JUAN JESÚS GARCÍA  |  Granada, 26/01/2018

El término "referencia" se usa en vano continuamente. Pocos son los elegidos para ser "referentes", y en el mundo de la música SEX MUSEUM es uno de los grupos que se ha trabajado serlo. Una vez al año Sex Museum vienen por Granada para poner los puntos en las íes y, entre tanto pusilánime, recordar cómo es un auténtico concierto de rock. La banda de los hermanos Pardo ha encontrado un hueco entre sus otras ocupaciones (Coronas y Corizonas) para poner al día en Granada el precio de los peines (Aliatar, viernes 26, 22h). "Rock & Roll or Die!!!"

- Ningún año sin Sex Museum en Granada, ¿cómo en casa?

- Sí, Granada mola y siempre ha molado. Y además tiene un montón de similitudes con Madrid: el clima, buenos bares, la sierra cerca, buenos grupos, hipersaturación de turistas... Como en casa, vamos.

- El año pasado decían que ya, que ya tendríamos material fresco, pero...

- Andamos lentos cumpliendo nuestras promesas. Últimamente me vienen a la cabeza cosas como que todo el buen rock ya está hecho y reconozco que me vuelvo perezoso y se me pone muy cuesta arriba tan solo plantearme componer nuevas canciones y sacar otro disco. Ya se me pasará cuando retome la medicación.

- ¿Cómo llevan lo del pluriempleo?

- Bien, es la única opción para músicos de medio pelo como nosotros. O te pluriempleas como nosotros o te buscas otro curro que no tiene nada que ver con la música y acabas dejando el r'n'r. Son tiempos complicados para la clase media-baja del rock.

- ¿Hay realimentación entre unas y otras marcas o son compartimentos mentales estancos?

- Hay poca o ninguna realimentación. Sex Museum somos demasiado rústicos y rudos, y los otros grupos o tienen demasiada clase o se han vuelto muy sibaritas o se han abierto a nuevas texturas. Cada uno lo llama de una manera, el caso es que Sex Museum está por un lado y el resto por otro.

- En el año 1995 decían en el periódico Ideal que "habían cambiado mucho" (risas). Treinta años después, ¿cómo va la cosa?

- Pues la verdad es que hemos cambiado poco, de hecho seguimos usando todos las mismas tallas de ropa, incluso alguno ha bajado, milagros de la microbiótica. Ahora estamos intentando descubrir si podemos seguir otros 20 años a este ritmo; para los músicos como nosotros no existe el concepto de jubilación. Ese tipo de retos son los que te obligan a adaptarte, por puro coraje. Camina o revienta con música de fondo.

- Lagartija Nick acaba de sacar uno de sus mejores discos; Sex Museum en concierto salen a morir y matar... ¿la generación Romilar es de un material irrepetible?

- Absolutamente. Estamos chiflados, para lo bueno y lo malo. Lo mejor de nuestra generación es que estamos convencidos de que podemos mejorar con el tiempo e intentamos hacer las cosas cada vez mejor, sin que la edad importe demasiado. Lo peor es que somos muy malos para dar con la dosis adecuada, siempre nos pasamos.

- Vimos 091 hace dos años hacer un regreso triunfal... Nunca será igual para Sex Museum porque nunca se han ido, ¿no?

- Tal cual. Lo nuestro, al menos para el núcleo inicial, era llevar una vida al límite, fuera de lo convencional y no parar nunca. Exprimir todo al máximo y relacionarnos muy poco con lo que no tuviera que ver con nuestra visión de la vida. Casi lo de menos era la música, por eso no había sentido dejarlo, es más un modo de vida que otra cosa, un sentimiento de pertenencia a una tribu de nómadas del r'n'r.

- En muchos sectores del rock hay bandas que recuperan el sonido 65-75 del que Sex Museum ha sido un apóstol. ¿Se notan reconocidos?

- Sí, claro, aunque no tanto por las bandas como por el público que sigue viniendo a los conciertos, ellos son nuestro aire. Como banda somos una rareza, o más bien una anomalía que desafía toda lógica, incluso la de la escena musical independiente. Somos la excepción que confirma la regla, pero, apóstoles, ni de coña, somos demasiado individualistas, a mí me dan alergia los dogmas y las reglas, odio tanto seguir como que me sigan.

- El éxito achicharra y su ausencia desmoraliza pero... Siniestro Total comentaban que la longevidad estaba en esa escena media, ¿supongo que comparten el razonamiento? ¿La clase media del rock and roll, como la social, está también desapareciendo?

- Sí, lentamente devorada por sus ambiciones de subir de estrato, por la falta de orgullo. La única clase que tiene orgullo de serlo es la alta. La clase media, la baja, la obrera o la trabajadora o cualquier otra no son más que fases de tránsito hacia donde realmente quieren estar todos: en la alta. Y los músicos somos un claro ejemplo de eso, todo lo que no sea triunfar a lo grande es un fracaso. Siempre aspiras a más y envidias al que está un poco más arriba. Cuando consigues llegar a su altura no te relajas y fijas tu mirada un poco más arriba. Solo te relajas cuando has conseguido llegar a lo más alto y entonces te das cuenta de que no es lo que buscabas. Entonces es cuando te das cuenta de que estás solo y te has vuelto un gilipollas sin amistades reales. Hay excepciones, pero pocas. El ser humano es así de imbécil, o todo o nada, nunca nos sentiremos a gusto con un poco menos que el vecino.

- "Abrazarse a lo convencional es falta de genio verdadero", decían en otra entrevista del periódico Ideal, veintidós años después de aquella antes mencionada... ¿Insisten luego existen?

- Sí, lo convencional es lo hecho un millón de veces, lo unánimemente aceptado, y, si abundas en ello, no andas muy lejos de ser un grupo de versiones, o de revisiones. A veces me da la sensación de que yo hago eso mismo pero en subterráneo. Pero bueno, yo me podría abrazar a lo convencional sin ningún reparo porque si hay algo que no tengo es genio verdadero. Pero no lo hago porque tengo gustos raros.