MARTIN PAGE  |  Madrid, 01/03/2018

El debut en solitario como guionista y directora de Greta Gerwig, esa musa neo-indie y actriz encantadora y desgarbada que hemos disfrutado en películas de Noah Baumbach y videoclips en directo de Arcade Fire, no sólo es una excelente ópera prima sino que directamente se convierte en una de las mejores películas del año. Boom. Así de fácil y a la primera.

Y es que 'LADY BIRD' se revela como una producción modesta y sencilla, ágil y fresca, retro y moderna, que cuenta algo que ya nos han contado muchas veces, pero de manera distinta, con una inusual atención al detalle y una contagiosa alegría vital que rebosa por todos los lados del film.

La historia es simple. Asistimos a la crónica del último año de instituto de Christine, una chica que se hace llamar Lady Bird, que tiene muchas ganas de cuestionar y descubrir todo lo que se le ponga por delante y que necesita huir desesperadamente de Sacramento, su aburrida ciudad natal, en busca de incentivos más vitales y artísticas.

Que algo aparentemente tan sencillo se convierta en algo tan vivo y disfrutable es debido en gran parte al encanto endiablado de una Saoirse Ronan que borda con gran naturalidad a una protagonista inquieta, sensible y salvaje, perfectamente rodeada por una excelente galería de personajes secundarios que redondean este tableau vivant de tintes autobiográficos de su directora.

Por el camino nos encontramos con todo aquello que una buena y divertida película teen debe tener, pero sorprendentemente también asistimos a un retrato central osado y valiente de una difícil relación madre-hija, que por su naturalismo e intensidad quizá se convierte en el contrapunto perfecto (y quizá también) en lo mejor de la película, mientras que la banda sonora del siempre exquisitamente pop Jon Brion complementa perfectamente el lado tierno de esta historia.

Da la impresión de que Greta Gerwig representa el lógico y natural relevo de Sofia Coppola: el de una voz femenina con personalidad artística y una excelente sensibilidad para lo cotidiano y lo emocional que promete deparar muchas alegrías cinematográficas en el futuro.