VALLE  |  Madrid, 26/10/2017

Me gustan las paradojas, no lo puedo evitar. Me divierte oír como habla Luz Casal con su peculiar timbre nasal pero melifluo y, seguidamente, escucharla cantar su 'Te dejé marchar' y, mientras la adoro, intento encontrar dónde ha quedado la que hablaba.

Alex Sienna tiene la apariencia del vecino joven y educado que, aunque casi es un desconocido, me da los buenos días y me abre la puerta del ascensor. Mirada franca, barbita arreglada y algún toque moderno pero sin exagerar. Ese chico del que, cuando coincides con su padre, por cortesía comentas: "qué atento es tu hijo". Y el orgulloso progenitor se te acerca y susurra: "y estudia ingeniería".

SIENNA presentó su disco 'Trágico y fugaz' anoche en la sala Costello Club de Madrid y, antes de que yo me preguntara qué hace mi vecino-joven-educado en el escenario, se puso a cantar y comprobé que su amplitud vocal era tal, que sus guitarristas ponían cejilla en el segundo traste de sus guitarras para combinar con rapidez los acordes y que suenen en la tonalidad natural de su voz. Y sí, me tengo que apuntar al carro de los que aburrida y repetitivamente os dirán que su estilo es pop-indie parecido a Izal, Supersubmarina y bla bla bla... pero, cuidado, con muchísimos matices que desembocan en una esencia y estilo propio. Guitarras compactas, teclados que no solo sirven para crear ambiente, arreglos que nacen de la base rítmica con estética y practicidad... Todo esto construido, junto a la guitarra acústica de Alex Sienna, por Raúl Cerezo a la eléctrica, Joaquín Cortés a la otra guitarra, Cristian Vilalta a la batería, Moisés Cerezo al bajo y Álvaro Ponce a los teclados. El talento se les intuye y se manifiesta con frecuencia, y el trabajo que hay detrás se percibe porque no han dejado al azar ningún detalle como, por ejemplo, el orden de las canciones en el concierto. Haciendo que éste sea variado, entretenido y con puntos fuertes al principio con 'Como dos cometas', en la mitad con 'El clímax final', para terminar con la versión del grupo James 'Sit down' (tema que sonaba en el tráiler de 'Juego de tronos') y con su pegadizo y contundente 'Épico y mortal'. Tras petición de la concurrencia, el bis fue 'Tóxico', de su anterior trabajo.

Uno, después del concierto, siente la necesidad de comprarse el disco y va a la tienda:

- Por favor ¿me da el disco del chico que se parece al vecino joven y educado que me encuentro en el ascensor?

- ¿Sienna?

- Sí, eso es.

Y, mientras lo escuchas en casa, leyendo las letras te das cuenta que, prácticamente, solo están escritas en tiempo verbal de presente que le sirve para crear cierto sentimiento de ansiedad y que, sobre todo, concuerda con la idea que se vislumbra en el disco de vivir el presente sin prejuicios. Hasta ahí bien. El problema es que Sienna, ese joven vecino educado, "no puede alcanzar cierta afinidad con los que pisan la capa más superficial" (como él ha escrito). El problema es que, además, pega un puñetazo en la mesa y grita contra "la insensibilidad ante el daño ajeno" con versos como "nadie se mueve o se conmueve, demasiado absortos en sus pieles". El problema es cuando esa crítica se monta en el coche y su autocrítica nos recuerda que no estuvimos a la altura. El problema es que, a veces, este vecino entra en trance con el sexo y hasta tiene que "mecanizar el tiempo para respirar". El problema es que, para colmo, nos invita a una revolución individual, a una evasión de la realidad para que "desconectemos todos los miedos".

El problema es cuando me encuentre a Sienna en el portal y, como vecino joven y educado, me dé los buenos días y me abra la puerta del ascensor, yo, que ahora sí le conozco, me divertiré con su paradoja, me comeré el orgullo de mis canas y le diré: pase usted primero.