MIGUEL ANTONIO HURTADO  |  Madrid, 01/08/2010

Lo de DIEGO EL CIGALA en los Veranos de la Villa fue mucho más que la presentación en casa de su último trabajo, 'Cigala & Tango', fue un derroche de músicos de lujo entregados a deleitarnos, a hacernos disfrutar y a envolvernos con esa innovadora incursión por el mundo del tango en clave flamenca. Y tal era su afán por hacernos sentir que, a pesar del protagonismo de los once temas de 'Cigala & Tango', hubo cabida para diez temas más, impregnados de flamenco y de son cubano.

Y es que ayer, la Puerta del Ángel en nada envidiaba al bonaerense Gran Rex, en el que se grabó 'Cigala & Tango', con su colección de "canciones que hacen daño"; y es que a fin de cuentas tango y flamenco sienten lo mismo, pequeñas tragedias nocturnas que nos desgarran el alma. Y es que al igual que el público porteño, los gatos del foro también gozaron con la guitarra de Juanjo Domínguez y el bandoneón del gran Néstor Marconi.

Así, puntual, acompañado de su irreductible paquete de Marlboro a sus pies, y su "refrigerio" a la derecha de dios, Diego, con un brillante traje negro, casi tanto como sus zapatos, una impoluta camisa blanca, ensortijado y con el pecho enjoyado, comenzó de lleno por tango siguiendo el orden del disco (que ya al final rompería).

Apertura con el tango cantado, 'Garganta con arena'... "Estoy muy contento por estar en Madrid presentando 'Cigala & Tango', feliz de estar tocando aquí para pasar una noche muy agustito y os quiero dedicar ese concierto de todo corazón". El tango 'Los cuarenta', y ya con el gran Juanjo Domínguez, ese gran guitarrista del que le habló su amigo Calamaro y que le emocionó nada más oírlo, 'El día que me quieras', el tango que popularizó el gran Carlos Gardel, y que posiblemente fue uno de los temas estrella de la noche. Con Juanjo con la guitarra situada alta, alta, muy alta, a la altura de la nuez, continuó la incursión de la voz camaroniana de El Cigala en el tango, 'Soledad', de Enrique Fabregat, y la milonga 'Los hermanos', del rey del folclore argentino, Atahualpa Yupanqui.

Con 'Vete de mí', del cubano Miguel Matamoros, el concierto daba tregua al tango y cedía el espacio a ritmos más latinos. Manifiestamente reconocida, y si grande era con el piano de Bebo Valdés, qué decir con la guitarra de Juanjo, que embelesó como despedida a su primera sesión de intervenciones a los que vivieron este guiño a 'Lágrimas Negras'.

Ya solo El Cigala, acompañado con la guitarra de Diego del Morao, continuaba con la sesión de tangos con 'Nostalgias' y seguidamente presentaba como un "lujazo tenerlo conmigo en 'Cigala & Tango', una leyenda viva, el Sr. Nestor Marconi", el tecnicismo y la frialdad del bandoleón del de Álvarez para encadenar los tangos, 'Tomo y obligo', 'Sus ojos se cerraron', y la zamba 'Alfonsina y el mar', presentes en este extraordinario trabajo. Trabajo que no incluye la versión de la banda sonora de 'El padrino' convertida en un tango romántico y que pudimos reconocer en esta veraniega noche. El tango habanera 'Yukali', del alemán Kurt Weill y el tango 'En esta tarde gris' servían de antesala, tras Diego felicitar a Néstor, para que entre gritos de "Arriba Argentina" llegara el 'Homenaje a Piazzola', en el que Néstor, totalmente solo en el escenario, se recreara en las notas de Astor. Ya con el disco completamente presentado, aparece de nuevo en escena Juanjo Domínguez. "Es un orgullo tener a mi lado a estos dos genios", espetaba El Cigala mientras sonaban los acordes de 'Nieblas del riachuelo', ese popular tango del año '37 de Juan Carlos Cobían y Enrique Cadícamo, que tan magníficamente adaptó El Cigala junto a Bebo Valdés para 'Lágrimas Negras'.

Néstor se pone al micrófono, en primer lugar agradece los gritos de cariño a Argentina y, aludiendo al gran Piazzola, introduce: "El maestro Juanjo va a tocar algo que con no cierta envidia se lo cedo". Y así es, Juanjo Domínguez se queda solo para sumergirnos en la obra maestra de Astor Piazzolla, 'Adios Nonino', compuesta en 1959 con el intenso dolor de la muerte de su padre.

Y hasta aquí llego el tango, es la hora de "recordar nuestras raíces, un poquito de flamenco, dame un "La", Jumi (su pianista)", El Cigala afina su voz y el poema de Alberti, 'La paloma', se convierte en flamenco en estado puro, 'Tangos extremeños', uno de los temas mas sentíos; sesión de Bulerías con el más puro sonido a lo Tomatito; 'Obsesión', otro de los clásicos de sus colaboraciones con Bebo que contó con la presencia del trompetista Jerry González y, para despedir, el universal bolero de Antonio Machín, 'Dos Gardenias', que sirve para el lucimiento individual y colectivo de toda la banda, envueltos en unos infinitos ritmos cubanos.

Triunfal el paso de El Cigala por la Puerta del Ángel, con varios minutos de ovación que no dejaba marchar al magnífico elenco de músicos, entre los que se coló Rafaelito, el hijo de El Cigala, que no quiso ser ajeno al baño de multitudes de su padre, tras dos horas y cuarto de concierto.