JUAN JESÚS GARCÍA  |  Granada, 18/06/2010

Desde 1980 los ILEGALES han sido uno de los nombres más populares del rock español, siempre a la luz y a la sombra del asturiano Jorge Martínez, guitarrista, cantante y compositor del trío (en esta entrevista más en el papel Mr Hyde de Jorge Ilegal). Treinta años y un millón de discos después, para poder cambiar de registro (Jorge y Los Magníficos, una orquesta de "oldies"), ha decidido suicidar a Ilegales. La gira de despedida (y presentación del testamental cofre '126 Canciones Ilegales') se llama 'Adiós amiguitos' y pasará por Granada hoy viernes 18 (sala El Tren, 21h). Cerrando el círculo, en la primera canción que metió en un disco gritaba 'Europa ha muerto', y el tiempo parece que quiere darle la razón.

- Va de lleno en lleno, ¿se imaginaba un final tan apoteósico?

- Es apoteósico y necesario, porque Ilegales tiene que hacerlo así, morir para reencarnarse en algo diferente.

- Para la gira retoma la imagen de su primer disco, la del tiro en la sien. ¿De tiro a tiro porque le toca?

- Es un tiro a la cabeza necesario, es algo que hay que hacer varias veces a lo largo de la vida para poder reinventarte y no aburrirte.

- ¿Y qué pintaba un tipo como usted en la compañía discográfica de Víctor Manuel?

- Él era uno más, bueno, buscaban nuevos valores y consideraron que yo lo era, que éramos un grupo emergente y que llegábamos con la toda la fuerza punk... No se equivocaron, valemos mucho (carcajada).

- ¡Y va al cartel del FIB en letra grande! ¿Cómo ha hecho para meterse en un festival donde casi nadie de la tierra entra?

- Es lógico, los Ilegales somos mucho más antiguos que el propio festival, lo extraño es que no hubiesen sido incluidos antes. Lo que tocan Oasis o los monos del Ártico o cualquier otra familia de monos lo tocábamos nosotros hace ya veinte años.

- ¿Jorge Ilegal o Jorge Martínez ? ¿Cómo se llevan ambos?

- Bien, son el mismo tipo, sólo depende de quién tenga delante y para qué... (y empieza a contar una larga historia de hormigas y cadáveres entre surrealista y absurda).

- Antes de nada usted ya estaba cantando "¡¡Europa ha muerto!!". Al mismo tiempo Siniestro decían lo de "Ayatolah, no me toques la pirola!" ¿su generación tenía poderes adivinatorios?

- Es triste ser unos profetas porque me joden los profetas (carcajadas). Lo de Ilegales era verdad, lo de mis amigos Siniestro oportunismo, lo cierto es que sí, Europa está a punto de morir, de dejar de serlo. Espero que eso no sea verdad del todo porque me jodería haber tenido razón.

- Al lado de canciones suyas muy explicitas, 'Hola mamoncete', 'Soy un macarra', etc., hay otras más indirectas, oblicuas y mucho más inquietantes y longevas, no sé, por ejemplo 'Me gusta cómo hueles', 'Ella saltó', 'Yo soy quien espía el juego de los niños'... ¿Cómo sabe cuándo dirigirse al inconsciente o más bien a la entrepierna consciente?

- Los inconscientes somos los dos, tú y yo por dedicarnos a esto (carcajada). Lo importante es que las canciones sean de verdad, cien por cien de verdad, lo único imperdonable es la mentira, para mentir fundemos un partido político: ¡los hijos del gran puta! Y a mentir (carcajada).

- Ilegales llegaron y rompieron la baraja: cambiaron las reglas del juego y se echaron a la carretera; tenían equipo propio, gestión propia, seguridad propia y si no les contrataban se autocontrataban sin pudor. ¿A qué se debía semejante frenesí?

- Porque nos alimentábamos de kilómetros, como hace Dylan para mantenerse vivo. Hubo un momento en que nadie quería contratar a Ilegales, así que nosotros nos organizamos las giras. Cuando empezamos a ese ritmo generamos mucha pasta, porque terminamos siendo un grupo para el que la gente se sacaba dinero de sus vaqueros y pagaba la entrada, comprobaron que tocábamos con buenas guitarras y hacíamos música de puta madre y eso se paga. Yo también lo pago.

- En aquel tiempo eran conducidos por Manuel Macias, un manager de raza que recordaba al Coronel Parker (Elvis) o Peter Grant (Led Zeppelin)... ¿es necesario un tipo con ese perfil para triunfar?

- Era un manager buenísimo. No estoy muy seguro de que sea necesario un elemento así si la máquina funciona, pero cumplen su función poniendo orden (carcajada) y este hombre lo hizo muy bien con nosotros.

- Hubo un alto ejecutivo de una compañía de discos que se vanagloriaba de haber despedido a Ilegales porque "sólo" vendían 20.000 discos ¿el tiempo pone a cada uno en su lugar?

- Hijo de la gran puta. Pues les está bien empleado. (risas) El negocio lo llevaba gente así y no me extraña que se hayan ido tomar por culo, ahora llorarían sangre por vender esa cantidad de discos (carcajada)... no les echaremos de menos.

- Con la que está cayendo... usted se pone a hacer boleros... ¿pero no teníamos que destruirlo todo, y ahora con más razón que nunca?

- (carcajada) A ver, Ilegales está en el mejor momento de su historia, arrasamos aquí y en América, hemos multiplicado el cachet... Ahora que nos va muy bien es cuando hay que hacerlo, irse. Dicen que estamos locos, pero nunca han dejado de decirlo en los últimos veinte años, así que el momento es ahora, y puestos a destruir hay que empezar por uno mismo.