JUAN JESÚS GARCÍA  |  Granada, 21/02/2020

En Granada hemos seguido la progresión logarítmica de la banda de Mikel Izal, cada vez necesitando espacios mayores, y en festivales pasando de ser un grupo de relleno a la hora de la comida a ser indiscutibles cabezas de cartel, como lo fueron ya en El Órbita o el Bull. Ahora despiden su etapa 'Autoterapia' con una serie limitada de conciertos especiales que ensamblan precisamente aquí, donde harán doblete viernes y sábado en el Palacio de Deportes. La historia de IZAL es un puro multiplica y sigue.

- Llegan a Granada llenándolo todo con dos noches en el Palacio, van como motos...

- Ha sido sorprendente y un poco kamikaze, porque agotamos el primer palacio en enero y nos escribieron muchos granadinos que no tenían entrada. Y aprovechando que los ensayos generales los hacemos en Granada, pensamos en añadir un día más. Parece que van a ser dos noches muy bonitas.

- ¿Se acuerdan de aquel primer concierto en la Polaroid?

-Sí, nos acordamos mucho de las ciudades por las que pasamos hace diez años para pagar la gasolina, la pensión y poco más, actuando para treinta personas que no sabías por qué habían ido a verte siendo unos completos desconocidos. Luego vino el Planta y ya crecimos algo, luego la Tren...

- ¿No echan de menos algo más de cercanía y calor humano entre tanta proporción megagiga?

- Es verdad que en un sitio pequeño estás más cerca físicamente, pero en nuestros conciertos se genera una energía tan loquísima entre el público y nosotros que personalmente no me siento nada lejos, sería como un pequeño concierto a gran escala.

- Siempre podrán hacer como los Stones, dar conciertos privados con otro nombre... Veamos: Izal al revés: "Lazi en la Costello", por ejemplo.

- (Risas) No te creas que no se nos había ocurrido esa idea, la llevamos pensando desde hace tres o cuatro años pero se ha ido posponiendo por calendario; cuando encontremos el momento lo haremos, seguro, porque nos gusta tocar y pasarlo bien y esa idea es muy divertida.

- ¿En qué momento notaron que habían sobrepasado la línea de no retorno?

- En realidad esa línea no existe, porque igual en otros diez años estamos actuando de nuevo en la Polaroid, vete a saber qué puede pasar. Es difícil calcular cuándo fue ese momento, porque en diez años dimos tantos pasitos pequeños que todo parece muy natural y lineal. No hubo un punto que supusiera una ruptura, un programa de tele como pasaba antiguamente, que salías una vez y al día siguiente eras ya una celebridad, no.

- ¿"Suma y sigue" es el lema de la casa?

- Pudiera ser. Este es un trabajo de fondo, de picar piedra, de tocar muchísimo para treinta personas, luego cincuenta, cien, y así sucesivamente hasta los diez mil. Han sido diez años de trabajo duro y acumulado.

- Como ese tono enfático de la forma de cantar de Mikel, siempre con una urgencia... ¿acaso de su entrenamiento en la época de cantautor para hacerse mejor entender?

- Podría ser. Yo analizo todo pero me intento dejar en paz a mí mismo para no enloquecer. Está claro que vengo de donde vengo, de esas tablas que son muy duras, las de Libertad 8, La Tertulia... (risas) Allí estuve una vez y vino una amiga mía, la cantante Lara Bello que es una maravilla de persona y me acogió en su casa para ahorrarme la pensión, y una guiri despistada que pasaba por allí; ese fue mi público en La Tertulia (risas). ¡Cómo no voy a enfatizar para decir "escuchadme, estoy aquí"! (carcajada)

- El otro día un histórico productor como Gonzalo García Pelayo subrayaba en una charla el papel vital del manager... Ustedes tienen a uno de muy largo recorrido que hizo estrellas de Rey Lui, Danza Invisible o Amaral... ¿Es Manuel Notario el sexto Izal?

- Absolutamente, y lo digo sin ningún tipo de reparo. Sin la figura de Manuel Notario a nuestro lado todo hubiera sido diferente, o no hubiera sido. Notario se enamoró de nosotros y nosotros de él, y allí donde iba daba la murga con Izal, y eso fue muy importante. Una de las primeras cosas que nos encantó de él es que es un melómano empedernido: tenía la oficina llena de discos y cuando aparecimos por primera vez vimos claro que era uno de los nuestros.

- La última vez que vinieron estaban lamiéndose la heridas al descubrir la cara B de la redes sociales... ¿Qué conclusiones sacaron?

- Ufff que es muy fácil que el gran monstruo de las redes sociales distorsione la realidad; que se mueve por morbos, "clicks" y "me gustas", y que es un mundo completamente irreal con el que tienes que tener mucho cuidado.

- Autoterapia, Autogestión, Autoedición, Auto... ¡el método asambleario funciona!

- Hemos sido muy "autos" siempre. Todo se pone a votación y se gestiona desde dentro, con el grupo, con Manuel... a nosotros nos ha funcionado.

- Algunos de los mejores músicos de los años sesenta en España salieron de la escuela de telecomunicaciones (de hecho hubo un grupo que se llamó Los Teleko). ¿Pero no eran las carreras de letras siempre más inspiradoras para el arte?

- (Carcajada) Pues fíjate que, ahora caigo que un tipo que admiro como Drexler es médico... Algo tiene el cerebro científico, no sé tanta carga de poesía como de esquizofrenia. A nuestra manera también pensamos (risas), que es de lo que se trata. En mi caso sí que hay algo de ingeniería en mis canciones: ¡a nadie se le ocurre titular una canción como 'Agujero de gusano', que es pura ciencia (risas)! Para mí es una imagen muy potente y un término muy romántico. La metafísica y la física no están reñidas para nada.

- El "final del viaje" sugiere conciertos especiales. ¿En qué se van a notar?

- Queríamos que los que hubieran visto nuestros conciertos de 2018 y 2019 tuvieran un concierto distinto, con sorpresas nuevas, dinámicas nuevas... Llevamos varios meses trabajando en el show y me atrevería a decir que no me suenan haberlas escuchado antes. Hay que darle a los que vienen a vernos una vuelta distinta para que disfruten.

- ¿Y luego toca trabajo de mesa y estudio?

- Pues lo primero que va a tocar es descansar por primera vez sin fecha de vuelta, porque nunca nos habíamos permitido el lujo de darnos un abrazo al final la gira sin calendario de regreso. Cuando estemos cansados de descansar volveremos.

- Murió Bowie y no son los únicos que han optado por meterse en monos astronautas... ¡todos quieren ser Arañas de Marte! Aunque en su caso más parecen sacados de los 'Guardianes del espacio', aquellos Thunderbirds de plastilina de los años sesenta...

- Pues sí, ha habido una curiosa sincronización entre los colegas de escenario y de pronto todos somos espaciales... En nuestro caso salió por el videoclip de 'La increíble historia del hombre...' que fue genial, una obra audiovisual de Hiru Animation, que nos duplicó en silicona e hizo un trabajo espectacular. Nos gustó tanto ese universo que decidimos basarnos en ese imaginario para toda la gira. Fue un regalo grandísimo que nos hicieron.

- Y después de la autoterapia, ¿se van a dar el autoalta?

- Más bien la "autobaja" (carcajada). ¡Son las primeras vacaciones en diez años!