VALLE  |  Madrid, 18/02/2018

En 1976, Graceland, la famosa mansión de Elvis Presley, sufrió dos curiosos asaltos. En abril un joven fan llegó a llamar al timbre. Quería enseñarle al Rey del rock and roll una canción que acababa de componer, pero el joven Bruce Springsteen no consiguió su objetivo. "The Boss" acababa de sacar su segundo álbum, 'Born to run', en el que en la portada se puede distinguir una gran chapa del club de fans de Elvis en la correa de su guitarra.

Ya entrado el otoño, fue su mayor competencia a convertirse en Rey del rock el que solicitaba audiencia con Elvis Presley. "Tengo que hablar con el Rey" gritaba Jerry Lee Lewis en la puerta de Graceland. Tampoco él consiguió su objetivo a pesar de que aquella fue la única ocasión en la que "The Killer", el intérprete quema-pianos de 'Great balls of fire', llamó "Rey" a un Elvis que moriría unos meses más tarde.

Curiosísimo es también el asalto que se produce los jueves en el Teatro Alfil, donde todo el público es el gran rehén de tres sujetos que entran disparando en medio de la ridícula actuación shakesperiana de Martín Gervasoni que, además de ser el director de la obra, interpreta a un mediocre actor argentino. Esos "disparos" se transforman en "disparates" que van sucediéndose ininterrumpidamente al mismo tiempo que esas pequeñas carcasas de bala lo hacen en grandes carcajadas de sala. Estas transformaciones son posibles gracias a la perfecta interpretación de los cinco actores que muestran un gran oficio en la comedia. Además de Martín Gervasoni, este elenco se complementa con un gran Leo Rivera, el ambicioso líder de la banda. Raúl Cano, el nervioso e hipocondríaco asaltante. Diego Molero, el maravilloso tonto de la banda y Ramón Merlo como el ridículo policía municipal que intenta salvarnos.

Eskorzo han sido los encargados de poner la música de esta desternillante comedia y sin duda ese es otro de los aspectos destacables de una obra que te hará reír al mismo tiempo que reflexionar sobre una sociedad sucumbida por las redes sociales.

En definitiva, una comedia de absurdos que, sin grandes ornamentaciones ni complicaciones, será un buen plan para pasarlo bien.

Tanto Bruce Springsteen como Jerry Lee Lewis fracasaron en sus asaltos y no pudieron cumplir sus objetivos. Desgraciadamente nos perdimos cómo hubiera cantado Elvis la canción de "The Boss" y una interesantísima conversación de los dos grandes astros del Rock and Roll: "El Rey" y "The Killer".

Por el contrario, aunque no contaré el final, el asalto de 'Bang Bang! Y somos historia' es un éxito porque cumple con el objetivo por el que fue pensado y creado: la risa.