MARTIN PAGE  |  Madrid, 22/11/2017

Había muchas ganas de ver a FATHER JOHN MISTY por Madrid y así lo demostró una Riviera llena hasta la palmera. Recordemos que el bueno de Josh no pisaba la capital desde su legendaria actuación en la sala El Sol en 2012 y desde entonces el barbudo de Rockville ha encadenado tres fantásticos álbumes que han insuflado algo de energía y aire fresco nuevo al sonido folk Americana.

Así pues, puntual a la cita se presentó en el escenario J. Tillman acompañado de su quinteto y abriendo en silencio total (un milagro en este país donde gran parte del público que va a conciertos habla y grita como si estuviera en cualquier bar) con los primeros acordes al piano de 'Pure Comedy' canción, disco y leit motiv de esta gira y continuando con las tres canciones siguientes de su nuevo álbum en el mismo orden. Toda una declaración de intenciones.

Con una audiencia entregada de antemano (especialmente el público femenino) el show discurría como la seda y "Papito" se movía como pez en el agua, primero tímido y contenido, después salvaje y arrebatador a medida que avanzaba el repertorio con temas como 'Thirsty Crow' o 'Nancy' y más tarde con 'I'm writing a novel' y 'True Affection'.

La figura de Father John Misty es larga porque en ella confluyen diversas facetas: el cantautor romántico, el fucker comediante del siglo XXI, el compositor refinado y el frontman barbudo de aire 70's. En todo momento es muy consciente en su papel de "One Man Show" y lo sabe jugar muy bien, incluso con cierto sentido de la autoparodia (que siempre se agradece) como cuando atacó 'The night Josh Tillman came to our apartment', 'Ladies man' o 'Bored in the USA' y además perfectamente acompañado de un excelente diseño de luces y proyecciones.

Con la cadencia romántica de la balada soul 'When you're smiling and astride me' (probablemente una de las canciones más bellas de este siglo) y la belleza arrebatadora de 'I love you Honeybear' las chicas suspiraban y los chicos le envidiábamos terriblemente por ser guapo, sexy y tener ese talento y esa voz que está al alcance de muy pocos artistas, pero afortunadamente enseguida se lo perdonamos porque nos regaló una buena colección de bises con 'So I'm growing old on a Magic Mountain', 'Real Love Baby' seguidos de (una épica y maravillosa) 'Holy Shit' y la descarga sónica final de 'Ideal Husband' para finiquitar más de una hora y media de clase y elegancia musical y largar a la gente a sus casas con una buena sonrisa en la cara y con el corazón otoñal bien encendido.

En definitiva, podríamos decir que el amigo Josh y su exquisito cancionero cumplieron sobradamente las expectativas entregándonos uno de los mejores conciertos en sala que hemos podido ver en este 2017 que se acaba y eso está muy bien. Larga vida a nuestro barbudo favorito.