VALLE  |  Madrid, 11/11/2017

Es muy curioso. Hay un enorme continente que comparte nuestra lengua pero, en cuanto al rock, no consumimos sus productos. ¿Es que no hay rock en Latinoamérica? Evidentemente sí. Y bastante. Miramos mucho a Estados Unidos o a Reino Unido y, extrañamente, no a Latinoamérica que, repito, cantan en castellano. Tío... ¡¡Que entiendes la letra a la primera!! ¿Qué nos pasa?

Si preguntamos a la gente de la calle que a quién conoce del rock latinoamericano (hablo de rock, Juan Luis Guerra o Luis Fonsi no cuentan) las tres respuestas más comunes serían las siguientes:

1. Carlos Santana. Pues no me vale. El genio Santana vino ya importado de Estados Unidos.

2. Maná. Venga vale. Creo que triunfó un poco antes en España que en Estados Unidos ¿Qué más?

3. Juanes. Vale sí. Pero a partir de aquí empezamos a aumentar bastante el ya amplio espectro del rock y también podríamos decir Shakira o Carlos Vives.

Ah, se me olvidaba, no valen trampas. Tequila y Los Rodríguez son hispano-argentinos y empezaron en Madrid. Estaréis conmigo en que las respuestas a esta pregunta serían interminables si habláramos del rock anglosajón o norteamericano. Pues bien, esta ceguera rockera hacia el continente latinoamericano provoca muchas injusticias y hoy quiero hablar de la que más daño me hace: LUCYBELL.

Chile salió de su dictadura en 1990 y, al igual que España en los ochenta, vivió una eclosión cultural en la que el rock también fue muy protagonista. Triunfaron grupos como La Ley o Los Tres. Lucybell, debido a su sofisticación, tardó un poco más y se movía en un circuito más universitario, más erudito. Pero finalmente, lo bueno siempre se premia y consiguieron grandes éxitos en su país y luego, a partir de su quinto LP, 'Lúmina', también en casi toda Latinoamérica. Perú, Argentina y sobre todo México.

Lucybell tiene influencias de Joy Division, My Bloody Valentine, The Cure y mucho de Cocteau Twins. De hecho, Lucybell es el nombre de la hija que tuvieron el guitarrista y la cantante de Cocteau Twins, Robin Guthrie y Liz Fraser. Si ahora os da por mirar la, muchas veces equivocada, Wikipedia, os pone que son rock alternativo y dream-pop. Yo diría que más que alternativo es experimental y, según su mayor fan, Paz Arancibia "de dream-pop nada, como mucho dream-rock si eso existe ¿cachai?".

Las letras son mágicas con grandes destellos fulgurantes en versos que infringen todas las leyes naturales como "me precipité hacia el cielo" o "entonces, yo sabré mentir a Dios". Son esas frases que por su fuerza y simpleza hacen que fracasados letristas, como yo, se lamenten y se pregunten "¿por qué no se me ocurrió a mi?" Pero, en realidad, solo están al alcance de unos escasísimos privilegiados y, sin duda, uno de ellos es Claudio Valenzuela, letrista, guitarra y voz que junto a Cote Foncea a la batería y Eduardo Caces al bajo y al teclado forman Lucybell.

Tras muchos años de silencio, este pasado julio Lucybell ha sacado su último LP, 'Magnético'. Un auténtico discazo de lujo con preciosas joyas. Una de ellas no puedo quitármela de la cabeza 'No perdonaré'. Sí, 'No perdonaré' pero en la que Claudio Valenzuela, siempre magistral, acaba diciendo "y que aún así por siempre te amaré". Y esto, no sé por qué, me hace volver al tema inicial. A nuestra ceguera. Porque 'Magnético' es la nueva oportunidad que Lucybell nos da a los españoles para VER.