JUAN JESÚS GARCÍA  |  Granada, 23/05/2010

Ocasionalmente aparecen por aquí algunos grupos rioplatenses, para el normal de los mortales ibéricos solemnes desconocidos, pero que arrastran cientos, por no decir miles de paisanos en cada concierto. Ocurre cada vez que asoman y sucedió con LA VELA PUERCA, que a juzgar por sus giras y audiencias gigantes probablemente sea el conjunto uruguayo de mayor proyección mundial.

Como ocurre siempre que anuncia su llegada alguna banda de estas características su concierto es casi razón de Estado, y su gente recibe mucho más que música, correspondiendo como una efervescente hinchada con un imponente despliegue de banderas, camisetas nacionales y pancartas gigantes. Antes que ellos estuvieron los almerienses En Espera que los acompañan en la parte de su gira española.

Tras suspender por problemas de visados su visita el año pasado, esta vez para el 'Normalmente Anormal Tour' han aumentado las paradas hasta llegar a la quincena. Para la ocasión , y aunque, visto o visto, no parezca muy útil por el refractario gusto que cunde, han lanzado en España, por si algún nativo le interesa, el cd-dvd 'Normalmente anormal' en el que repasan una historia de ya tres lustros.

La multitudinaria banda de Montevideo, como tantas de aquellas latitudes es, por un lado vivencialmente combativa en sus letras (el cantante de Marea es uno de sus grandes fans), festiva como una murga de carnaval, y por otro lado absolutamente libre estilísticamente. Comandados por Sebastián Teysera "El Enano" y Sebastián Cebreiro "Cebolla" en las voces, con todos los instrumentos doblados y hasta triplicados (en escena a veces eran nueve) manejan una gran posibilidad de recursos. 'De tal palo, tal astilla', 'De atar', 'Escobas', 'Sin palabras', 'Colabore', etc., no se ajustan estrictamente a ningún parámetro, son rock, ska, reggae, canción o todo a la vez... y tras la coral 'Colabore' se destapan en una tormenta de ruido que recuerda que antes hacían versiones de Barricada y Extremoduro.

Ni que decir que en estos conciertos tan especiales, punto de encuentro de sensibilidades y nostalgias y de identificación de cuna, estos grupos se vacían para estar a la altura de la circunstancias, y ellos no iban a ser menos: con un programa extendido a una treintena de canciones y camino de las tres horas de concierto lo dieron todo. Semejante entrega y tal recibimiento no son habituales en nuestros escenarios ¿será el mate?