VALLE  |  Madrid, 07/02/2018

El maestro JOSÉ IGNACIO LAPIDO viene profetizando el fin del mundo en casi todos sus trabajos y, hoy día 3 de febrero, nos ha congregado a todos sus creyentes a las 20:30 en la sala Joy Eslava. No sé si será porque ha llegado ese día final pero hay una gran expectación dos años después de que en la misma sala practicara una 'Maniobra de resurrección' cuando todos llamamos al 091. Intentaré narrar lo que vaya sucediendo aunque nadie pueda leerlo ya que, tras el fin del mundo, no habrá supervivientes. Por lo menos, como siempre ocurre con Lapido, no saldremos de allí siendo los mismos.

Ordenadamente la sala se ha llenado de fieles y en primera fila se han situado los incondicionales de siempre, su guardia pretoriana. Con ilusión y esperanza todos esperan al maestro y a sus cuatro magos porque el akelarre solo empezará cuando lleguen. Al entrar ellos, empiezan a suceder los primeros hechos extraordinarios y los 'Pájaros' (tema de su primer disco 'Ladridos del perro mágico') "incandescentes comienzan a volar". Víctor Sánchez con su guitarra y el maestro Lapido empiezan a hacer de las suyas con riffs psicodélicos que nos hipnotizan al final de la canción. Seguidamente se siente un fuerte terremoto a modo de Rock and Roll en el que el maestro reivindica lo que vienen advirtiendo desde hace muchos años 'Nuestro trabajo' (tema de su último disco). Después empezamos a ver y a sentir la 'Luz de ciudades en llamas' (de álbum homónimo). Llegados a este punto, ya no hay duda de que algo increíble está sucediendo en aquella atmósfera y Lapido nos recuerda que 'Lo creas o no' (de su disco 'De sombras y sueños') "la suerte está echada" en la que Popi González se luce a la batería. Suenan unos preciosos acordes melódicos. Está claro que hoy es un día señalado y la voz afinada de Lapido nos dice que 'Mañana quien sabe' (del último disco).

¿Qué ocurre ahora? ¡Oh Dios mío! A la voz de '¡Cuidado!' (primer single de su último disco) todos enfervorizados nos ponemos a saltar. Los congregados ya están entregados pero el maestro y su mago Víctor Sánchez aún no se fían y realizan el primer cambio de guitarras. Lapido nos cuenta que ahora su varita mágica es de madera de roble y mástil de palisandro y por fin nos anuncia la profecía: "La misericordia, al volver de la guerra, compartió un micrófono con la crueldad. Las dos cantaron a coro que el fin del mundo se acerca. Creedlas, como si fuera verdad" (de su último disco). Como él nos dice, no tenemos más remedio que creerle porque este gran espectáculo de sonido e imagen impecable solo puede pertenecer al fin del mundo. Así que, ya solo nos queda rezar y todos los fieles lo hacemos con la canción que el maestro siempre quiso componer para una misa y entonces llegan 'Las estrellas del purgatorio' (de su último disco).

Los acontecimientos extraordinarios se suceden y vuelven los 'Dinosaurios' (de 'El alma dormida'). Lapido, que ya lo sabía, me dice que 'No digas que no te avisé' (pero eso fue 'En otro tiempo, en otro lugar') y de repente, nos llegan 'Noticias del infierno' (de su álbum 'Música celestial'). A pesar de ello, los magos Víctor Sánchez y Popi González juegan, se divierten y se ríen. El maestro Lapido continúa el sermón y nos habla de la fugacidad del tiempo con 'Lo que llega y se nos va', uno de los momentos álgidos de la noche. Sin duda es un tema llamado a ser un hit. Pero el mago Jacinto Ríos al bajo que ya practicó la 'Maniobra de resurrección', la toca firme aunque, quizás por haber sido el último elegido del maestro, siempre en un discreto segundo plano que no le impide maravillarnos. Entonces la melancolía nos embarga y nos despedimos de nuestros amantes con la maravillosa balada 'Algo me aleja de ti' (de su álbum 'Cartografía') en la que el mago Raúl Bernal al piano, especialmente brillante y poderoso durante todo el gran evento, lleva el compás y el sentimiento.

Ante los sensacionales hechos que vienen aconteciendo ya 'No queda nadie en la ciudad' (de su álbum 'Música celestial') aunque 'La versión oficial' (de su último disco) dista mucho de lo que realmente ocurre esta noche y ya 'No hay prisa por llegar' (de 'El alma dormida') a la aclamada 'Antesala del dolor' (del álbum 'En otro tiempo, en otro lugar'). A estas alturas, el maestro y sus magos intentan dar fin a sus sorprendentes actos cuando llega 'El dios de la luz eléctrica' (de su primer disco). Pero los fieles congregados se revuelven en contra de esa decisión y les obligan a volver.

Lapido, más elegante y deslumbrante que nunca como requiere la ocasión, vuelve pero 'En el ángulo muerto' (de su álbum 'Cartografía') y con maestría, viendo que no hay otro remedio, nos enseña 'El más allá' (de su disco 'De sombras y sueños') antes de 'La hora de los lamentos' (del mismo disco). El maestro y sus magos intentaron volver a concluir el akelarre con un redundante, guitarrero y espectacular 'Cuando por fin' (del disco 'Formas de matar el tiempo') pero la concurrencia se rebela de nuevo e intenta alargar aún más el fin de mundo. Necesitamos más dosis de esperanza y el maestro Lapido y sus magos, conmovidos, nos ayudan a escapar del cataclismo por 'La escalera de incendios' (del último álbum) para desde allí esperar otro fantástico y frenético espectáculo solo comparable al día del fin del mundo 'Cuando el ángel decida volver' (del disco 'Cartografía').

El maestro tenía razón en sus profecías. De alguna manera, con este concierto, el mundo que conocíamos ha terminado. Y si ahora mismo se produjera realmente el fin del mundo... Me daría igual.