que además nos iba la vida en ello. Larga vida a Pixar!

Lo mejor: La "conversión española" de Buzz Lightyear, el payaso triste y el momento glamouroso del armario de Ken.

Lo peor: La probabilidad de que no haya 'Toy Story 4'.