JUAN JESÚS GARCÍA  |  Granada, 14/04/2019

LOS HERMANOS CUBERO son un dúo increíblemente original que mezcla el bluegrass con el cancionero popular alcarreño. Lo han leído bien: guitarra y mandolina dignas de Bill Monroe y piezas inspiradas -tradicionales instantáneos- cuando no recogidas directamente por el mítico dulzainero Agapito Marazuela. Y ya si se dice que han compartido escenario con Los Planetas (confesos fans suyos, en el Sonorama), el círculo se descuadra definitivamente. Como salidos de una foto de época, los Cubero visten y maniobran en el escenario como dos cowboys de medianoche de mediados del siglo pasado: sonido monoaural, sin ningún tipo de efecto y buscando las dinámicas a pie, como toda la vida... ¡antes de que se inventaran las mesas de mezclas!

Los Cubero ofrecen un espectáculo de perfil austero tan desubicado en el tiempo y el espacio que por momentos no se sabe si estábamos bajo la luna triste de Kentucky, la de Orce (en cuyo festival folk actuaron) o la de Guadalajara; las tres inmensamente grandes cuando actúan. Un concierto de concepto, originalísimo, y una intensidad fuera de serie que requiere dejar todos lo prejuicios en la puerta del Lemon Rock (hoy domingo 14, 18h).

Ese cruce imposible entre la jota y el bluegrass ha dado un giro inesperado en su último y multipremiado disco 'Quique dibuja la tristeza', una grabación que intenta conjurar la pena y la tristeza por el fallecimiento fulminante de la mujer de Enrique, compartiendo con el oyente algunas de las líneas más estremecedoras que se han cantado nunca en castellano. No son canciones son nudos en la garganta que hay que tragar para poder seguir viviendo. Grabado en directo en tres días, Enrique Cubero se desabrocha por dentro exponiéndose sin pudor buscando el consuelo de compartir su pena, hasta encontrarlo en el recuerdo de la ausencia siempre presente. A pesar del ambiente sombrío es un trabajo reconfortante, y que sonoramente cuenta con la untuosidad cálida del violín y el contrabajo para darle más aire a la tradicional sobriedad del fraternal dúo. Háganse un favor y no se los pierdan.