VALLE  |  Jaén, 11/09/2018

Convertir cualquier metal en oro era el objetivo fundamental de aquellos alquimistas de la Edad Media que, conjugando ciencias tan dispares como la metalurgia, la filosofía, la física, la astrología o la medicina, dieron origen a la química actual. La Nigredo era la primera de las tres fases de la transmutación de la materia y no solo para que ésta llegara a ser oro, también se aplicó para muchos otros aspectos de la vida porque los alquimistas sostenían que la transformación únicamente se consigue tras la putrefacción. Solamente cuando algo ya está podrido, ennegrecido y corrompido se puede regenerar y llevar a cabo un auténtico cambio. Eso es la Nigredo y, por eso, 'Nigredo' es también la primera canción de 'Satanta', el nuevo y segundo álbum de EL GRAN OSO BLANCO en el que, tras su primer gran LP 'Deshielo', vuelven a incidir en un tema prioritario para ellos: la necesidad de una transformación social, de pensamiento y personal. Una revolución individual y, después, colectiva que suponga el cambio ante lo que ya está podrido, ennegrecido y corrompido.

Es imposible definir el estilo de El Gran Oso Blanco dentro del universo Rock porque, además de la variada mezcla de influencias, la mayoría setenteras del Hard Rock y noventeras del Metal pero sin hacer ascos, por ejemplo, al Rock and Roll o al Blues, también, sobre todo, por la inspiración, la personalidad y la autenticidad de cada una de sus composiciones que los vuelven tan genuinos como para ser únicos en su serie.

Con unos extraordinarios riffs de guitarras afinadas en grave y con efecto fuzz de Sebas Bautista y Kike Gutiérrez, una voz con mucho carácter que expresa todo lo que dice a cargo de éste último, unos contundentes ritmos de una batería muy original con los platos por parte de Paco Reig y la viveza de los latidos progresivos de Víctor Díaz con el bajo, El Gran Oso Blanco lo ha vuelto a hacer. Ha vuelto a firmar un discazo con canciones como la mencionada 'Nigredo' con un magnífico juego de voces en la última estrofa, la gran base rítmica de 'La Espiral', la más psicodélica y con un estribillo punk que grita "quiero escapar" llamada 'Materia Oscura', la que recuerda épocas doradas del heavy español y a lo Obús o Leño nos aconsejan "limítate a pedir perdón" en 'La Danza de la Humanidad', el bombazo a golpes de 'La Arena y la Sal' con perfecto final de subida de tono y precioso punteo agudo a escala, la progresiva 'Viaje a Ninguna Parte' con expresivo recitado de Kike, la más americana y muy Hendrix 'La Ciudad de los Durmientes' y la expectante, tribal, homónima al álbum y cantada en primera persona resucitando así al jefe de los Kiowas: 'Satanta'.

Un LP que no solo será imposible que os deje indiferentes sino que, tras escucharlo, os transformará. Por cierto, hablando de imposibles y de transformaciones... Os dije que era imposible definir el estilo de esta banda jiennense pero creo que ahora lo voy a hacer: "Oro Rock". Porque, al igual que intentaron los antiguos alquimistas empezando también con la Nigredo, El Gran Oso Blanco sí es capaz de convertir cualquier "Metal" en oro.