JUAN JESÚS GARCÍA  |  Granada, 11/11/2010

Visitante con asiduidad de los escenarios españoles coincidiendo con el "boum" de la denominada New Age, WIM MERTENS estuvo a la cabeza de la nómina que los gurús del asunto (Ramón Trecet, etc.) importaron. Pasado el frenesí, Mertens vuelve a Granada tras una larga ausencia, esta vez al Medina Elvira de Atarfe mañana viernes 12.

Graduado en Ciencias Políticas y Sociales y en Musicología, empezó estudiando a los grandes minimalistas norteamericanos llegando a publicar un estudio sobre ellos. "Yo mejor diría música conceptual, pero de todos modos trato de escapar de esas etiquetas, porque el lenguaje de la música tiene muchas más posibilidades que cualquier etiqueta", asevera huyendo de las etiquetas. Así que estudioso de la música antes que fraile y productor antes que artista, Mertens comenzó en los años ochenta a ser conocido fuera de su país gracias a la formación Soft Veredict, acogida dentro del sofisticado catálogo de los Discos del Crepúsculo.

A mediados de la década, la publicación de 'Maximizing the Audience', grabación basada en la música que compuso para la obra de teatro 'The Power of Theatrical Madness' le proporciona la notoriedad que trabajos anteriores, más experimentales y contemporáneos no le había dado, en este doble disco aparece su interés por la voz humana (la suya no lo parece) como elemento gutural de expresión y, sobre todo, de evocación: "la voz dirige el piano, que es un instrumento que se mueve a través de mis dedos; pero la voz... no uso la voz como un instrumento, sino que está por encima de todos los instrumentos y los dirige".

A este trabajo siguieron la célebre trilogía formada por 'Instrumental Songs', 'A Man of no fortune and with a name to come' y la banda sonora para Peter Greenaway, 'The Belly of an Architect', con la que Mertens une su trayectoria a la de Michael Nyman, el otro pope del asunto de la nueva era en su faceta más intelectual. "Pienso que las intervenciones que he hecho dentro del cine podrían haber sido mejores. Tendría que haber podido elegir películas más apropiadas para el sentido de mi música, se trata de conseguir la perfecta conexión entre música e imagen, y todavía no tengo esa sensación". Luego haría también las bandas sonoras de las películas 'Entre dos mares', la de 'Fiesta', de 'Lisa' y de 'Father Damien', entre otras, incluidas en la caja 'Music and film'. En total su nombre encabeza una sesentena de producciones propias.

Para muchos es el más valioso compositor continental de los últimos años. A pesar de contar en numerosas ocasiones con acompañantes, es con el piano sólo como mejor se muestra, recurriendo intermitentemente a esta forma de actuar: piano y voz. "Puedes usar instrumentos distintos, músicos diferentes, pero la esencia musical no debe variar, como ocurre en todos los aspectos de la vida; en el fondo siempre somos los mismos" dice defendiendo el formato "solo". En su reciente producción 'The world tout court', 'Qua' y 'Zee versus zed' se abandona a las complejidades instrumentales de grupos amplios , como compensación a las grabaciones cara a cara con su piano, con sus siempre singulares y personales interpretaciones vocales, que parecen ir surgiendo de un mundo perdido con no pocas visiones medievalistas en su introvertida garganta. Para esta actuación vendrá con el único acompañamiento de violín y piano.

Casado con una española, son frecuentes sus visitas a nuestro país, incluso privadas, se le conocen estancias en La Alpujarra y aquí ha actuado en los ciclos de New Age del Falla, en el desaparecido programa de la Diputación 'Música Privada' y en las Nuevas Tendencias de Salobreña.