JUAN JESÚS GARCÍA  |  Granada, 18/10/2010

Contaba el folclorista Ismael Peña que la sombra de Miguel Hernández era aún más oscura porque se la escondía y silenciaba en la Orihuela de los años cincuenta, cuando fue el primero en acercarse al poeta, en acudir en peregrinación a su casa, donde su viuda le provocó escalofríos al ofrecerle sopa de cebolla para comer. Muchos otros músicos se han sentido cautivados por su palabra para ponerle música, si es que no la tenía ya dentro, porque, por ejemplo, LUIS PASTOR asegura que cada poema es ya una canción. Este año de aniversario, el extremeño ha preparado otras que grabarán Jarcha. Luis Pastor inauguró la Semana de la Oralidad de Granada en un mano a mano con el historiador Fernando Lucini sobre el autor de las 'Nanas de la cebolla'.

- Para usted Hernández es...

- El hallazgo de encontrar a alguien cercano que hablaba del campo y la vida que uno recordaba de la niñez. Una poesía tan cercana que creo que por eso ha sido tan musicada (Lucini recuenta cerca de 300 temas) por los que buscábamos ideas de solidaridad, lucha... o su mismo ejemplo. Yo me sentí reflejado en él.

- Sus compañeros dicen que más que poemas eran canciones ya hechas.

- Sí, muchas. El año pasado me propuse releerlo y he descubierto a un Miguel Hernández de copla, flamenco, canción, villancico... me ha salido el Miguel Hernández no de la guerra y la sombra sino el amoroso, apasionado, carnal... He musicado 22 poemas nuevos que los van sacar Jarcha en un disco y Carmen Linares lleva en un espectáculo, y que cantamos también Lourdes (Guerra, hermana de Pedro, su mujer) y yo.

- O sea que aparca de momento la autocomposición.

- Tiene gracia, toda la vida aprendiendo a escribir y hacer mis cosas, y desde que empecé con Saramago, he seguido con un trabajo para Sabandeños sobre poetas canarios y ahora lo de Miguel Hernández. Es curioso porque esas claves las tenía abandonadas.

- Al parecer le interesa más el Hernández del "yo" que del "nosotros".

- Sí, el más lírico y más carnal...

- ¿Y dónde nos quedan los portavoces de los vientos del pueblo?

- En Serrat, por ejemplo, él incide en esa línea. Jarcha también subrayan más el Miguel colectivo que en el personal.

- En esto van en paralelo. ¿Qué fue del Luis Pastor colectivo?

- Ha habido muchos procesos en estos muchos años, y en un momento tuve que pasar del "vamos todos" a buscar el "yo" dentro de mí, y lo encontré; pero creo que también refleja el "nosotros". Si analizas discos como 'Diario de a bordo', 'Por el mar de mi mano' y 'Soy' como propuesta de viaje al interior, ahí también va el Luis Pastor de "con tu puedo y mi quiero".

- Y hablando de "nosotros": sin Hilario, Saramago o el "Abuelo", ¿estamos un poco más solos?

- Uno siente que ellos no se van, que aquel que ha creado una obra nunca desaparece. Siento que Labordeta está aquí, en el pregón de las fiestas del Pilar, en el 'Himno a la libertad' que han cantado miles de personas, en el amor que le han profesado... simplemente que ahora nos veremos menos.

- Sin embargo, le quedan amigos para llenar agendas ¡que colaboran decenas con usted en sus discos...! ¿abona bien la maceta de la amistad?

- Yo aprendí de José Afonso (cantante portugués, contraseña de la revolución de los claveles con su canción 'Grandola Vila Morena') a compartir, y luego siempre he seguido haciéndolo. Recuerdo cuando en Libertad 8 no querían que cantase Pedro Guerra ¡porque su público no consumía! (risas) Y hubo que solucionarlo (risas). Por el otro extremo he experimentado también eso de ser transparente cuando alguien se ha hecho famoso, y no sé, creo que me he comportado como una persona normal que está agradecida de poder vivir con una profesión tan maravillosa; por eso creo que hay que ser generoso.

- Vuelve a la Semana de la Oralidad, se le da bien la cosa...

- Sí, sí, (risas) creo que tenemos la experiencia y el bagaje como para poder contar desde la palabra propia o ajena lo que nos ha ocurrido como persona o país.

- Por cierto que en aquella actuación se le subió un espontáneo, Miguel Ríos.

- Sí, habíamos grabado juntos la canción 'Mar de lágrimas' del disco 'Diario de a bordo'. Fue un honor.

- Dice "lo que nos ha ocurrido". ¿Como vivó la degradación del termino, de "cantautor" a "cansautor" o el "cansautor de las narices" que tanto irritó a Labordeta?

- Fue un trago muy duro para muchos y que gracias al personaje televisivo del "Ciego" puede campear, porque en mi caso, yo era joven y militante, y me creí todo lo que pasaba (risas). Tengo hecho un poema de dos folios contando esos cuarenta años, en los que los mismos que nos adulaban en los años setenta, en los ochenta nos negaron el pan y la sal porque, muerto Franco, ya no teníamos razón de ser.

- Ahh, ¿pero se ha muerto?

- (carcajada) Yo mismo escribí aquello de que "¡por mucho que le llaméis no volverá!" y me la he tenido que envainar porque cada vez está más vivo. ¡No hay más que ver cómo está Madrid y Barcelona...! (risas) La derecha de este país tuvo vergüenza de serlo durante la Transición, pero ahora ya la han perdido y están enseñando su verdadero rostro. Creo que estamos dando pasos agigantados hacia atrás en los derechos que tanto costó conseguir.