EDUARDO TÉBAR  |  Granada, 10/01/2010

Según la tradición de los últimos tiempos, HORA ZULÚ cierran el año musical en Granada con su habitual concierto navideño. La baja por enfermedad del batería, Javier Cordovilla, impidió la actuación de la banda en la sala El Tren el pasado mes de diciembre. Duro golpe para una formación cuya virtud principal es el poderío escénico. No obstante, se redimieron en el arranque de esta nueva década, con el gaditano Alejandro Robledo como suplente a las baquetas.

Los albores del siglo XXI constataron la impresionante proyección del grupo del mc-roquero-rapero Aitor Velázquez. Hoy por hoy, en la cabeza creativa y convocante del metal español. Lo tenían fácil jugando en casa. Pero cabe subrayar que pocos, muy pocos nombres consiguen petar hasta la segunda planta de El Tren al cabo de 365 días. Mientras miran de reojo a la América latina, exprimen con satisfacción la gloriosa racha que atraviesan en directo. Tanto, que de momento retrasan la grabación de su quinto disco.

Andalucismo militante, orgullo "blasinfantista" y una agradecida amplitud de horizontes que les distingue en la escena nacional. En su universo, Violadores del Verso sintonizan a la perfección con los fados de Carlos Cano. Lógico: pronto entendieron que, mucho antes, Anthrax desarrollaron el oído cuando se juntaron con Public Enemy. En el caso de Hora Zulú, fulminantes con la apisonadora de guitarras simétricas, aunque prestas a exotismos flamencos o turcos. Que nadie olvide la ficha de Paco Luque, virtuoso a las seis cuerdas en el despegue de 'Omega', a la vera de Morente y Lagartija Nick.

'Tango' inauguró una potente traca de canciones. Repaso de la discografía de los granadinos que incluyó piezas como 'El alma y los pies', 'Tanto que perdí', la ascética 'Coplas de negra inquietud', 'Golpes en el pecho' y el petardazo colectivo -banderas en ristre- en 'Andaluz de nacimiento'. ¿La sorpresa de la velada? El convaleciente Javier Cordovilla, colocando la guinda ya en los bises en la ejecución de 'A ver si me entiendes'. Tumultuosa cena familiar que suavizó la temperatura siberiana de una ciudad que después amaneció nevada.