JUAN JESÚS GARCÍA  |  Granada, 20/03/2019

La prensa especializada ya le ha hecho a NIKKI HILL el árbol genealógico: "Hija de Tina Turner y Little Richard y como tíos tiene a James Brown y Chuck Berry"... Ufff, pedigrí de tronío intentado explicar su volcánica esencia.

Nikki Hill, una de las ultimas sensaciones del rock and roll y del R&B, una gran voz y no menor inteligencia (lean sus entrevistas) que cuenta con el acompañamiento brioso de un equipo donde figura su marido Matt Hill. En los admirables reportajes que hacen los de El Transistor, el habilidoso Deke Dickerson confesaba su admiración por esta pequeña mujer de enorme talla artística. Mientras se convierte en una superestrella que nunca podamos pagar, mejor para nosotros que la podemos seguir escuchando de cerca, ya por cuarta vez (Sala El Tren, hoy miércoles a las 21h) en Granada; eso sí, con tres asfixiantes llenos en sus visitas.

Nikki Hill, natural de Carolina del Norte pero instalada en New Orleans, ha crecido ante nuestros ojos; recién llegada, parecía ser una cantante de las de toda la vida por su clasicismo y ahora decir que es un huracán en escena es poco (¿qué es lo siguiente?). Hill recurre a las influencias vintage femeninas del rhytm and blues como Etta James y Ruth Brown... y a algo de cantantes míticos como Otis Redding y Solomon Burke, sin olvidar a Little Richard, de quien ha aprendido la fiereza desinhibida del rock and roll, y hay hasta quien ve en ella una actitud punk: "No sé si es tanto punk o si solamente es mi personalidad. Uso esa fuerza como una ventaja, no solo para gritar", comentaba al periódico Ideal nada más aparecer muy pizpireta por aquí, cuando lo más próximo a ese violento soul rock que teníamos eran los Bellrays de Lisa Kekaula.

Se autonombró como "una mezcla a medias entre The Staple Singers y AC/DC", cuando defendió aquí el poderoso disco que hizo junto al fallecido productor Nick Curran (por cierto que fuera también miembro de la banda de Kim Lenz, que estuvo por aquí la semana pasada). 'Feline Roots' es la grabación que pasea estos días por Europa, acudiendo a sus raíces felinas bien montadas sobre hormigonadas guitarras, apretando una fórmula propia que la eleva casi ya al estatus de diva.