ARTISTAS, GRUPOS...:
Jazzmeia Horn | Keith Brown | Rashaan Carter | Anwar Marshall | Irwin Hall
GÉNEROS, ESTILOS...:
SALAS, FESTIVALES...:
Jazz en la Costa | Parque El Majuelo
SELLOS, DISTRIBUIDORAS, EDITORAS, PROMOTORAS...:
Diputación de Granada | Ayuntamiento de Almuñécar | Prestige | Concord
La cantante texana Jazzmeia Horn fue la encargada de abrir el pasado lunes la 32ª edición del festival Jazz en la Costa de Almuñécar. Un concierto cargado de desparpajo y frescura que nos narra Juan Jesús García.
Si el año pasado el concierto central estuvo a cargo de una pujante vocalista como Cecile McLorin Salvant, el arranque de este festival lo ha sido con otra voz llamada a ser muy importante en la música contemporánea (no solo el jazz, ya depende de ella). Su salida a las giras internacionales ha sido fulgurante, a la espera de confirmar y/o superar su estatus con un segundo disco ya anunciado, 'Love & liberation', mayormente como compositora, del que debió nutrirse en su concierto sexitano ya que pasó de puntillas sobre 'A social call'.
Con su tocado africano y una flor en el pelo que recordaba la icónica foto de Billie Holiday, la cantante tejana dejó un concierto con ganas de más: "vuelve pronto", le dijeron al final, pero por favor, con algo menos de burbujeante scat.
Abrir y cerrar una actuación con piezas de Betty Carter sugiere quién es el ama de llaves de su música. Ya desde el inicial 'Please do something' con su ametrallante "escateo", y como se confirmó después, su apuesta por la improvisación vocal fue absoluta, reservándose un sitio en la banda como un instrumentista solista más. Sus facultades vocales son completas, con el desparpajo y la frescura de una veinteañera pero reconociéndose en sus mayores: también en Sarah Vaughan, de cuyo repertorio extrajo 'He's my guy' y 'East of the sun', esta última como ejemplo perfecto de su facultad para contar historias, palabra a palabra, sílaba a sílaba y hasta casi letra a letra. El verdadero espectáculo de la cantante de Dallas es su absoluta destreza, su amplio rango y la agilidad expresiva, yendo en pocas sílabas, perfectamente matizadas, desde los graves a unos agudos rompecristales o a un hilillo de voz casi imperceptible sostenido de la nada, haciendo malabares con la dinámicas. Una delicia acompañada de una gestualidad que subrayó los contenidos a transmitir, aunque aprovechando que habla perfectamente castellano podía haber subido la temperatura de comunicación unos grados más.
Por el camino se quedaron sus toques más R&B, Soul o ese estremecedor 'Wade in the water' que daba el matiz eclesial a su repertorio grabado, centrándose más en su imagen de dama atemporal del Jazz. Gran complicidad mostró con un ajustado saxofonista y sobre todo con el pianista Keith Brown, con quienes frecuentó los diálogos; éste último, de pulsación robusta, reivindicó el papel rítmico de su piano hasta muy por encima del baterista en la mezcla; le escuchamos también hacer alguna excursión (hacia el 'Satin Doll' de Duke Ellington por ejemplo) pero siempre en función de la vocalista, que a su lado, en la banqueta, bebía agua en glamurosa taza y sujetaba un amuleto afro/feminista entre las manos.
Ojalá tengamos la oportunidad de escucharla crecida y compensada (como ese maravilloso 'Skaylark' que dejó) dentro de unos años, si es que se puede pagar su actuación con la modestia presupuestaria de nuestros festivales (¡salvo el FMD!), y poder decir con orgullo: "¡yo estuve allí!".
Anuncio de Google Ads //// ANÚNCIATE AQUÍ
Prometemos no ponernos pesados... ;)
Anuncio de Google Ads //// ANÚNCIATE AQUÍ
Anuncio de Google Ads //// ANÚNCIATE AQUÍ