RICARDO RUIZ VARO  |  Palma, 19/02/2018

Quico Ros, más conocido ahora como PAYASÖ, presentó el 2 de este mes su segundo álbum en solitario: 'Virtudes cardinales'. Producido por David Rodríguez y grabado en los Estudios Primarios de Barcelona y en la Caja del Ruido de Palma de Mallorca, será presentado en directo el día 24 de febrero en La Movida Café de Palma de Mallorca.

Quico Ros no es ni mucho menos un debutante en la industria musical. Sus inicios se remontan a 1996, año en el que sacó su primer LP de canciones propias, 'Blue Meany'. Desde entonces, ha colaborado con grandes grupos del panorama musical español, compartiendo escenario con nombres como Fangoria, Guille Milyway, Pereza, Sexy Sadie o Efecto Mariposa.

En 2013 comenzó un nuevo proyecto en solitario bajo el nombre de Payasö, viendo la luz 'Me da igual'. Cinco años han pasado, con paternidad incluida, para poder conocer lo nuevo de Payasö: 'Virtudes cardinales'. Se trata de un disco sencillo tanto en ritmo como en letras, con mensajes muy positivistas y dulces, tanto como la voz del propio Quico Ros.

En el disco, dominado por sonidos de cuerda (con gran dominación de la guitarra española) y de batería, encontramos un repaso a varias virtudes que, para él, son cruciales: amor, dulzura, paciencia, templanza... Lo que le hace ser un álbum de estilo relajado y cercano al pop más sencillo español. Baladas como 'Amor', 'Puede' o 'La niña de los ojos azules' refuerzan esta gran oda al amor que significa este trabajo. No obstante, la canción que abre el disco, 'Adonde voy', puede que sea la que más se aleja del estilo general del álbum, con ritmos hawaianos que recuerdan tanto en la música como en la voz de Payasö a Carlos Sadness y sus 'Miss Honolulu' o 'Amor Papaya'.

También destaca 'Pasos', con una curiosa mezcla entre el sonido de la mandolina más tradicional con nuevos ritmos eléctricos. Mención aparte merece 'Nana', una bella canción de cuna que no hace sino reforzar aún más la dulzura de todo el disco.

En definitiva, 'Virtudes cardinales' es un disco con el que Payasö parece no haber arriesgado demasiado. Se siente a gusto en el ritmo relajado y dulce cercano a un pop melódico con toques diferentes como el uso de instrumentos menos comunes, como la mandolina. Sí es verdad que al no haber grandes cambios entre canciones puede llegar a ser un poco monótono tanto en el trasfondo de las letras como en los propios ritmos. No obstante, demuestra que Payasö aún tiene un gran potencial, que esperamos desarrolle en futuros trabajos.