JUAN JESÚS GARCÍA  |  Granada, 12/03/2018

El casi tercer disco de DOBLAS, con Ángel Doblas al frente, está reivindicando la presencia de su nombre a lo largo de más de treinta años en la música granadina. Gráfica vital guadianesca que en algún momento ha ocultado la verdad: que ha estado siempre en la cresta de las diversas olas que han barrido esta ciudad, sombreando su actividad. '¿Hay alguien ahí?' ha puesto por fin el foco sobre él, y con suerte le perseguirá por los escenarios como un cañón de luz.

La puesta de largo de este disco en la sala Aliatar fue cuidadosamente preparada y obtuvo el refrendo del público, que llenó el espacio. Muchos de los presentes eran también músicos, que ya es difícil contar aquí con el apoyo gremial, pero Doblas goza del respeto y la atención de sus iguales.

Incrustado en una banda con gran variedad de colores, Ángel no deja de ser un artesano de la música, como de la cerámica vidriada, pero esta es otra historia. Él mismo preparó el vistosísimo acompañamiento visual, mayormente con imágenes prestadas por los artistas que decoraron el muro berlinés, como ese Trabant tan emblemático atravesando la pared. Y Doblas consiguió también atravesar la cuarta, con una lanza térmica de tres guitarras en formación: la suya la más crujiente, y dos con querencias por la hiper digitación acerada, y la elegancia evocadora de un Gilmour la otra. Tres voces distintas (con Paco Troya y Paco Troya) para un portavoz que inocula dramatismo a lo que, más que cantar, empuja enfáticamente disparando palabras con compromiso y arrebato. Fran Salas es una bomba cardiaca de graves, mientras que atrás, en este caso la zaga, como en el fútbol (¡el lenguaje universal!) son esos "mediapuntavolantecarrilero" o como se llamen los que sostienen todo el juego, en este caso son Manolo Castillo y Miguel Ruiz, elementos imprescindibles por sus dibujos y cambios de timbre que enriquecen la paleta de colores del conjunto: vibráfono, acordeón... En mitad del concierto descomprimieron con un set acústico que permitió resaltar el célebre estribillo de Goytisolo que ha readaptado Doblas como en su momento Gloria Fuertes.

Tocada casi al completo su nueva referencia, salpimentada de items anteriores, henchidos de volumen y la potencia del directo, y con los vúmetros en el rojo intenso, Doblas aporta varias piezas a la selección de "lo mejor de" la ciudad. Canciones como 'El hijo rojo' (por su intensidad interior); 'Golem' (por su urgencia), 'Bicicletas azules y elefantes en Berlín' (por su punto "Sydcodélico"); 'No hay tiempo' (por su desgarro y sus riffs & roll), y la monumental 'Isla de los olvidados' son algunas.

Escribir en un buscador los términos "rock", al lado de "Berlín" y "Muro" concluye en varias entradas: los Floyd, que ya han aparecido por aquí, y también Bowie, que estaba faltando y llegó al final. "Podemos ser héroes"... incluso cuatro décadas nada más.