ARTISTAS, GRUPOS...:
Chano Domínguez | Blas Córdoba | Daniel Navarro | Manuel Masaedo
GÉNEROS, ESTILOS...:
SALAS, FESTIVALES...:
Festival de Jazz de Granada | Teatro Isabel la Católica
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Su disco y su concierto se abren y se cierran con material propio y sintomático: la bulería 'Mantería' desemboca en guiños de blues y acto seguido hasta su piano "tumba".
No dejó el gaditano ni una entrada por vender en el Teatro Isabel la Católica de Granada. Juega en casa, tradición más de futbolista que de artista, pero es que CHANO DOMÍNGUEZ sí es profeta aquí, aunque hay que relatar que se ha trabajado con paciencia, pico y pala durante años esa confianza y ese cariñito, porque debe ser Granada una de la ciudades donde más, y de cualquier manera, ha tocado: desde en clubes y terrazas, a Universidades (sí, antes allí había muchos conciertos ahora sólo se estudia), festivales, conmemoraciones y fiestas públicas o privadas. Solo o en compañía de otros, e incluso de muchos.
Presentaba Domínguez en una pequeña gira por festivales el contenido de su nuevo álbum 'Piano Ibérico', un trabajo en directo únicamente con piano y percusión (de mano o de pie) sobre los populares clásicos (sin entrar en disquisiciones territoriales) españoles. Una pirueta en el tiempo que enlaza con aquellos tres discos que a finales de los sesenta grabó Pedro Iturralde con un tal Paco de Algeciras (luego De Lucía), sobre todo el volumen tercero (el alemán, que no estaría nada mal reeditar ya que no existe en cd y en vinilo asciende a 100 euros la copia) donde Falla se encontraba gozosamente con el swing. Hace esos cuarenta años que Paco Montes y el Cifu escribían en aquella contraportada que "no hay ni jazz ni flamenco, sino todo compacto creado en la fragua de la imaginación misteriosa y la voluntad, con jirones de flamenco y hondura de jazz; con duende y swing". Ese es nuestro Chano.
Una noche muy popular, digo, porque mientras Chano calentaba dedos para salir, en la puerta, El Combo de la Casilla animaba entusiasta la tarde a los paseantes. Y un poco más allá algunos desfilaban más marcialmente en fila cantando el 'Cara al sol', mientras que otros respondían desde enfrente con 'A las Barricadas', cada uno en recuerdo de sus muertos, Franco y Durruti. Esto... ¿Se les podría llamar "canciones populares" también? Charlie Haden hizo en jazz el repertorio de la guerra civil, pero ni Romano Mussolini (pianista de jazz, estrella de la edición número "cero" del Festival de Jazz de Granada, e hijo del Duce) se atrevió con la otra... aunque el himno de la legión ('Soy el novio de la muerte') sí se hizo en pop.
Siguiendo con lo de las melodías populares, el gran Chano vuelve aquí sobre Albéniz, Manuel de Falla, Enrique Granados y Frederic Mompou (me temo que Rodrigo es ya intocable tras el 'Sketches Of Spain' salvo para Kind of Cai). Su disco y su concierto se abren y se cierran con material propio y sintomático: la bulería 'Mantería' desemboca en guiños de blues y acto seguido hasta su piano "tumba". Todo comenzó con 'El puerto' de la 'Suite Iberia' de Albéniz, cuenta Cano, tanguillos y tientos, donde asoma la rota voz de Blas Córdoba, portavoz de un equipo de alineación cambiante (por el camino se quedaron el "Niño calambre" Tomasito y el Piraña), que trajo su equipo "americano": Daniel Navarro en el baile (¿percusión de tacón?) y al granadino Manuel Masaedo, quien por cierto no apartó un segundo la vista del maestro, pero ni para parpadear.
A Mompou le ajusta por tangos y tanguillos, y como era previsible, las muy conocidas melodías de la 'Andalucía' de Granados, la 'Danza del amor brujo' y la 'Canción del fuego fatuo' fueron los momentos estelares por tango y bulerías y un Chano que tenía que tocar de pie de puro calambre. En lo escuchado no se notan las costuras más allá de las servidumbres de la repentización desatada, pero eso es jazz: ritmo, expresividad, lenguaje propio y ajeno bien metabolizado y sentido de la belleza; todo lo que requiere un "pata negra" como el gaditano. Hay muchos Chanos, y cada uno quédese con el que desee (modestamente uno recuerda con gratitud el inmenso placer recibido por aquel trío con McGill y Colina). Aquí ha encontrado una veta de muchos quilates, agradecida (los aplausos fueron los más estruendosos del festival), disfrutable y muy exportable. ¡Larga vida al Chano!
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Prometemos no ponernos pesados... ;)
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