ARTISTAS, GRUPOS...:
Medina Azahara | Manuel Martínez | Paco Ventura
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La banda se mantiene tan en su sitio como la melena incorrupta de su cantante, siempre con un exuberante Ventura tirando de guitarra y al timón del grupo.
A la misma hora que actuaban, en televisión echaban 'La Colmena', ambientada en los años cuarenta del siglo pasado; otros cuarenta después de los de Cela, el rock andaluz vivía su momento estelar, y camino de otros cuarenta más, los cordobeses Medina Azahara son los únicos supervivientes de aquel fenómeno... ¡y siguen llenado!
Cierto es que el tiempo y los que escriben de él no pusieron el rock sureño en su sitio, como banda sonora de la calle de la Transición, que ni siquiera los libros hechos en este Sur lo reconocen, quizás porque era la música de la base-base, de la carne de cañón, de los hijos del agobio, mientras que la canción de autor fue un producto de la élite universitaria. Fue y es, que el perfil del público de Medina Azahara sigue siendo el del ciudadano de a pie, el suburbano y el rural: en ÍIlora metieron hace dos veranos casi 10.000 personas. Nietos todos de aquel agobio que cantaban Triana, aunque igual de agobiados también ahora por razones tan poco poéticas como poder terminar el mes.
Antes de los cordobeses y fuera de programa, en una sala El Tren completa pero sin derecho a asfixia, se pudo escuchar a los Nietos del Agobio (gracias el préstamo del titular y la idea), emotivo combo desenchufado a mayor gloria del repertorio de aquella tropa: Smash, Lole y Manuel, Triana, Imán... Introducción variada, muy amena y sentimental para los Medina Azahara, algunos de cuyos miembros sí pueden decir con autoridad que estuvieron allí.
Los de Manuel Martínez y el medio granadino (su familia es de Valderubio) Paco Ventura, acaban de grabar un nuevo directo para congelar el momento actual de la banda, con distintas caras en el bajo, corista de apoyo y, en algunos temas, unos curiosos aires atlánticos conviviendo con su clásica estampa hard arábigo andalusí. La banda se mantiene tan en su sitio como la melena incorrupta de su cantante, siempre con un exuberante Ventura tirando de guitarra y al timón de un grupo y de una pedalera del tamaño de la sala de control de Vandellós. Ni que decir tiene que a estas alturas son tan seguros como una proyección de un concierto suyo, sin fallo alguno ni añadido fuera de programa, que es lo que se tiene cuando se han dado ¿miles? de conciertos. Pueden gustar más o menos, e incluso nada, pero en directo son fiables como un diesel de su tiempo; hacen lo que tienen que hacer, lo hacen perfectamente y su gente se lo agradece con un alto grado de participación imposible en otros conciertos, y jamás en los del nuevo star "indie-chic-country-alternativo-pero-menos" que aparece cada semana. Y no están los tiempos para prescindir de semejantes chutes de sentimiento colectivo. Esperemos que para cuando el tiempo de los bisnietos haya ya algún brote verde en el horizonte del agobio; ya, sí, claro, verde, blanco y verde, por supuesto.
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Prometemos no ponernos pesados... ;)
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