ARTISTAS, GRUPOS...:
Toni Zenet | Manuel Machado | Javier Laguna
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Festival Internacional de Música y Danza de Granada | FEX
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A pesar de que lo suyo suene más a club y cabaret, navaja en el liguero y "quicio de mancebía", tampoco le viene mal ejercer delante de la Catedral.
En 1996 actuaba en el Festival del Zaidín un grupo malagueño que ya revolvía Roma con Santiago, churras y merinas pero en clave de fusión bailable, allí cantaba Antonio Zenet, que ahora sigue barajando todo, pero si antes se bailaba suelto, ahora es "agarrao". A pesar de que lo suyo suene más a club y cabaret, navaja en el liguero y "quicio de mancebía", tampoco le viene mal ejercer delante de la Catedral, donde le han puesto los del FEX, por si además de a las de siempre también quiere llamar a las puertas del cielo.
Si hace unos meses "reventó" completamente el Boogaclub, dejando tanta gente fuera como dentro cabían, ni qué decir tiene que su presencia en este programa, y gratis, agotó anoche la sillas disponibles y las de playa si las hubieran pedido para sentarse, estando más gente (y la más entusiasta) fuera de la zona de sillas que dentro.
Como Dios aprieta pero no ahoga del todo, tras veinte años de hacer de todo, desde ejercer de mimo, a vestirse de Picasso mozuelo o vender puerta a puerta, a Toni (Tony en versión export) le ha llegado "suturnogracias" y todavía no ha soltado el número. Lo suyo ha sido ese impredecible milagro de la boca y la oreja, y una canción en una serie, un "¿y quién canta eso?", un "¿y tú de quien eres?", etc., se resolvían despejando la incógnita: ZENET era la X. Y todo sin que ninguno de los avispados cazatalentos para adultos (Trueba, Limón, Almodóvar...) intuyesen que este tipo iba ha inventar la Copla del Siglo XXI.
Le habíamos visto en formato mínimo y teniendo que sacar todo lo de actor, mimo o engatusador que lleva dentro porque no tenía más que su borsalino para esconderse en caso de peligro. Y si la fragilidad sonora reforzaba la parte confesional de las canciones, esas que firma Javier Laguna pero que podían venir rubricadas por Quintero, León y Quiroga, ahora con mayor acompañamiento, las piezas cogen vuelo y dejan salir la pulsación jazzística (y si está de por medio el monumental Manuel Machado, la altura es estratosférica). Y es que esas historias de almas y cuerpos rotos, corazones frágiles y amores de final de película en blanco y negro (¡él mismo parece un galán secundario de la Warner!), con personajes montados sobre ondulantes habaneras, swing de cansado piano (en disco, que en directo se echa mucho de menos), chansón, tango, copla, son, "filin", bossa, canzone... y más, todos ellos y ellas tienen percha para vestirse de canción de autor o de Big Band si se quiere, entre otras razones porque es su voz sentida, pícara y golosa la que acentúa la emotividad de la palabras, es Toni quién las hace humanas, al margen del atrezzo, sea de superproducción o de humilde corto.
Contó su infancia en Granada (¡Ay aquellos bocadillos de habas con jamón de las Castañeda!) y ante semejante locuacidad en el escenario uno se pregunta ¿por qué si embelesa tanto verbalmente entre canciones, en las entrevistas no desgasta la lengua?; quizá se deba a que Toni Zenet sea ese personaje que se enciende con los focos, crece, canta, cuenta, baila y se deja querer (¡y cómo!), y que cuando termina la función se recoge en la maleta de Antonio Zenet. A fin de cuentas a Sinatra también le llamarían Paco en su casa.
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Prometemos no ponernos pesados... ;)
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