VALLE  |  Getafe (Madrid), 29/06/2019

Nunca he confiado en los milagros. Ni siquiera cuando mi hermano me llamaba para decirme que volvían los 091 y yo no podía creerlo porque resulta que, además de ser el grupo con las mejores canciones que se han escrito en español, siempre fueron honestos con su público y, por lo tanto, taxativos en su decisión de dejarlo. Tampoco confié en milagros cuando se supo que la gira de vuelta se llamaría 'Maniobra de resurrección' porque la palabra clave, en realidad, no era "resurrección" sino "maniobra". Sí, fue la espontánea, paciente y decisiva intervención de sus huérfanos seguidores que unieron sus manos en grupos de Facebook pidiendo que volvieran y que crecían en número al mismo tiempo que se iban descatalogando unos discos que nunca dejaron de girar. Esos incondicionales fans que, con esa maniobra, posibilitaron la "resurrección". Una resurrección que no cayó del cielo, se extrajo de la tierra. Que no fue divina, fue humana. Ni milagrosa, fue artesanal. Que no fue un "Lázaro, levántate y anda", fue una segura y controlada reanimación cardiopulmonar. Así, fue cómo se obró el milagro. 091 volvía a la vida y, sobre todo, cobraba sentido y tomaba coherencia su regreso sin que salpicara ni una gota de sucio oportunismo a la blanca honestidad que, durante 14 años, ellos habían forjado.

Hoy, aún se puede leer en la web del festival Cultura Inquieta que 091 presentarán los primeros nuevos temas de su próximo disco. Algunos medios, incluida esta revista, se hicieron eco de la noticia porque, además, ningún componente de la mítica banda granadina la desmintió. Sin embargo, jugando con la ilusión de un público tan especial que, no solo los resucitó, sino que, también, consiguió que por fin se hiciera justicia y llenasen con mucho éxito cualquier escenario, 091 sigue estirando con casi los mismos temas y casi en el mismo orden la "maniobra de resurrección": esa reanimación cardiopulmonar de la que os hablaba y que, al alargarse demasiado, hemos roto una costilla.

Ahora, a pesar de la talentosa incorporación de Raúl Bernal a los teclados, de que el maestro Lapido nos hiciera vibrar, incluso, teniendo que lucir un guante en su mano izquierda más por salud que por estética, de que volviera a brillar Jacinto Ríos que, actualmente, es quien mejor representa el espíritu de "los cero" porque, tocando el bajo, siempre lo vemos "mover los brazos en una danza al viento de giros extraños" y, a pesar de que nos ofrecieron un gran directo disfrutado por todos los asistentes, me niego a creer que, con una costilla rota, ese grupo sea tan íntegro como siempre lo fueron mis 091. Aprovechando el símil de la costilla, digamos que vimos un gran concierto de "061" (teléfono de emergencias sanitarias) y que, si queréis leer la crónica, podéis buscar una cualquiera de las que, en 2016, se escribieron para la gira de 'Maniobra de Resurrección'.

Antes de "061", nos divirtieron con un rock and roll fresco y canalla los madrileños de Chamberí ATRACO. Con una cuidada imagen y fórmulas melódicas que siempre funcionan, un jovial y desahogado Javi Quintana a la guitarra, un enchufado Jay a la batería, un entregado Alejandro Molina a los teclados, un sagaz David Menkes al bajo, y un carismático Diego Atraco a la voz y a la otra guitarra, nos presentaban su primer disco, homónimo al grupo, que ha sido avalado con colaboraciones tan importantes como Alejo Stivel o Ariel Rot, entre otros. Un álbum que, en directo, suena más rabioso y que provocó un ambiente festivo que nos hizo bailar durante toda su actuación con canciones como la endiablada '7 cifras', su prometedor single 'Me arranca la cordura', una personal y muy animada versión de la conocida canción de Moris 'Sábado a la noche', para despedirse con la pegadiza, festejada y cantada por toda la concurrencia 'Pólvora ardiendo'.

Atraco es una banda perfecta para levantar el ánimo y combatir los calores de este verano. Por eso, será uno de mis grupos elegidos para disfrutar escuchándolos mientras espero la llegada de un glorioso octubre en el que, por fin, podré escribir una crónica sobre el mejor grupo español de todos los tiempos cuando presenten en directo un nuevo disco que, seguro, hará volar nuestras almas. Este increíble portento será conseguido, como siempre, por 091 gracias a que, de su minucioso trabajo, de su entrega pasional, de su entrenado talento y de su larga experiencia, brotará la más alta inspiración creativa. No, no será fruto de un asombroso prodigio sobrenatural. Nunca he confiado en los milagros.