REDACCIÓN  |  Granada, 21/07/2010

MADELEINE PEYROUX posee una elegancia interpretativa y una capacidad expresiva lírica que la sitúan entre las mejores cantantes de la escena internacional actual. Nació en Georgia y creció entre el sur de California, Brooklyn y París. Y fue en las calles de la ciudad del Sena en la que le gustaba cantar y emular a Bessie Smith, Joni Mitchell o a Billy Holiday. La Peyroux posee una turbia voz que cautiva y mantiene intacta la esencia del jazz y a pesar de atreverse con otras sonoridades cercanas al folk y a la canción de autor. Multimillonaria en ventas, en su obra caben adaptaciones temperamentales de autores como Leonard Cohen, Tom Waits o Serge Gainsbourg, cada vez más sus propias composiciones. Su último disco 'Bare Bones' llegó después de tres años de silencio y está dirigido por el exmarido y productor de Joni Mitchell, Larry Klein.

- ¿Que recuerda de su paso por las calles de París?

- Mis padres fueron muy radicales y yo fui una joven también muy rebelde. La música me salvó de muchos problemas: en Francia conocí a muchos músicos, tocamos en las calles y nos forjamos una curiosa reputación de banda de todo el mundo, con gente europea, americana... con un espíritu conjunto y de todos a una. Ahora, recordar aquellos tiempos es divertido, como cuando nos echaban más comida que dinero... fue una experiencia muy fuerte vivir y trabajar en la calle, y no siempre positiva, pero creo que no tener nada en la vida más que la música y una mochila es algo interesante para poder crecer. Por otro lado, creo que Francia y Europa en general respetan, admiran y apoyan a los artistas, se puede decir que yo soy cantante gracias a la cultura y la música francesas, y sentirme "exiliada" me ha permitido entender mejor las peculiaridades estadounidenses.

- Y de las aceras ha pasado a vender millones de discos, parece un cuento... ¿con traumas?

- Yo me he dedicado al jazz, que en principio es algo más minoritario, que se hace en clubes y sitios pequeños. Luego ya todo estalló a lo grande, y sí, me he notado más expuesta, pero me compensa porque es mi vida y de alguna manera lo que siempre había buscado. Este negocio es una maquinaria de triturar carne, pero la relación con mi proyecto vital y profesional es lo que me mantiene protegida. La fama es algo que me resulta muy ajena.

- En un principio nos hizo creer que lo suyo eran las adaptaciones... ¿por qué?

- Quizás sea porque no tenía muy definido lo que quería hacer y tampoco sabía si podría hacerlo, y otros músicos y compositores se acercaban a lo que yo pretendía. Pero no sé la razón exacta de por qué he hecho tantas adaptaciones o por qué seguiré haciéndolas. Me gusta, me gusta cantar cosas de otros, de Dylan, de Ray Charles, Joni Mitchell, de Randy Newman... es gente que son mucho más que músicos, son leyendas.

- A pesar de haber frecuentado nombres clásicos como los que cita, el de Leonard Cohen se le ha ajustado especialmente bien...

- Cohen es un mito vivo y un enorme poeta con un gran calado emocional y poético. Leonard Cohen es un referente para la generación de mis padres y también para la mía.

- Por fin se ha soltado como autora...

- Me ha costado escribir canciones, llevar la poesía a mis vivencias para poder cantarlas. Escribir canciones concentra varias vertientes creativas. Yo siempre quise hacer cosas mías, pero era un sentimiento, una necesidad de expresión y el final de un proceso de aprendizaje y ya me ha llegado el momento.

- Usted que ha hecho ambas cosas, ¿mejor haber vivido lo que se canta?

- Cuando una persona hace una canción, siempre parte de la experiencia, aunque luego esa vivencia en primera persona recorra un largo y tortuoso camino hasta llegar a ser expresada. Si cantas algo muy tuyo, aprendes mejor a conocerte y es mucho más fuerte tu expresión. Cantar es una manera de dar salida a tu energía.

- Su nombre es Peyroux, pero siempre sus "Patsy Cline", "Billie Holiday"... ¿Por qué?

- No es necesario ser alguien por comparación, pero creo que en un primer acercamiento esos nombres sirven de referencia y... ese el trabajo de los críticos, ¿no? Pero, en el fondo me siento halagada por que me sitúen a la altura de esas grandes damas de la música. Billie Holiday fue una de mis maestras como cantante y como persona ya que cambió la forma cómo las mujeres vivirían la música, no sólo como chicas de adorno sino como poderosas protagonistas emocionales.

- Entre su primeros discos pasaron ocho años. ¿Qué pasó?

- Pensé hasta en cambiar de trabajo, tuve dudas personales, problemas profesionales, conflictos con la discográfica... y me aparté, pero tuve que volver porque ya no puedo vivir sin la música.

- Le ha dedicado una canción a su presidente, ¿no?

- Sí, 'Somethin' Grand' fue grabada el mismo día que salía elegido y la energía de aquel momento, esa sensación de que algo grande va a pasar, se palpa en la canción. Para mi generación fue tan histórico como la lucha por los derechos humanos o contra Vietnam para la de mis padres. Y al cabo de los años creo que el balance entre aciertos y errores es claramente positivo y alentador.