JUAN JESÚS GARCÍA  |  Íllora (Granada), 31/07/2010

Premio Nacional de Música, MARÍA DEL MAR BONET es una de las voces clásicas y la pionera en mirar hacia el Mediterráneo para escuchar las músicas que traen las olas. María del Mar Bonet acaba de publicar 'Bellver', un trabajo antológico grabado con acompañamiento sinfónico, y que fue el programa que inauguró el pasado miércoles la vigésima edición del festival Parapandafolk que hoy termina. 'Bellver' se estrenó en Chicago con la orquesta de la ciudad, y ahora lo hace en Andalucía con la Sinfónica de Atarfe.

- Dedicó un disco entero al jardín Raixa, ¿consiguieron salvarlo?

- Sí, el otro día estuve en la inauguración de las obras de salvamento del jardín. Han convertido el palacio en un centro de investigación y se ha incorporado a las actividades culturales del verano en la ciudad. Están haciendo una rehabilitación preciosa y se va a convertir en un centro maravilloso de arte y cultura para Mallorca.

- Usted considera el Mediterráneo como el foco de culturas que históricamente ha sido. ¿Cómo se siente ahora que precisamente se intenta ofrecer como una barrera entre ellas?

- No viene de ahora la cosa, ya que ha sido una zona muy convulsa, pero desde la edad media hacia acá, este mar se ha convertido en un mar de comercio e intercambio en el que la parte cultural también iba y venía. Ahora el Mediterráneo por un lado está en guerra, por otro es un vertedero de turismo que va a comprar alfombras y no a hacer amigos... y yo creo que esta forma de vivirlo nos traerá problemas. Una de las cosas que debiéramos hacer los países ribereños es dialogar, entre culturas, religiones... ya que somos hermanos en muchas cosas; debemos encontrar y fomentar lo que nos acerca y olvidar lo que nos separa.

- Tras usted han llegado otros: L'Ham de Foc, Radio Tarifa, Alandalus Project... ¿Se siente menos sola?

- Cuantos más seamos, mejor. La política se mueve con dificultad en estos terrenos, y yo creo que los artistas podemos ayudar más a superar estos obstáculos. Yo canto con músicos turcos, sirios, tunecinos, griegos... ahora vengo de cantar en Israel y para un público palestino. Mallorca es uno de los puntos que tiene más influencias de todo el Mediterráneo, en su música, en su arte y su manera de ser, y yo las noto.

- Viniendo de dónde venimos, ¿por qué miramos más hacia el norte que al este?

- Eso me pregunto yo también. A mí que me gusta tanto el sur, el norte de África, todo lo que significa la cuenca sur del mar... Aunque tengo que reconocer que estoy enamorada de muchos músicos norteamericanos, me gusta el jazz, me gustan muchos cantautores en inglés... pero lo mío, de verdad, es el Mediterráneo.

- Usted cantó en el mítico primer Canet, el primer festival de rock que se hizo en España, ¿queda algo de aquel espíritu?

- Bueno, yo creo que siempre queda algo (risas). El tiempo pasa y ahora hay otros tipos de canets, otros recogen aquel espíritu de libertad y le dan matices nuevos.

- ¿El de Benicassim?

- ¿Por qué no? Estos festivales que se hacen ahora en verano forman parte de aquel espíritu. Yo soy partidaria de recitales más recoletos, lejos de las aglomeraciones, pero es normal que a la gente joven le guste acampar con música, levantarse con música e irse a bañar... son cosas que forman parte de la juventud y todos lo hemos sido.

- En aquellos tiempos usted tocaba en festivales de rock. ¡Ahora lo hace con orquestas sinfónicas....!

- 'Bellver' fue un proyecto muy bonito que me propuso la Sinfónica del Vallés y desde entonces he ido tocando estas partituras incluso a Estados Unidos con la Orquesta de Chicago. Es un proyecto diferente y muy bonito.

- ¿La Orquesta de Chicago cogió su punto de "salazón sonoro"?

- ¡Pero perfectamente! Fíjese que el director era medio vienés, medio suramericano, y en la orquesta había cubanos, franceses, italianos, españoles... es normal que entiendan nuestra música, y desde el primer ensayo capté un swing fantástico.

- Canta en mallorquín y catalán... ¿Pero el idioma de Baleares no es casi ya el alemán?

- Eso lo dirá usted (risas), y ha dejado de ser una broma (risas) ¡y no compare que a ustedes los tienen tomados los ingleses! (se refiere a las polémicas fincas del Duque de Wellington en Íllora, donde actúa) El problema que se ha tenido siempre en las islas es que la gente que ha llegado ha impuesto su idioma y su cultura. Ha habido quien ha aprendido el catalán de Mallorca para enriquecerse, porque los idiomas no separan sino que enriquecen. A mí me gusta que venga gente de todos sitios, pero siempre con respeto y discreción para lo que encuentran. Me interesa el diálogo, en el idioma que sea, y el respeto por todas las partes.

- A pesar de su imagen pública usted vivió más de una década en Vigo... Atlántico y Mediterráneo, mares ambos, sí, pero uno de agua templada, sol tostado y culturas indolatinas y otro brumoso, helado y de influencias angloceltasajonas... ¿se aclimató?

- Pasé mucho tiempo en Galicia. Me gusta mucho Galicia, tengo a mi compañero allí y a muchos amigos con los que he cantado... Galicia tiene una poesía bellísima, y todo lo que supone el Atlántico me atrae también.

- Y ya por último... Busco y busco y ¡no tiene web! ¿Es usted de este mundo?

- Sí, (risas) pero todavía no mucho. Yo he llegado tarde esas cosas y soy muy vaga para empezar de cero... estoy en ello (risas), la próxima vez que hablemos le aseguro que tendré página web (risas).