JUANMA CANTOS  |  Madrid, 24/03/2010

Anoche se presentaba en Madrid el primer trabajo en solitario de AMPARO SÁNCHEZ, 'Tucson-Habana', un álbum que, como se comprobó en el primero de los tres conciertos que Amparo ofrecerá en el bello y acogedor Teatro Lara, se mueve entre las influencias de la música fronteriza norteamericana -la que va de la ranchera o los mariachis mexicanos a las pinceladas folk y country de sus vecinos del norte- y el amplio catálogo de músicas cubanas, bebiendo de todas y sin quedarse estancada en ninguna de ellas.

Experta en las lides del directo, Amparo ha sabido rodearse de una exquisita banda, un sexteto multirracial, como su música, que la lleva en volandas durante todo el concierto. Ella pone la frescura, el descaro y remata las canciones con su personal voz, que manda y tercia al frente. El finísimo Jordi Mestres (contrabajo), Kaki Arkarazo (guitarra), Oscar Ferret (piano), el vivaz José A. Varona (trompeta), Cari Rosi Varona -ojo a esta chica- (chelo) y Carlos Falanga (batería) ponen el brillo -y la magia- y crean los ambientes propicios para transportarnos de la frontera mexicana al caribe isleño.

"Si buscan a la Amparo fiestera, no la encontrarán", afirmaba Amparo en una entrevista firmada por nuestro compañero Juan Jesús García y que tuvimos ocasión de publicar en BuscaMusica.es, y, efectivamente, por lo que se pudo escuchar en el concierto, la jiennense de nacimiento y granadina de adopción parece que ha abandonado definitivamente la vena "bailonga" -entendida en el sentido del espectáculo concebido para el baile- del ska y la rumba para centrarse en una propuesta mucho más intimista y sosegada, que también da paso al baile, por qué no, cuando camina entre el tumbao del son y la guaracha. Amparo, eso sí, continúa con sus mismas inquietudes de siempre, materializadas en letras comprometidas que hablan sobre la igualdad, el medio ambiente, la pena, el miedo, la esperanza... Lo humano, en definitiva.

No son canciones "de ida y vuelta", sino para quedarse a contemplar, en el desierto de Arizona o en el Malecón habanero, que Amparo hace nacer del folclore y del mestizaje (de manera muy distinta a lo que planteaba en Amparanoia, ya sin atisbos de rock por ningún lado) para darles vida en el escenario. Y qué vida. Intensa pero con el punto de sosiego que requiere su nuevo planteamiento, Amparo fue desgranando las canciones de su disco. Las referencias a Chiapas en 'Corazón de La Realidad', la quietud de 'Hoy' y 'Mujeres sin miedo' o la vitalidad de 'Hoja en blanco', luciéndose en la única compañía de chelo y piano en la versión de 'La gata bajo la lluvia' y poniendo a bailar al público con 'Apagón en La Habana', con la que se despidió.