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Inhabitants | Marina Gallardo | Jesús Vassallo | Pepe Benítez | Isidro Lucuix | Nacho García
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La música de Marina es elegante, liberada del peso de excesivos adornos y centrada -con claro acierto- en la raíz de "la cuestión".
Dos de las propuestas más destacadas de la "escudería" Foehn Records han protagonizado esta noche un fantástico concierto en la sala El Sol de Madrid.
La gaditana MARINA GALLARDO (en la foto) se acercaba hasta la sala de la calle Jardines para presentar su segundo álbum, el más que recomendable 'Some Monsters Die and Others Return', grabado en los estudios de Paco Loco y editado hace pocas fechas por el sello barcelonés en cd y vinilo.
La música de Marina es elegante, liberada del peso de excesivos adornos y centrada -con claro acierto- en la raíz de "la cuestión"; una "cuestión" que se mueve entre un intimismo ligero, muy de cantautora -digamos, con perdón- indie, y las evidentes (o a veces no tanto) influencias del folk y del blues americanos, para darnos una mezcla natural, sin edulcorantes.
El concierto se abrió con 'The Squawking Bird' y ya desde ese preciso momento se mostró que el arropo de su banda en el directo sirve para encontrar la correcta forma a unas canciones que, sobre el escenario, necesitan de un intenso calor acústico basado en la propia guitarra de Marina y en el fino acompañamiento a la batería de Pepe Benítez, pero que permiten, no podía ser de otra manera, un mayor "ruidismo", eso sí, controlado y rico en matices, en el bajo de Isidro Lucuix o unos desarrollos más ambientales en los teclados de Nacho García. Temas como 'Smile' o '12 Old Whiskey', de su primer trabajo, 'Working to Speak', editado en 2008, fueron haciendo que esa mezcla a la que me refería antes se reposase y que la preciosa voz de Marina comenzase a magnetizar el ambiente.
La mínima 'Tired Man', una nueva vuelta a su primer álbum con 'Moon's Wolf', 'A Beast In Me', tema que abre su último disco, o esa deconstrucción de un blues que supone 'Golden Ears' iban calando entre buena parte de una sala que se encontraba semivacía, quizá por la "competencia" que supone una final de Champions. La propia Marina reconoce su interés por Skip James, Leadbelly o R.L. Burnside, entre muchos otros, y este -a veces no tan evidente- sustrato bluesy marca con entereza y firmeza al conjunto de temas y le sirve para hacerlos plenamente identificables "frente" a los de otras propuestas que pudieran equiparársele. No nos equivoquemos, la de la gaditana nada tiene que ver con otras que pueden acudir a la mente al sumar elementos como mujer, guitarra acústica y "americana". Por personalidad y arrojo.
Sus miradas, casi a hurtadillas, hacia una parte del público que no paraba de hablar, denotaron que Marina no se encontró del todo a gusto en el escenario. Su innegable timidez hizo que ni siquiera hablara, que ni se presentase. No hacía falta. Las canciones hablaban por ella.
Ya encarando la recta final de su concierto, la gaditana volvía a canciones como 'X Song', que abría su primer cd, 'In A Frame of My Real Temp', también incluido en él, o a desgranar temas de su nuevo álbum, que es de lo que se trataba, como 'New Worlds', 'Monsters', 'Words', 'Nora' o 'Climbing The Walls', con la que se despidió.
Por su parte, INHABITANTS abrieron con 'Beast In My Head', incluida en su, hasta el momento, último trabajo, 'A Time For Giants', para regresar rápidamente hasta su primer disco, 'Into The Engine', de 2005, con 'Silence and Light' y hasta el segundo, 'The City Was The Animal', de 2007, para dejarnos 'She Was A Friend', con un Jesús Vassallo que tomaba rápidamente protagonismo en el centro del escenario, armado con una acústica que ponía el contrapunto al cierto barroquismo que propiciaba la presencia en escena de dos teclados en una música intensa, bien curtida y engranada.
El tema que da título a su último álbum y tras él, el que lo abre, 'We Were One', terminaron de encender a un público al que ya se habían ganado con creces.
Dejaron para el final del set su vena más descaradamente americana, con el rock'n'roll 'Rain or Shine' y con ese acertado acercamiento al country y al folk que supone 'Waiting', para recuperar, apoyados en bases programadas, la preciosa y oscura 'The City', con la que se retiraron para volver con unos bises que incluyeron una acústica 'A Shallow Grave' o una frenética 'Deliverance', cuyas capas de guitarras resultaron de lo mejor de la noche.
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Prometemos no ponernos pesados... ;)
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