VALLE  |  Madrid, 03/03/2020

Seguramente sea una profanación y una gran osadía describirla. Por eso, a pesar de que lo afirman cada uno de los relatos mitológicos y que, desde Eurípides a Homero, todos los escritores griegos coinciden en que es la mujer más bella de la historia, nadie ha sido capaz de escribir ni una palabra sobre cómo era Helena. Los curiosos buscadores de la belleza que, por fin, hemos conseguido verla, tampoco nos atrevemos a profanarla con insignificancias tales como de qué color eran sus ojos o su cabello y, ahora, ya solo estamos inmersos en nuestra particular y siempre perdida guerra de Troya planeando la construcción de un caballo que pueda entrar en su fortaleza para recuperar los instantes perfectos que vivimos en su presencia.

Precisamente de instantes perfectos estuvo lleno el concierto con el que nos obsequió THE PRUSSIANS el pasado jueves en la sala Siroco. El primero en Madrid del maravilloso circuito GPS (Girando Por Salas) que promociona a 26 seleccionadas bandas emergentes y facilita que podamos disfrutarlas por todo el territorio nacional. Así, desde Palma de Mallorca, cinco buscadores de la belleza nos enseñaron el fantástico caballo construido con sus excelsas creaciones y que entró en nuestra fortaleza conquistándonos. Con su Indie Rock alternativo, un directo pasional y un sonido impecable, The Prussians fueron los insignes protagonistas de la noche ante una sala abarrotada y expectante. Una Ilíada en la que no faltó ninguno de sus héroes como el semidiós Eneas, Juan David Ayora, que aparecía siempre en los momentos más álgidos de la batalla con giros guitarreros imprevistos, melenazos al viento y sonrisa triunfante. O el astuto Ulises, Ferchu Vallejo, que, en la sombra con sus teclados, fue quien talló la madera del caballo que nos invadió. Siguiendo con el símil troyano, no podía faltar el Príncipe Paris, Pau Enric Serra, que, sabiéndose responsable de la guerra por haber raptado a Helena, guió perfectamente con su bajo a los suyos hacia el frente y coreó con mucha solvencia todas las consignas. Imposible no contar con el gran y noble Héctor, Tino Lucena, que, exhibiendo musculatura, nos hizo vibrar en todo momento con unos ritmos de batería originales, precisos y sumamente ornamentales. No obstante, como podéis imaginar, el carismático líder que derrochando un talento incuestionable nos hizo sucumbir ante sus creaciones en directo no fue otro que Aquiles, Dominic Massó. Él, con preciosos arpegios de guitarra y una atractiva y modulada voz que nos cautivó al aire, en falsete, susurrando o rasgando, demostró con naturalidad que la música circula en sus venas y que, sobre las tablas, se mueve como pez en el agua.

Con este plantel, nos deleitamos escuchando canciones nuevas como la pegadiza 'Make it better', la ambiental 'Freak show' y la impactante 'Mantra'. También lo hicimos gracias a joyas de sus dos álbumes ('Kerala' y 'Karma') con la poderosa 'Alone', la oscura 'Big world', la magnética 'Karma' o la cautivadora 'World's end', entre otras. Un estilo que, si bien coincido en sus influencias de bandas como Glass Animals o The XX y que puede sonar similar a Half Moon Run o Foals, se mezcla con las experiencias de Dominic en sus viajes a La India consiguiendo extraer una energía única y produciendo unas sensaciones que, aunque sea mi trabajo, este humilde redactor no os puede explicar porque, a veces, la música es como Helena y... seguramente sea una profanación y una gran osadía describirla.