JUAN JESÚS GARCÍA  |  Granada, 25/05/2018

Cualquier excusa es buena para que Fito Cabrales con sus Fitipaldis se eche a la carretera. Y más si no aparecen canciones, como él cuenta aquí. Y cumplir veinte años desde que tocaban por los bares es una buena. Aunque ahora ya lo hagan en polideportivos y plazas de toros, como en Granada, donde Fito y los suyos estarán hoy, 25 de mayo (22h) en el coso del Dr. Oloriz.

- ¿Qué hace un músico de rock a estas horas ya "atendiendo"?

- Un músico de rock de 51 años (carcajada), que yo con 20 no hacía entrevistas ni a las cinco de la tarde. Serán los remordimientos que no me dejan dormir.

- Recuerdo la primera entrevista del primer disco de Platero... Iban tan ingenua como obsesivamente a la contra... ¿en algún momento se imaginaban llenando estadios o hablando de música a las nueve de la mañana casi cuarenta años después?

- Ufff, nadie hace una banda y lo tiene tan claro. Nadie piensa, cuando tienes 16 años y tu primera guitarra, en plazos tan largos. Ni idea. Por vocación hubiera dicho que sí, pero a veces las cosas no son ni las soñadas. Yo jamás podría haber soñado mi actualidad, con una caja de veinte aniversario, con una gira llena... No, directamente no (risas).

- En aquel cedé con el que arrancaron los FItipaldis hace veinte años aparecía sentado en la barra de un bar tocando... Algo que ya no puede hacer, me temo... ¿Cómo lleva la celebridad?, porque Fito no pasa desapercibido.

- Somos unos cuantos, Loquillo, Alaska y yo que no podemos disimular (risas). Ese disco refleja lo que fui y lo que soy; unos músicos que tocábamos para casi nadie en los bares. Ahora podría hacerlo pero sin anunciar, hacer un txoko (club de amigos o socios, mayormente gastronómico). Que te conozca la gente tiene cosas muy buenas, y otras no tanto. Yo lo llevo bastante bien porque siempre he vivido en pueblos, y en Guernika soy un vecino más. Hay que estar agradecido por las cosas que te han pasado, somos gente querida por nuestras canciones y, si te han llevado a algún sitio bueno, parece que yo he tenido la culpa (risas), por eso jugamos con ventaja. Con todo lo que me ha dado la música no lo va a joder un invento como los selfies.

- Ayer me llegó precisamente el último CD de Inconscientes... ¿Habrá Platero alguna otra vez?

- Sinceramente creo que no. No tiene mucho sentido. Hace nada estuvimos tocando Iñaki y yo en Bilbao y fue muy emocionante, pero otra cosa es tener un proyecto conjunto. No le encuentro sentido a jugar a tener veinte años. Una reunión tipo retro para hacer una celebración de nostalgia creo que es una tontería. Los grupos se acaban pero no su música; a mí también me gustaría ver a la Creedence y ya no puedo (risas).

- Y hablando de veteranos, se nos fue Rosendo. ¿Estamos algo más huérfanos?

- Sí... pero Rosendo se retira hacia un lado. Estoy seguro de que va a volver a tocar. Es lo mismo que Miguel Ríos... es que no quieren estar todo el día en la carretera funcionando, es muy agotador que para tocar dos horas estés una semana de viaje... Pero Rosendo nos tiene que hacer más discos y canciones, seguro.

- El mundo cambia muy deprisa, fíjese que John Lennon y Black Sabbath venden coches, Dylan bancos, y las cajas de ahorros patrocinan festivales de rock. ¿Qué le parece?

- Uy, y Jimi Hendrix anunciando una colonia muy glamurosa... (risas). Es tan sencillo como que los que deciden en la publicidad tienen nuestra edad, y hacen sonar la música que les ha acompañado. Yo me imagino que es eso... ¡Si hace cuarenta años me dicen que Jimi Hendrix vende colonia hubiera flipado! También es cierto que hay que normalizar el rock, ya no es el demonio, las drogas y eso, que era muy encantador pero poco funcional. Antes dedicarte al rock era una tragedia familiar y ahora van los padres a ver lo conciertos de sus hijos; está bien que el rock se haya normalizado.

- ¿Y a usted qué le gustaría anunciar?

- A mí, nada (carcajada). La única firma que me podría patrocinar sería Espidifrén, que gastamos cajas y cajas en gira. ¡Espidfrén presenta a Fito y Fitipaldis! Suena bien (carcajadas).

- ¿Qué es Carlos Raya para Fito Cabrales? ¿Es su Fito "siamés"?

- Es mi otra mitad, sí. Ha sido un giro en mi vida profesional y personal brutal. Llevamos ya unos años en los que no dejo de aprender con él. Carlos es increíble, más allá de cómo toca, es valorable cómo entiende la música, cómo me tranquiliza y me ayuda... Es el padrino de mi hija... Yo le debo muchísimo, en la música seguro, pero también en las crisis personales, en los momentos chungos que ha estado siempre a mi lado.

- Con el tiempo ha ido depurando piezas y ha llegado a una banda estable y de confianza, ¿prefiere el trabajo solo en casa o la tormenta colectiva de ideas?

- También, también. Lo de escribir canciones tiene un arranque, que suele ser en casa y solo, el primer punteo, la primera frase, el primer groove es mío. Luego se lo enseño a Carlos, y a partir de ahí toda la ayuda que pueda recibir, y más de cinco músicos tan maravillosos como tengo, pues hace crecer el proyecto.

- El saxo en fundamental en su sonido, también en el de Bob Seger, la E-Street Band o Burning y en tiempos rivalizaba en el rocanrol con la guitarra por ser solista. ¿Por qué lo ha introducido?

- Por eso, porque es parte de la historia de esta música. En los Fitipaldis siempre quise poner un saxo. Para mí, una melodía con un saxo es puro rockanroll. Yo amo a Little Richard y millones de bandas con saxo. Soy de una generación que adora los punteos de guitarras, pero no todo va a ser punteos desbocados. Me da mucho juego pensar en las melodías que va a hacer el saxo, porque descongestiona la canción y la abre para otros sitios, el horizonte se me hace más rockandroll. Además, los metales son muy expresivos porque se parecen a la voz humana, a expresión de aire.

- Aunque también le he visto por ahí con Diego Galaz, el violinista...

- A los Fetén Fetén los conozco hace tiempo, y cuando pensamos en una gira con invitados, quería que vinieran ellos. Musicalmente y personalmente son increíbles; pasan desapercibidos para el público porque se dedican al folk, pero entre los músicos son muy conocidos porque son de otro planeta, tienen un nivel estratosférico. Y en esta gira vendrán a varios conciertos.

- Van invitando a colegas a las actuaciones, ¿quiénes van a ser los llamados en Granada?

- Rosana; yo hice una versión de una canción suya brutal, y por coincidencia de fechas a ella le venía bien Granada.

- Usted arrancó de telonero de Extremoduro, ¿qué nos puede decir de su telonero de gira, Muchachito Bombo Infierno?

- Siempre que salimos de gira queremos que la banda que abre el concierto sea de gente que admiro. Imagínate con Lichis, aquello fue alucinante. La última fueron Zigarros, y yo admiro mucho a Jairo, y le quiero. Desde su primer disco he coincidido con él y hemos ido cogiendo confianza. Esa sonrisa que tiene tocando, su "auto de choque"... ¡Podríamos hacer una gira los dos solos! (risas). Jairo es un regalo porque es un tipo impagable.

- Me pongo en plan tocapelotas: ¿Una antología y una gira de cumpleaños son una forma de ganar tiempo para que aparezcan las musas?

- Totalmente (risas), es así. No tocaba hacer gira, tocaba hacer un disco.... y en ello estaba como siempre, con resultados nulos. De repente me llamaron diciendo que era el aniversario del primer disco, ahí quedó la cosa, en el aire. Lo retomamos a raíz de que Dro estaba preparando una caja antológica de aniversario, y me convencieron a partir del diseño y de incluir las colaboraciones que había hecho, casi cincuenta, tantas que ni me acordaba de ellas (risas). Y luego ya salió el tema de la gira, y nos liamos... ¡La excusa perfecta! (risas).

- Si hace falta más tiempo siempre se puede tirar de un doble en directo...

- No, no... Ya he gastado todos los trucos (carcajada).

- Y también una garantía de concierto de éxito. ¡Se toca todo lo que el público quiere oír!

- No es tan fácil, siempre faltan canciones; cuando yo voy a ver un concierto también me faltan. El público siempre tiene razón pero no se la puedes dar toda porque si no estaríamos tocando cinco horas (carcajada).