JUAN JESÚS GARCÍA  |  Granada, 18/05/2010

Como en un caso de Iker Jiménez, miles de extratonautas invadieron el sábado la ciudad de Atarfe para asistir al concierto "indie" de referencia en esta parte de Andalucía. El EXTRATONAUTA FESTIVAL (nombre sacado de una expresión infantil recogida en el Parque de la Ciencias) es un proyecto de largo recorrido que empezó siendo un mínimo concierto en una sala para, este año, pasar a jugar en las ligas mayores dentro del coliseo atarfeño, recontando ya asistencias de tres ceros. Con un poco de suerte ocupará en años próximos el hueco dejado por el Espárrago en Granada, cuyo espacio sigue sin cubrir.

Los primeros grupos del cartel tras la caída abrupta de Supersubmarina tuvieron más tiempo para tocar, rozando la hora de concierto en este primer tramo, y media hora los demás. Abrió el programa la fantasía colorista de Ana Lógica cuando todavía lucía ese raro sol frío que tenemos estos días. Zahara trajo la alegría a la huerta indie con su fabulosa historia de la chica que perdió el avión ¿por las cenizas volcánicas?; suena segura en directo marcando las diferencias con lo que hace en estudio, de manera que la cantautora del triángulo Úbeda-Granada-Barcelona necesita ya un cuarto disco que se ajuste a lo que hace; luego volvería salir con sus queridos Love of Lesbian para recordar a la adorable Jeanette de 'Cría cuervos'. Tras ella turno para La Bien Querida (en la foto), el alter ego pop de Ana Fernández Villaverde, cuya sobriedad escénica es la cara B de la ratonera y risueña Zahara: seria, y con el atractivo frío y despasionado que ha hecho de su disco un best seller alternativo, cantó con una muy comprometida afinación al frente y un grupo notable que diversifica las posibilidades de un repertorio muy lineal; también asomaría más tarde, obligatoriamente en este caso, para "pimpinelizar" el 'No sé cómo te atreves' de la "Ópera" de los granadinos.

Love of Lesbian van para grupo mayoritario, aunque en el empeño se resienta la entidad de sus canciones; fueron los triunfadores de este primer tramo por votación popular, ya que hicieron corear sus estribillos al auditorio entero, también bailar y terminaron en plan discofever (ojo, que hace mucho ya tocaban el "pistero" 'Tainted Love') emulando en fila la coreografía de Village People entre globos y saltos al público. Una fiesta.

Todo lo contrario que Los Planetas, presentados a toda prisa por Jesús Ordovás y convocando a la gente con cantos de muecín. Hace tiempo que los granadinos fueron espesando el grosor de sus materiales y abandonado la ligereza pop de sus singles. Con un volumen alto hasta el dolor y razonablemente puestos en el oído por Javier Toral (un antiguo Marañón), el grupo de Jota dio uno de esos conciertos sin asideros a los que agarrarse. Es lo suyo, el duelo, y si hay alegrías es tras el incendio. Se los pudo escuchar con una mezcla diferente: el cantante se esfuerza por parecerlo (en énfasis y maniobrabilidad) y se le ha subido el volumen para que se puede verificar que lo es, así como por fin se ha puesto a Eric en un plano donde aprovechar su robustez, imprescindible poniendo el acento (y los puntos y la comas) en las piezas más horizontales y brutal cuando marca en la caja como un martillo pilón.

Comenzaron y terminaron como lo hace su disco con el instrumental 'La llave de oro' para abrir y unos 'Poetas...' tan llenos de dioses como de distorsión y ruido final. Psicodélicos, torcidos, esquivos e incomunicativos como marca de fábrica, tuvieron palabras elogiosas "¡un monumento!" para La Bien Querida, y se desataron incitando a la "desobediencia civil y la huelga general" antes de atacar 'Devuélveme la pasta', donde Jota se afrancesa y cigarro en mano sugiere un cadencioso perfil muy... ¿Brel?. El repertorio zigzageó entre los discos flamencos y, más que los demás, su lucha contra la "Ley de la gravedad". Sonó un material infrecuente como 'El artista madridista', 'Rey Sombra', 'Nunca me entero de nada' o  'El golpe de gracia', ésta con una nutritiva intro de órgano. 'Ya no me asomo a la reja' empieza a ser un momento clave en el centro de su concierto por su intensidad y sugerencia; 'Alegrías del incendio' o 'Si me diste la espalda', se situaron ambos lados, y de cara a la catarsis final, 'Reunión en la cumbre' vino a ser estimulante como un café bien cargado antes de dejarse llevar por el tremendismo voltaico de 'Los poetas', un "mantrón" de los que dejan garantizan pitidos en los oídos durante varias horas.

Tiempo en el que el programa se completaba con Sidonie, Dorian y We Are Standard o se podía echar unos "extratobailes" en la carpa-disco silenciosa, bailando por FM.