JUAN JESÚS GARCÍA  |  Granada, 19/07/2010

Desde la irrupción de los "jovenes leones" (Marsalis, Carter...) en el mundo del jazz profesional es difícil recoger tantos elogios como los que le han dedicado al trompetista CHRISTIAN SCOTT, señalado por la prensa el año pasado como "el nuevo Miles Davis", lo que ya es mucho decir a sus cortos veintisiete años.

Sobrino del legendario saxofonista Donald Harrison, este joven trompetista de Nueva Orleans ya cuenta con cinco discos en su haber, una nominación al Grammy, el aplauso del público y el piropo por escrito de la crítica: Jazz Timesle calificó como "dios del jazz de estilo joven", "el más destacado estreno que ha visto el género en la última década" dijo de él Billboard, y fue nombrado uno de los "30 líderes jóvenes menores de 30 años" por la racial Ebony. Ha tocado con Prince y Mos Def, y en su último disco hace piezas del líder de Radiohead... como él mismo dice, come de todo.

- Hablar de usted es hacerlo de Miles...

- Es curioso porque en mi opinión Miles fue un instrumentista más bien discreto, pero con un sonido inolvidable: esa trompeta clara, resonante y brillante... tuvo un enorme impacto en la historia de la música. Miles Davis es la sublimación intelectual de la trompeta, pero también me enorgullece que me relacionen con Freddie Hubbard, que era todo lo contrario, cuerpo y fortaleza, o con Clifford Brown, porque si Miles es fantástico, Clifford es la perfección.

- Y también de su juventud... ¿demasiado joven para el jazz y luego demasiado viejo para el pop?

- Yo me considero un músico, por encima de clasificaciones de jazz, rock o hip hop, que son palabras sin sentido en sí mismas. Pero si acaso llama atención tener veintitantos años y hacer jazz es porque el jazz está considerado como una de las músicas más difíciles del mundo, y lo normal es que sus practicantes sean gente muy adulta. Pero todo esto está cambiando porque hay compañeros muy jóvenes y muy buenos.

- De los que "comen" de todo.

- Como yo, que no le hago ascos a Ornette Coleman como tampoco a Dylan o Cat Power...

- Y de los otros, de los de siempre, dígame el grupo al que no faltaría...

- Si se juntaran Elvin Jones en la batería, Charles Mingus al bajo, McCoy Tyner el piano y mi tío (Donald Harrison), no me podría resistir como espectador... y me subiría con mi trompeta a tocar que para eso me he reservado el sitio (risas).

- Casi todos ya mitos en los sesenta y setenta, ¿es la época que más le atrae?

- Por razones musicales sí, porque eran excepcionales músicos, pero también me atraen ideológicamente. Eran tiempos muy creativos y de mucho compromiso.

- Es por eso que su último disco tiene intenciones hasta políticas, ¿quiere llegar al impacto social?

- Yo trato de vivir en el mundo, de contribuir con ideas nuevas. Me siento más atraído por el criterio de aquella gente para los que la música formaba parte de la vida y llegaron a ser portavoces de su tiempo. Yo modestamente quisiera ser cronista de la vida que me ha tocado. Mi 'Ku Klux Police Department' no es más que llamar la atención desde el primer segundo sobre la actual situación policial de la comunidad afroamericana de Nueva Orleans, que por cierto sigue igual.

- Y tocar a Tom Yorke (Radiohead), ¿tampoco es una provocación?

- No para nada. Miles se fijó en una canción de Cindy Lauper por la belleza de su melodía. A mí 'The Eraser' me gusta, no hay nada más por detrás.

- ¿Y qué hacía un tipo tan "cool" con un actor tan... peculiar como Mickey Rourke?

- Ayudarle en su papel de trompetista en la película 'Passion Play'. Yo le enseñé a mover los músculos faciales para que pareciera que tocaba la trompeta, ¡pero ojo, el que toca es él, no yo!