JUAN JESÚS GARCÍA  |  Granada, 27/04/2003

Hace un par de temporadas el guitarrista madrileño Tonky de la Peña se dio varias vueltas al mundillo del blues español con su invitado el ex Rolling Stones, Mick Taylor, en Granada la fórmula cambió, y el músico añadido fue Raimundo Amador. Ahora Tonky ha retomado este tipo de actuaciones trayéndose desde los Estados Unidos a otro tipo cargado sobre todo de leyenda, el baterista, guitarrista y catante BUDDY MILES, con el que ha grabado incluso el que será su próximo disco. Aún ajeno al gran público, la historia de este orondo personaje da vértigo por los nombres asociados a su batería: Jimi Hendrix, Wilson Pickett, Mike Bloomfield, Alex Cox, Bowie, Santana, Muddy Waters, Stevie Wonder, John McLaughlin o Neil Young se ha beneficiado de su toque, amén de tener una carrera de más de treinta discos como cantante y guitarrista; currículum que no está nada mal para un tipo de casi sesenta años y actualmente casi impedido por su paquidérmica obesidad. El bueno de Buddy tuvo que actuar sentado, incluso tumbado, dadas las limitaciones de su cuerpo gigante.

Tonky mantiene el soporte sonoro para ambos invitados, pero si Raimundo es Raimundo y lo suyo es tan entretenido como previsible: 'Pata palo', 'Bolleré', etc., lo del abuelo Miles son flores de otro mundo. "Pata negra y de la buena, ¡qué gustaso!" como dijo el entrañable "Mundi". Para sorpresa de los que le habían perdido la pista como músico de blues, el concierto de este personaje fue más bien de tórrido soul al viejo estilo Atlantic. Un marco perfecto para su modulación, su fraseo agudo e intenso, sus dominios de la improvisación y las estremecedoras dinámicas que dejaban tiritando el micro a un metro largo de distancia. Desparramada su gran humanidad por el borde del escenario, y haciendo manitas con las chicas de la primera fila, Miles se descubrió como cantante racial de los que ponían el vello de punta, material de luz roja, terciopelo y reservado que como dijo Diego Manrique en su intervención en La Música Contada es la música más lúbrica que ha existido nunca. Como guitarrista, zurdo por cierto, es más un proveedor de efectos al sonido conjunto, notas incisivas y distorsiones de apoyo, dejando la digitación impetuosa a Raimundo y la estándar a Tonky. Un poquito de flamenquito, un bastante de improvisación sobre la marcha, un tremendo 'Hey Joe', casi tres horas de concierto y una "Copera" cerca del lleno resumen este tardío encuentro con un tipo legendario.

En poco tiempo vendrán por aquí también B.B. King y los Blues Brothers (los MGS de Steve Crooper antes de los ochenta) así que la primavera se presenta completita en el apartado de ilustres venidos a más.