VALLE  |  Madrid, 16/01/2018

Brian Jones, uno de los fundadores de los Rolling Stones, pasó tristemente a ser miembro del club de los 27 cuando encontraron su cuerpo sin vida en la piscina. Una muerte envuelta en polémica ya que, según cuenta la leyenda, después de que Jagger y Richards lo expulsaran de los Rolling, mantenía contactos frecuentes con Lennon y con Hendrix para crear un proyecto en común. Dicen que este hecho hubiera supuesto la ruptura de contratos millonarios y que las discográficas de la época no estaban dispuestas a asumir el gasto. El caso es que nunca sabremos el motivo de la extraña muerte de Jones pero... ¿os imagináis cómo hubiera sonado un grupo con Lennon, Hendrix y Jones? Yo no puedo imaginarlo, solo sé que seguro que hubiera sido histórico. Pero a veces, los grandes proyectos no pasan a la historia por pequeños detalles.

Cola para entrar, gran expectación y lleno total de fans en la sala Wurlitzer Ballroom de Madrid para ver la presentación del nuevo LP, 'Ruido Negro', de una banda siempre referente, AUTOMATICS. Los linarenses comienzan con una pieza instrumental para que, a continuación, suenen los acordes mayores de primera tonalidad mezclados con la distorsión ambiental de 'Open Space', la conocida canción de su primer trabajo 'Cesárea' con la que suelen abrir los conciertos. Y el público de Madrid que ya añoraba su sonido en directo, se entrega. Yo no puedo evitar fijarme en Manuel Aranzana, mito vivo del rock jiennense ya que, mucho antes de ser guitarrista de Automatics, perteneció nada más y nada menos que a los mitificados Preceptos Devotos. Su seguridad y su saber hacer siempre es un sello de calidad que sienta las bases e imprime personalidad a la banda.

Automatics concentró el repertorio en su último álbum, 'Ruido Negro', del que tocaron todos los temas y gustaron, gustaron mucho. Pero también hubo espacio para que el público cantara y celebrara canciones de trabajos anteriores como 'Stingy Jeans', 'Fly around the world', 'Swayfest' o 'Watch over you'. La psicodelia envolvente de su característico y distorsionado britpop a lo Jesus and Mary Chain nos volvía a conquistar con una sólida base rítmica a cargo de su batería Antonio Salas y de su bajista León Fese junto a los mágicos efectos guitarreros de Alfonso "Poncho" Linares. Después del primer bis, el público quiso aún más y se despidieron con otro conocido tema de su primer trabajo 'Suicide'. Las guitarras no paraban de rugir y la concurrencia que llenaba la sala quedó más que satisfecha. Tanto fue así que uno de los asistentes al concierto me vio tomar notas y me pidió que calificara el concierto como histórico. Entonces, miré la camiseta negra del grupo psicodélico The Brian Jonestown Massacre que llevaba Raúl Ruano, el vocalista, y pensé en Brian Jones y en como los grandes proyectos no pasan a la historia por pequeños detalles. Sin duda fue un gran concierto pero no puedo decir que fue histórico porque, aunque como cantante no estuvo mal, como frontman Raúl Ruano no estuvo a la altura del resto de la banda. Eché de menos una actitud más shoegaze que estuviera más acorde con el estilo y el espíritu de la banda. Nada que no se pueda remediar en el próximo concierto al que, por supuesto, también asistiré.