JUAN JESÚS GARCÍA  |  Granada, 24/07/2020

A día de hoy el gaditano es el músico más internacional que tiene el jazz español. Hasta el punto de que vive parte del año en Estados Unidos para atender el mercado americano. En un momento Domínguez y Javier Colina crearon juntos algunos discos fundamentales, pero esta vez vienen la misma noche pero por separado en el concierto central de Jazz en la Costa. El bajista navarro recibirá también la medalla de Almuñécar e inmortalizará su firma en una baldosa de "Bulevar del jazz".

- Su compañero de esta noche, Colina, fue a grabar a Cuba, usted hizo un disco con la cubana Marta Valdés... ¿Qué tiene Cuba?

- Que La Habana es Cádiz con más negritos, y Cádiz es La Habana con más salero (risas). Estamos conectados desde todo aquel trasiego comercial de siglos entre las islas y la península. De ahí salió toda la música de ida y vuelta, hacia Cuba y hacia todo el Caribe... Nosotros llevamos lo nuestro y ellos han añadido lo suyo, por eso nos entendemos mutuamente tan bien y nos atraemos como imanes. A mí me encanta desde el bolero 'filin' a Los Muñequitos de Matanzas.

- También se lo digo por el repertorio de Bola de Nieve que hace con Martirio...

- Es un proyecto maravilloso, estoy encantado. Es un repertorio como ninguno hablando del amor y el desamor, con unas melodías que nos enamoran a Martirio, a mí, y al público que las escucha... Y, la verdad, yo no tengo que hacer mucho porque esas armonías y esas contramelodías crean un ambiente fantástico en torno a la figura de Bola... Me lo estoy pasando muy bien.

- Le vimos en Jazz en el Lago completamente eléctrico y desatado, también con el New Flamenco Sound casi roquero... ¿Necesita estos proyectos tan agitados para desahogarse de vez en cuando?

- Yo me desfogo también con mi piano solo, pero viniendo de ese legado roquero de los años setenta en el que estuve tan inmerso. Volver a poner esos instrumentos eléctricos en el escenario me parece muy interesante, y me gusta colgarme el Keitar y tocar como si fuera un guitarrista. Yo intento pasármelo bien, y lo logro en el 99,9 por ciento de los casos, pero ese es mi leimotiv: ¡pásatelo bien! Porque si lo haces, se lo harás pasar también a los demás.

- ¿Y luego poder hacer discos a piano solo... como 'Over the Rainbow', o el "rojo"?

- Ese soy yo. Sin más. Esa es mi lucha diaria conmigo mismo, el volver a sentirme enamorado de lo que hago, que me encante tocar, y casi cada día tengo que mantenerme en esa búsqueda.

- Hace veinte años de 'Calle 54'. ¿Cómo le cambió la vida?

- Fernando Trueba hizo un trabajo fascinante. Nos puso a todos en la pantalla grande de Madrid, Barcelona, París, Nueva York... ¡Era como tocar por todo el mundo! Y que todo el mundo te viera. El sonido fue espectacular, grabando en el mismo estudio del 'Thriller' de Michael Jackson, y todo en directo, sin segundas tomas. Todos estuvimos muy frescos para estar al altura del directo, sin trampa ni montaje, que todo pasaba en el momento. A músicos como Jerry González le abrió una carrera en Europa, y a mí me llevó a trabajar regularmente en los Estados Unidos.

- En ese disco estaba su grabación de 'Gracias a la vida', que casi no hay noche que no toque (al menos por aquí). ¿Es ya un sentimiento a compartir más que una canción?

- Yo es que le doy las gracias todos los días (risas). Por permitirme respirar, ver los colores, oler, saborear, poder querer y amar... Es maravilloso. Hay que darle gracias a la vida todos los días. Es un tema que toco todos los días por todo lo que representa, para mí y para todos.

- Y ya por último... ¿quién o quiénes le gustaría que hicieran '10 de Chano'?

- (Risas) ¡Ahí me ha pillado! (risas)... Lo que sí puedo decir es que hay una brillantísima nueva generación en Andalucía, que está agrandando este lenguaje y hacen cosas muy buenas. Pienso en Ernesto Aurignac o Antonio Lizana o... Es un momento creativo del que me siento muy orgulloso. Los cuatro que empezamos a hacer hace cuarenta años estas cosas vemos que se han convertido en todo un estilo, y en una manera de entender esta música libre que refleja cómo somos.