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Artista poliédrica (diversos géneros musicales, cine, teatro...) y guiada siempre por la emoción en su música, Sílvia Pérez Cruz llega mañana domingo al Palacio de Congresos de Granada para ofrecer su 'Vestida de nit' (Universal Music, 2017). Es entrevistada por Juan Jesús García.
A la mítica cantante cubana Elena Burke la llamaron en su momento "Señora sentimiento". Y no hay mejor aproximación calificativa para la actriz y cantante SÍLVIA PÉREZ CRUZ, que vuelca la vida en todo lo que hace, sea cine -con dos Goyas y una candidatura más-, los discos que publica -que nunca son dos iguales-, o esta entrevista. Su último trabajo, que estrena en el Palacio de Congresos de Granada este domingo (20h) es 'Vestida de nit', donde sorprende cantando delante de un grupo de cuerda clásica.
- Cada cierto tiempo SPC ofrece un nuevo perfil. ¿Cuántas veces le han dicho que usted una artista poliédrica... y total?
- Va cambiando la forma, pero la esencia es la misma: ser sincera y honesta con el momento que vivo, cómo lo siento y cómo lo comparto. Usando las palabras o colores que conozco. No usas todos tus recursos todo el rato, sino los que necesitas. Nunca me lo habían dicho de esta manera que me encanta pero sí de otras maneras. Al principio en Barcelona hace 15 años sí que algunos periodistas me decían que me tenía que centrar, a lo que yo les respondía que estaba muy centrada, estaba en la música y estaba aprendiendo de los estilos y de los músicos que me cruzaba (vamos, como ahora). Y recuerdo que en el 2009 me premiaron precisamente por mi versatilidad. Cuando decía que estaba centrada, me refería a que hay muchos oficios que me encantan y decido sumergirme en el de músico, con su propio infinito sin dejar de conectarlo con el arte en general y la vida. Finalmente digo que canto canciones y emociones, no pienso en estilo. Y con relación a las otras artes me pasa como con los estilos, me encanta ver qué comparten con el resto (que suele ser lo más importante: la búsqueda del peso, la verdad, el ritmo, el equilibrio, el discurso, el silencio, la pausa...) y lo que es especial de cada estilo musical o disciplina artística, el lenguaje propio de cada gremio. Mezclarme con otras disciplinas artísticas como por ejemplo ahora la danza, me conecta con mi fragilidad y algo muy sincero de cuando era pequeña, del no saber, del no controlar pero sí sentir. Uy, perdona, me he "enrollao" muchísimo.
- Decía una vieja crítica que para cantar como Billie Holiday había que sufrir como Billie Holiday, ¿es una exageración?
- Yo no quiero pensar eso, aunque es fácil pensarlo, creo que es peligrosa la relación dolor o sufrimiento con el arte verdadero. Yo lo pienso de otra manera. Para cantar como Billie Holiday tienes que ser Billie Holiday (no solo sufrir, también reír, mirar, soñar...) Y eso quiere decir que uno tiene que buscar su voz propia (en todo), y eso siempre es único y especial. Por supuesto que el sufrimiento te hace cantar distinto, también las alegrías. Con el sufrir hay un peso concreto, de no importarte nada, de no juicio, de presente, supongo... esos creo que son valores importantes en el arte. Pero está bien conseguirlos sin sufrir, conectar con el estar. De hecho mi cantante preferida de ahora, es una chica que vive en la calle en Barcelona, podría tener 5 o 90 años, y canta desde los pies al cielo y aunque es pequeñita, su voz es ancha como su consciencia de la vida y la muerte. Creo que lo que conmueve tiene más que ver con el fondo que con la forma. Con la honestidad de lo que se es y se siente. Como me emociona Billie, me la creo tanto...
- Se lo pregunto porque precisamente usted ha hecho de la emotividad más turbadora su señal de identidad...
- Desde pequeña he cantado más bien canciones tristes, conocí el humor en el canto cuando hice amigos en Cádiz a los 18, antes sólo lo conocía como instrumentista (tenía un profesor genial de saxo, Manel Mañogil, que me decía: "no te olvides que la música es para pasárselo bien"). Pero bien es cierto que aunque tengo muchas ganas de un día hacer un disco con otras emociones y también es cierto que en mi vida y en las presentaciones de los conciertos el humor es totalmente básico para sobrevivir... A pesar de esto reconozco que con las canciones que más alto vuelo son profundas y remueven (a mí la primera), como por ejemplo me pasó con 'Pequeño vals vienés'... Son canciones que te permiten llegar a muchas capas emocionales y viajar de lo más profundo de la tierra a las estrellas... pero eso engancha mucho y lo bueno es que no sufres. Es decir, cantas a las penas para curarlas, para ser feliz. Y así lo siento. Cuando canto (no siempre) me encuentro, me acuerdo de cómo soy, de mis valores y las cosas importantes y me siento en paz, en mi sitio, feliz.
- Se atreve con todo musicalmente, ¿también vitalmente?
- Me invito a atreverme con lo que siento de verdad, no por deporte o vicio o por ser un culo inquieto. Intento no tener miedo. Con la música es más fácil, de hecho es imparable, lo siento y me sale. En la vida es más difícil, hay más miedos y tengo que recordármelo pero, si verdaderamente es real, me animo. A nivel musical soy consciente de mis limitaciones, pero no tengo puertas cerradas a nada, solo a la mentira. Pero si te refieres a estilos, no me da miedo, pero solo puedo hacer las cosas si me las creo y conecto con ellas. Como con las personas. Siempre me digo que hay que ser valiente para cambiar cuando hace falta o para no hacerlo si no es necesario. No hacerte el moderno o no hacer algo por miedo.
- Tenemos a una gran cantante... ¿perdimos a una gran saxofonista?
- Gracias por el piropo. Yo siempre me defino como un músico al que le gusta mucho cantar. Pero es verdad que estudié saxo de los siete a los 21 o así... Y lo abandoné cuando ya empecé a tener muchos grupos en los que cantaba. Me encanta tocar instrumentos, me lleva a otro sitio, pero no sé por qué me pongo a tocar antes el piano, la guitarra... incluso ahora tengo ganas de aprender contrabajo y trompeta... y el saxo, pobre, ni lo abro. Le tengo un respeto o un trauma ahí guardado.
- Y en ese atreverse con todo, lo hace con todos los estilos. ¿En esencia todos son los mismos?
- Para mí sí. Al final en cada estilo se dice yeah, u olé... cuando algo está conectado, sea porque camina bien, porque sale una emoción sincera, porque hay una verdad... pero creo que sí, que en el fondo sí. También hay mentira o se puede buscar o provocar ese ole... pero lo que quiero decir es que todos vamos a buscar lo mismo en esencia aunque se pierda por el camino... A mí me encanta buscar esas conexiones entre todo lo artístico y también relacionarlo con la vida.
- Porque cantan a lo mismo en cualquier latitud e idioma: el amor, el desamor, el paso del tiempo, las ausencias, la muerte... ¿Llegar a esa emocionalidad común los hace abordables?
- Será que es lo que más le preocupa al ser humano: amor (en todas sus formas)/vida y desamor/muerte. No lo sé, pero lo que sí que he visto es que la música no es un lenguaje universal, sino la emoción. Y puedes estar cantando en cualquier idioma y que no te entiendan las palabras pero se emocionen contigo de todos modos.
- Canta en varios idiomas, ¿cada uno tiene un latido y unas necesidades interpretativas distintas?
- Sí, para mí sí. Ya sabéis que en Catalunya hablamos catalán y castellano desde pequeños (con nuestro acento tan gracioso). También tengo estrecho vínculo con Galicia, Portugal y Brasil, o sea que estas son las tres lenguas con las que me siento más cómoda cantando y cuando compongo, depende del carácter que necesite esa melodía, lo hago en uno u otro. Cada uno tiene su musicalidad. Y a veces me pasa con idiomas que tampoco controlo tanto, por ejemplo, hago una canción y veo que suena en inglés total... pues venga, lo intentamos. Mira, yo al principio cantaba en castellano, el catalán me costaba, y fue después de cantar en brasileiro, con el que descubrí otra manera de enlazar las palabras, lo que me ayudó a cantar de una manera nueva el catalán, mi lengua materna. Es curioso.
- Como su padre soy un cautivo de la belleza ondulante de las habaneras, usted las ha cantado en ocasiones y ahora le sirven para titular un disco. ¿Qué tienen que conmueven tanto?
- Suelen ser melodías bonitas, estructuras familiares, compás 2/4, letras melancólicas que añoran un paisaje y normalmente a una mujer, son dulces y llenas de mar. Lo que pasa es que no estamos acostumbrados a escuchar sus melodías sino que forman parte más de un ritual de verano, con una postal de fondo. A mí personalmente lo que me emocionaba era el escuchar a mi padre Càstor con Fonsu, en la taberna La Bella Lola de Calella, que las cantaban con los ojos llorosos rodeados de las mesas de madera. Aunque durante mi infancia escuché consciente e inconscientemente muchas, solo he cantado tres en mi vida (excepto un día que hice un concierto entero con mi padre). Pero a veces me descubro cantando unas cuantas en secreto al oído de algún amigo.
- Este disco es de "versiones" (también "autoversiones", familiares etc.)... pero versión, no como copia, ¿más bien como una apropiación personal?
- En este disco hay versiones y canciones propias. Es un disco que principalmente investiga la sonoridad del quinteto de cuerda e intenta romper los tópicos, hay improvisación, se toca de memoria, se han explorado los fuertísimos y los pianísimos... La filosofía es disfrutar, respetarse y no tener miedo al error, buscar e intentar que un quinteto sea tan libre en reacción como la guitarra de mi padre al acompañarme. Pero tienes razón, yo reivindico (a veces) la interpretación como creación. Hay que hacerte tuya la canción para poderla cantar, no hablo de posesión, al contrario, sino entender cómo la sientes y cómo quieres compartirla y a veces puede ser muy distinta a la original, ya que no somos Billie Holiday... ¿cómo la cantaría yo?
- En el caso de la revisión de lo ya cantado, ¿le pasa como a Dylan, que no soporta hacer dos veces igual la misma canción?...
- Sí, tiendo a cambiar mucho, hay cosas que se repiten pero por eso siempre intento que haya espacio para la improvisación, para mí es sano y me mantiene atenta, y creo que funciona con la relación con los otros músicos. Por eso alucino y me interesa cómo hacen los del teatro cada noche... A veces me obligo a cambiar menos. Y a veces me dejo suelta. Intento hacer una vuelta más literal para que brille el compositor y luego dejo que me embriague y esas mismas notas que escribió me saquen a bailar y me sorprendan con notas nuevas.
- ¿Cómo se le ocurrió lo de "darse toda la cuerda"?
- Un día hice un concierto para los brigadistas de la guerra civil que quedaban vivos, justamente acompañada por un cuarteto de cuerda y un acordeón (ahí conocí 'Gallo rojo' de Chicho Sánchez Ferlosio). Pero en realidad es hace cuatro años cuando surgió este proyecto, fue porque el auditorio de Madrid me propuso participar en un ciclo nuevo que tenían y conecté con diez años atrás, cuando en el Esmuc (donde cursé la carrera de canto jazz), escuché un arreglo para cuarteto de mi amigo músico y poeta gaditano Javier Galiana De la Rosa que me encantó, y recordé que en ese momento pensé "algún día quiero hacer algo solo con cuerdas". Por supuesto uno de los arreglistas del disco es De la Rosa, de "cadi cadi". Finalmente añadimos el contrabajo porque sin Miquel Àngel Cordero (un contrabajista con el que ya tocaba) eso no tenía sentido ni tierra. Miquel junto a Joan Antoni Pich (chelista y también arreglista de algunas canciones del disco, y que también tocaba ya conmigo) decidieron los otros tres músicos... Inimaginable sin ellos. Ha sido un regalazo musical y humanamente este proyecto, de verdad te lo digo.
- Aquí en Granada la conocimos con Las Migas, pero no hemos podido escucharla con otros proyectos. ¿Cuando cambia de registro y compañía es para siempre? ¿Podremos escucharla alguna vez, por ejemplo, cantado filin con ese mago de las cuatro cuerdas que es Colina?
- No siempre, solo es para siempre cuando ha habido sufrimiento. El resto de veces, que son la mayoría, te vas reencontrado, dependiendo de las agendas de cada uno. Por ejemplo, con mi queridísimo y admirado Javier Colina tocaremos toda la vida, es como estar en casa, no hay posesión ni ego, ni mentira, ni ambición ni prisa. Es amor, música y cerrar los ojos.
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Prometemos no ponernos pesados... ;)
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