JUAN JESÚS GARCÍA  |  Granada, 07/04/2018

Recién remodelados, CROCHÉ también saca ahora su primer largo, realizado por la formación antigua, y que van a estrenar ya con la nueva. En el centro de ambas está Juan Garzón, voz, guitarra y autor de los temas. De casta le viene al galgo la velocidad, y él, de familia de músicos, Juan Trova, debuta también ahora en disco tras patearse todo el circuito de concursos (y siguen, la semana pasada estaban en el Emergentes). Lo hacen público en el Boogaclub de Granada hoy, 7 de abril (23h) y con la entrada regalan el cedé. Bienvenidos al 'Autorretrato Críptico del Rock Existencial'.

- Perdón. ¿Y eso del "rock existencial" qué es?

- El concepto nace por la necesidad de definir lo que hacemos lo mejor posible. Es muy frecuente que quien nos escucha, pregunte a qué género o subgénero nos acogemos. Analizando nuestras canciones, nos dimos cuenta de que, a nivel literario, no había un arquetipo dentro del rock al que nos acercáramos. Pero sí advertimos una relación directa entre las temáticas que tratábamos en las mismas y las que trató la filosofía existencialista. Y la verdad es que a pesar de todos los "rocks" que hay donde elegir (art-rock, pop-rock, indie-rock, etc.), no terminábamos de encontrar ninguno con el que nos identificáramos totalmente. Por ello, aunando temática y estilo, decidimos que lo más clarificador y sincero era presentar nuestra música como "rock existencial”.

- El LP llega como premio de un concurso, ¿creen en ellos?

- En este momento lo cierto es que nos han dado la vida. Con las dificultades que tenemos que enfrentar los grupos emergentes para conseguir asomar la cabeza un poco, ganar un festival que te permita grabar un disco, parece una de las pocas vías que tenemos para conseguir algo de visibilidad de cara a la meta que seguimos todos, que es vivir de esto. Según nuestra experiencia, son bastante positivos.

- Cumplen con todos los estándares "de género"... 50 por ciento, e incluso ha llegado al 80 por ciento...

- Cuando creamos la banda, nuestra intención era romper con el estereotipo clásico de banda de rock, que plantea las formaciones como grupos compuestos solo por hombres, o solo por mujeres. O en el caso de haber grupos mixtos, lo normal es que una mujer sea la cantante o solista, y el resto de músicos, hombres. Nosotros quisimos darle la vuelta a eso en todos los aspectos. Por un lado, reivindicar que el mundo del rock, histórica y generalmente relacionado al género masculino, debe incluir a las mujeres. Y por otro, plantear un esquema de tres intérpretes femeninas y un cantante masculino.

- Y de chicas muy guerreras: en directo la guitarra solista tiene un ataque hasta muy agresivo...

- Es muy curioso porque tanto Rocío (guitarra) como Ana (bajo) tienen formación de guitarra clásica, pero su adaptación al rock, y todo lo que han aportado de su universo clásico, ha sido bestial y muy positivo para la banda. Tanto su forma de tocar como de estar en escena, bebe de esas dos fuentes, lo que ofrece una mezcla muy interesante. Y de Laura (batería), qué decir... lleva el rock en las venas.

- ¡Cómo se le ocurre hacer un grupo que no sea indie!... ¡Que use más notas que pedales! Ufff...

- (Carcajada) La verdad es que hoy en día es un atrevimiento. Todo lo que se mueve en circuitos, festivales, discográficas, etc., en gran mayoría es indie. Y en el caso de que sea un poco mas rockero, siguen llamándolo indie-rock (risas). Pero si echo la vista atrás, veo que en los años sesenta triunfaba el beat, en los setenta surge el glam, y en los noventa el grunge, de la misma manera que hoy está el indie. Y todos ellos sin dejar de ser rock desde otro punto de vista. Es una cuestión de modas, que pasan, pero el rock como tal siempre permanece y es el barco en el que quiero estar. No cambiaría mi forma de crear por tener más éxito comercial, nunca. Podríamos decir que estamos en la resistencia (risas).

- Y además yéndose más allá del "tú y yo", "yo y tú", o "el día en que tú y yo seamos, o dejamos, de ser nosotros..."

- Ese es un tema, que no solo me parece importante, sino que me parece básico. Estoy muy harto de escuchar de cientos de autores, canciones exactamente iguales con la misma temática de siempre. Canciones, además, que no aportan nada nuevo, que lo que cuentan se ha contado mil veces antes y carece de interés. Yo busco arte que haga pensar, que plantee preguntas, que huya de lo banal. Si no es así, no me interesa. Mucha gente me achaca que es difícil entender mis letras, precisamente por eso, porque requieren darle al coco, y para mí es un elogio. Creo que deberíamos haber superado hace tiempo el "Love love me do". Incluso The Beatles lo hicieron.

- Se lo pregunté a los hijos de Ruibal, Luis Pastor y al de Rosendo... ¿Estaba usted "condenado"?

- A dedicarme al arte, prácticamente nací con la sentencia bajo el brazo (risas). Sí es cierto que he investigado y profundizado en otras ramas, especialmente la interpretación. Cuando era un niño mi objetivo era ser actor y he estado dedicado a ello varios años. Pero obviamente, ver toda la vida a mi padre subirse a los escenarios, ir de gira, componer, etc., ha hecho que de alguna manera sintiera la música como algo mío, más que cualquier otra cosa, y ahora es una necesidad. Además mi padre también me descubrió el rock. Le debo todo lo que soy y lo que llegue a ser. ¡Bendita condena!

- Poesía y rock (más allá de Lapido y no tantos más), ¿casan bien?

- No solo casan, sino que, para mí, no deben ir por separado en ningún caso. Como decía John Lennon, una canción debe sostenerse por la letra, independientemente de su música. Y hay grandes poetas en el mundo del rock, como Bowie, Dylan, o el propio Lennon por decir unos pocos. Creo que es necesaria esta unión de ambas artes para que las canciones resultantes tengan verdadera calidad. Si no es así, caemos en el "tú y yo", "yo y tú" del que hablábamos antes. El camino fácil no es el camino.

- Se lo digo porque en realidad son ustedes un grupo de canción de autor-rock...

- Un buen amigo dice que un rockero es un cantautor que toca bien la guitarra (carcajada). Mas allá de la broma, es cierto que siempre he visto mucha relación entre el rock y la canción de autor. Creo que se pueden hacer canción de autor en clave rock y viceversa sin que chirríe, y no solo eso, sino complementándose perfectamente. Por supuesto, tengo una influencia enorme y directa del mundo de la canción de autor, y eso se refleja en mis canciones. Por eso quizás, al estar en ambos mundos tan profundamente, veo los paralelismos con tanta claridad. Para mí, no hay rock sin canción de autor, y no hay canción de autor sin rock.

- Resultan muy setentones en apariencia. ¿Les gusta el sonido de esos años o la convicción y la "autenticidad"?

- Considero los setenta el momento en el que el rock estuvo en su clímax, en todos los aspectos. Musical, ideológico, estético, etc. La explosión de maestros como David Bowie, Led Zeppelin o Supertramp fue una revolución que sigue vigente hoy día, y que a nosotros no solo nos ha salpicado, sino que nos ha inundado. De todas maneras, no creo que haya que anclarse en el pasado. Por supuesto que bebemos de los setenta, muchísimo, pero nuestra época es esta, con su sonido característico y su propio contexto, y hay que defenderla para que dentro de unos años, a lo mejor, se hable de ella como ahora hablamos de los setenta.

- En directo me imagino que la cosa arrecia, ¿no?

- Al mezclar éramos conscientes de que nos estábamos saliendo de la línea que se suele seguir, pero seguirla, quitando presencia a la voz, suponía quitarle también importancia a las letras de las canciones, que es lo que hemos querido primar. Además nos parecía interesante el hecho de que Fernando Romero, que está más metido en el mundo del Jazz y el New Age, nos hiciera la mezcla alejándose precisamente de esos parámetros clásicos del rock. No es un disco típico, pero eso nos gusta (risas). Aun así, sí, el directo siempre es otra historia.