RICARDO RUIZ VARO  |  Huesca, 19/12/2017

No sería arriesgado decir que el de SIDONIE es hoy por hoy uno de los mejores directos del panorama español. No les hace falta grandes elementos decorativos, ni efectos especiales, ni pantallas de led. Con ellos basta. El sábado lo volvieron a demostrar en el Teatro Olimpia de la capital oscense. Acostumbrados a tocar en salas o grandes recintos al aire libre, hacerlo en un lugar tan especial y elegante como lo es el Teatro Olimpia suponía un reto para Marc y los suyos. Ellos lo sabían y se prepararon para la ocasión: Marc, en traje azul marino y corbata a juego con unas llamativas botas rojas, dejaba su característica americana del mismo color en el armario, porque quizá sabía que para tocar en un teatro hay que estar elegante. Y el bolo elegante, lo que se dice elegante, no lo fue demasiado, porque un concierto de Sidonie nunca podrá serlo (y qué bien).

"Los que estáis sentados, si no os apetece levantaros, no lo hagáis", decía el vocalista al público. Quizá no me he sentido más extraño en un concierto como en este: nunca me imaginé que empezaría un bolo de Sidonie sentado en una butaca. Pero sí, lo hice, aunque mi culo duró en el asiento lo mismo que nos duró la primera cerveza que nos dio Jesús Senra desde el escenario. Y es que las latas de cerveza entre el grupo y el público no dejaron de viajar entre el escenario y el patio de butacas durante todo el show. El ambiente familiar que se respiró durante todo el concierto hizo que la experiencia fuera insuperable, uno de esos conciertos que se quedarán en la memoria por los siglos de los siglos.

Pero vayamos por partes. Antes de Sidonie, fueron Sergio Vinadé y Sebas Puente, de TACHENKO, los encargados de dar comienzo al fiestón que se formó en el Teatro Olimpia. Lo hicieron con un pequeño concierto en acústico, presentando ante sus paisanos aragoneses el último álbum de la banda: 'Misterios de la música ligera', compuesto y grabado esta vez solo por Sergio y Sebas, los dos guitarras y voces del grupo maño. Una actuación relajada y melódica, con teclado y guitarra acústica. Algunos de los temas que nos regalaron fueron 'Huracán' o 'Nuestra especialidad', un temazo compuesto por Sebas. Además, también se atrevieron con 'Lourdes', una canción de El Niño Gusano, el grupo anterior de Sergio Vinadé.

Aún sentados y tras el relajado bolo de Tachenko, Sidonie salió a escena al ritmo de las panderetas que marcan el inicio de 'Os queremos', un temazo que hizo que, a los 20 segundos de comenzar, la mitad del público se dispusiera delante del escenario para poder bailar con los barceloneses. Tras 'Nuestro baile del viernes', Marc saludó a los que estábamos apenas a un metro de él y a los que prefirieron quedarse sentados (caso susceptible de análisis por Iker Jiménez en 'Cuarto Milenio': cómo pudieron aguantar todo un concierto de Sidonie sentados en una butaca. Inexplicable). Nos esperaba un repertorio que recorrería temazos tan míticos como 'Costa Azul' o 'Sierra y Canadá', y canciones del último LP como la que da nombre al disco y al nuevo apodo de la banda: 'El Peor Grupo del Mundo'. 'Fascinado', 'Siglo XX', 'Yo soy la crema' y 'Atragantarnos' precedieron al cutrekaraoke de 'No sé dibujar un perro', canción que todo el teatro cantó gracias a los folios con la letra que mostraba Víctor Masa, el Bob Dylan mexicano. Hay que decir que, en ese momento, entre el público, un joven aprovechó para pedir matrimonio a su novia. Cuando Marc se enteró, no dudó en dedicarles 'En mi garganta'.

También hubo tiempo para emocionarnos: sin duda, uno de los momentazos del concierto fue la sorpresa que tenían preparada junto a Sergio Vinadé, de Tachenko. A dos voces y como recuerdo para Supersubmarina, Marc Ros y Sergio cantaron 'LN Granada', provocando alguna que otra lágrima entre el público. Aprovecho para desear que podamos ver a los baezanos pronto en algún escenario.

'Por ti' y 'Los coches aún no vuelan' pusieron un inicio más relajado a la recta final, que fue una fiesta continua. El primer paseo de Marc por el patio de butacas fue con 'Fundido a negro' (selfie con nosotros incluido). Aprovechó para bailar e interactuar con el público, que en todo momento se sintió parte de la propia banda. Se atrevieron incluso con una de las canciones de cuando cantaban en inglés: 'Feelin' down '01'. 'En el bosque' y el último gran éxito del grupo, 'Carreteras Infinitas', daban "por terminado" el espectáculo, aunque aún había tiempo para las tres finales de cierre habituales.

De nuevo, subido a hombros de un compañero de staff, Marc entonó aquello de "Hoy será un día de mierda..." paseándose entre el público del Teatro Olimpia. 'El Incendio' y 'Estáis Aquí' daban por concluido el CONCIERTAZO (sí, en mayúsculas) que Sidonie se marcó el sábado en Huesca. Tenía mis dudas sobre cómo sería un bolo de un grupo tan bailable como Sidonie en un teatro, pero sin duda la experiencia fue maravillosa. El hecho de que interactúen tanto con el público y le hagan sentir parte del espectáculo provoca que, como he dicho al principio, el de los catalanes haya sido uno de los mejores directos de la temporada. Una pena que la gira esté llegando a su fin: el día 30 de este mes en el WiZink Center de Madrid, 'El Peor Grupo del Mundo' dirá adiós. Lo vamos a echar mucho de menos.

La fiesta no terminó ahí. La noche continuó en la afterparty de El Veintiuno, con Pau Ribas, de La Habitación Roja, como DJ.

Que viva la música en directo (en teatros también). Larga vida a Sidonie y a El Veintiuno.