RICARDO RUIZ VARO  |  Madrid, 18/04/2019

Pasan unos minutos de las 22:00 de la noche y las luces del Palacio de los Deportes de Madrid se apagan súbitamente. Miles de gritos (concretamente, unos 18.000) nos ensordecen. Se enciende la gigantesca pantalla que cuelga del escenario y aparece lo que parece ser una nave espacial. En ella, cinco monigotes hechos a ordenador con atuendo de astronauta parecen estar muy ocupados... Comienzan a sonar los primeros acordes de 'La increíble historia del hombre que podía volar, pero no sabía cómo'.

Resulta paradójico que Mikel y los suyos decidieran comenzar el show con esa canción, porque si algo demostraron el pasado viernes, 5, y sábado, 6, fue que sí que saben volar, y que saben hacer volar a todo el que asiste a sus conciertos. En el fin de semana hicieron volar a más de 36.000 personas en un Palacio de los Deportes totalmente lleno con un juego de luces, sonidos y efectos especiales y una de las narrativas más originales que se han visto sobre un escenario en nuestro país, protagonizada por Julián López y Miren Ibarguren.

La misión que tenían los tripulantes de la nave intergaláctica IZAL se cumplió con creces: dos horas y media en la que repasaron los temas más famosos y conocidos de su discografía, con especial atención al último trabajo, 'Autoterapia', que aunque ha tenido críticas buenas y malas por igual, nos deja verdaderos himnos como la canción que abría el concierto, además de otros como 'Ruido blanco', 'El Pozo', 'Pausa' o 'Bill Murray', tema con el que cerraban este doble viaje en el WiZink Center.

Tras 'La increíble historia del hombre podía volar, pero no sabía cómo', 'Ruido blanco' y la archiconocida 'Copacabana' los tripulantes se desvistieron de los trajes de astronauta con los que habían aparecido al principio, para dejar paso al estilo propio de cada uno de los integrantes del grupo madrileño.

Uno de los grandes momentos del concierto llegó con 'Arte moderno'. Iván Mella al piano y Mikel a la voz hicieron una preciosa versión melódica y lenta de la canción, que finalizó de la manera más rockera y dura, ya con la banda en completo. Sin duda, un ejemplo perfecto del gusto de Izal por ofrecer nuevos puntos de vista a sus propios temas en los directos. Otra canción que es una versión de una anterior también sonó: 'Canción para nadie', quizá el primer single conocido de la época de Mikel como solista y que tanto gustaba a sus fans fue totalmente transformado para este nuevo disco en una decisión muy arriesgada del propio cantante, con la que quería, en cierto modo, romper definitivamente con su sonido anterior. De ello hablamos en la entrevista que le hicimos hace un año por el lanzamiento del nuevo disco.

Antes de todo esto, hubo tiempo para recordar temas de discos anteriores, como la delicada 'Pequeña gran revolución', 'Los seres que me llenan', con la que homenajearon al gran equipo que hay detrás de los cinco músicos, 'Agujeros de gusano' o 'Tu continente', tras la cual llegó el momento más original del concierto: A través de una aplicación móvil que los asistentes al concierto descargaron previamente, estos pudieron escoger la canción que querían que se interpretase a continuación: 'Palos de ciego', 'A los que volveremos' o 'Conclusión en Do para ukelele', con victoria aplastante de la primera. Sin duda, una estupenda idea del enorme equipo de producción de la banda.

Pasado el ecuador del concierto, llegaron temas tan míticos como 'Pánico práctico', 'Qué bien', 'Hambre', 'Oro y humo' o 'Asuntos delicados', combinados con 'Temas amables' y 'Autoterapia', del nuevo disco, para finalizar con 'El pozo', antes del bis.

Después del tradicional amago de final que ocurre en la gran mayoría de grandes conciertos, aún hubo tiempo de cuatro temas más, siendo el primero de los cuales 'Pausa', interpretado con los cinco componentes del grupo alineados al frente del escenario y con nuevos instrumentos, en lo que significó uno de los grandes momentos del show. 'La mujer de verde', 'El pozo', con baño de masas incluido de Mikel, y 'Bill Murray', pusieron el broche de oro a la "misión" que debían llevar a cabo los izales y que culminó un indiscutible éxito.

Izal puede gustar menos o más, pero lo que está claro es que hoy por hoy pocas bandas en nuestro país pueden presumir de haber reconvertido el panorama del rock español con nuevos sonidos, grandes directos y un éxito labrado a base de esfuerzo, sin ayuda de nadie más allá de ellos mismos.