ARTISTAS, GRUPOS...:
Zejel | Taray | Iman Alkawdoussi | Jota Martínez | Al Andalus Project
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Zejel fue una exquisitez apenas musicada con laud, quanun, sutiles percusiones de tracción manual y la seductora voz de su cantante.
La música sefardí, andalusí, las Cantigas de Alfonso X el Sabio, la música tradicional de Siria y de Marruecos junto con los cantos de cuadrilla del levante fueron los protagonistas de la primera de las dos noches del FESTIMED, el festival dedicado a las culturas mediterráneas que cierra cada año el circuito de veraniego de la Diputación de Granada. De todos ellos es éste el que tiene mayor proyección habida cuenta de su singularidad, ya que en toda la ribera española no hay ninguno tan especifico, aunque su ubicación, en medio del bullicio pachanguero de un chiringuito de playa, no parezca el más adecuado, es más, probablemente no haya otro menos indicado. Y así, entre demandas de raciones de calamares, sardinas o pinchitos, fue difícil apreciar el refinamiento evocador del trío Zejel, una delicatessen cultural que busca y logra encontrar el espacio común entre las culturas y tradiciones de este mar, según verbalizaron apasionadamente ellos mismos (aunque en la barra hablaban de no se qué de "moros"); Zejel fue una exquisitez apenas musicada con laud, quanun, sutiles percusiones de tracción manual y la seductora voz de su cantante Iman Alkawdoussi, compartida también con el maravilloso trío Al Andalus Project.
Tras ellos, los murcianos de Taray (en la foto) trajeron la alegría parrandera de las cuadrillas murcianas a su manera, eso sí, porque a diferencia de otros grupos dedicados a la repetición, más o menos arreglada, de los cantos tradicionales, ellos componen temas propios aunque a caballo de patrones populares salpimentado el cancionero popular. Así, entre aguilandos, malagueñas, seguidillas o alegrías (conveniente explicadas, por cierto) elevaron el nivel de comunicación apelando a lo más festivo, y ciertamente arrebataron al millar de personas que acudieron al recinto. Es preciso llamar la tención en Taray sobre el zanfonista Jota Martínez, experto en tan ancestral aparato y que, aunque sea tímidamente, se atreve a modificarlo abriendo infinitas posibilidades (a veces sonaba con distorsión hendrixiana) para ese difícil instrumento.
En fin, tras Taray salió un supuesto humorista cuya primera intervención fue buscar el parecido entre mujeres, chorizos y morcillas. Sin comentarios.
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Prometemos no ponernos pesados... ;)
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